Violencia en las comunidades educativas
Señor director:
La creciente violencia escolar en los últimos años evidencia la insuficiencia de las medidas de regulación y prevención actuales, lo que subraya la necesidad urgente de reformar las normativas para abordar este problema de manera efectiva. La dinámica dentro de las salas de clases refleja el estado de la sociedad chilena, caracterizada por inseguridad, agresividad y desregulación emocional. Esta situación exige estrategias integrales que aborden tanto el ámbito educativo como el contexto social en su conjunto.
El caso de la agresión a una docente en un colegio de Ñuble por parte de un estudiante con TEA pone en evidencia la falta de estrategias efectivas tanto en los establecimientos educativos como en el entorno familiar para prevenir y gestionar estos episodios que evidencian un clima escolar fracturado. Si bien el diagnóstico de necesidades especiales es un factor que considerar, no exime ni al estudiante ni a su familia de responsabilidad. Esto resalta la necesidad de protocolos claros y un enfoque de apoyo integral que garantice un entorno seguro para toda la comunidad educativa.
Es alarmante que la docente se encuentre hospitalizada en estado grave, una situación que pudo haberse evitado mediante la implementación de medidas internas efectivas para gestionar conductas disruptivas. La violencia en el aula no solo compromete la seguridad del estudiantado, sino que también afecta gravemente al profesorado. Garantizar la salud física y psicológica de toda la comunidad educativa es una responsabilidad ineludible del empleador y del sistema educativo en su conjunto, lo que hace urgente la implementación de reglamentaciones claras y efectivas.
Francisca Beroíza,
Dra. en Educación,
Investigadora Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES).