Filtración en EEUU
Señor Director:
La reciente filtración conocida en EEUU, donde un grupo de altos representantes del gobierno de Donald Trump –entre ellos el Secretario de Estado, la Directora de Inteligencia Nacional y el Jefe Asesor de Seguridad– discuten cándidamente en la plataforma de mensajería Signal los planes operativos sobre objetivos en Yemen, permite una mirada transparente e históricamente inusual a la raíz misma del poder político.
Hay al menos dos cosas que llaman la atención en un análisis general y una lección que cabe tomar en cuenta. Primero, la discusión en este chat permite saber la opinión real que los miembros de la administración Trump tienen sobre sus aliados europeos y la confirmación de que el distanciamiento de la alianza transatlántica va más allá de un puro cálculo estratégico, sino que descansa en creencias de alto contenido afectivo.
Segundo, la inferencia razonable que toda una serie de procedimientos sensibles se estén llevando a cabo a través de canales informales, sin vigilancia o supervisión. Esto no priva que se estén realizando ajustes a posteriori, pero manifiesta un modo de proceder alarmante.
Tercero, como lección, que el uso de estas herramientas exige cuidado y responsabilidad. Esto no sólo en base a los efectos perjudiciales que pueden recaer sobre los tomadores de decisión (como lo muestra, en el caso de nuestro país, la filtración de las conversaciones de la diputada Cariola y la ex alcaldesa Hassler); ni tampoco en torno a la potencial liviandad en asuntos de Estado (como en su momento ocurrió con las filtraciones protagonizadas por la ex ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola), sino como señal de un modo de desenvolverse que alimenta la sensación de dualidad entre el carácter público y aquel que se agazapa bajo las expectativas de privacidad.
Guido Larson Bosco
Facultad de Gobierno
Universidad del Desarrollo