Golpe necesario, dictadura inevitable. El peligro del relato de la candidata Matthei
Señor director:
Recientemente, Evelyn Matthei, actual candidata presidencial, declaró que “el golpe de Estado era necesario” y que “era inevitable que hubiesen muertos”. Estas afirmaciones no solo relativizan la violencia de la dictadura, sino que perpetúan la peligrosa ficción de que el golpe puede separarse de lo que vino después: años de represión, tortura y muerte.
Tal como señala Juan Rodríguez en su columna publicada en CIPER (Un golpe fundacional, 30/06/2023), “no se lo puede separar de lo que vino después”. El golpe rompió la legalidad democrática e instauró un nuevo orden fundado en la violencia. Rodríguez sostiene que “no hay razones para el golpe, al menos no razones democráticas”, y que este “rompe la continuidad social y política”, inaugurando un régimen donde ya no hay dos bandos, sino víctimas y victimarios.
Lo que resulta más alarmante es que, en pleno 2025, los principales rostros presidenciales de la derecha —incluida la propia Matthei— validan aún esa narrativa o la trivializan. El riesgo es evidente: si se sigue naturalizando el autoritarismo como salida ante una crisis, se debilita la cultura democrática y se siembra desconfianza en las nuevas generaciones.
Pero además, esa crisis no fue espontánea ni meramente interna. Fue en gran medida promovida desde el exterior. Como muestran los documentos desclasificados por Estados Unidos, el 15 de septiembre de 1970, Richard Nixon instruyó a la CIA a impedir que Salvador Allende asumiera la presidencia o, de ser necesario, derrocarlo. “Hacer que la economía grite”, escribió el director de la CIA tras esa reunión en la Casa Blanca. Esta intervención deliberada en la economía chilena —que incluyó financiamiento a medios y grupos opositores— fue el punto de partida del quiebre democrático (CIPER, Documentos desclasificados de EE.UU. registraron la génesis de la instrucción de Nixon para derrocar a Allende, 2020).
Reconocer este entramado no es ideología, es una exigencia ética. Y frente a candidaturas que insisten en justificar el golpe, debemos reafirmar con más fuerza que sin verdad, memoria y responsabilidad, no hay democracia duradera.
Hans Peschke Castillo / Profesor de Filosofía, Universidad Alberto Hurtado