A fines del 2017, solo 4 empresas controladas por Angelini acumulan más de $1,7 billones de pesos en inversiones provenientes de los fondos que administran las AFP. En el caso del grupo Luksic, 9 compañías acumulan inversiones por más de $4,8 billones de pesos. Luego tenemos al Grupo Matte, el cual recibe inversiones por $3,6 billones para 9 de sus empresas. Hasta para Ponce Lerou alcanza, pues en 3 de sus firmas se invierten más de $71 mil millones de pesos.
A diciembre de 2017, las 6 AFP que operan en Chile y que conforman la industria privada de ahorro obligatorio, habían amasado más de $952 millones de pesos por día. Para que se haga una idea, en menos de un mes alcanzaron a reunir todo lo que, hasta ahora, se sabe que defraudó Carabineros al fisco durante varios años, más de $26 mil millones.
La estrategia comunicacional de las AFP ha sido exitosa en justificar la legitimidad de dichos ingresos, los cuales provienen mayoritariamente de las comisiones que obligatoriamente deben pagar las personas afiliadas al sistema para que sus ahorros sean invertidos. Otra de las más importantes fuentes de ingreso de las AFP es el encaje, mecanismo que corresponde a una inversión realizada por cada administradora con dinero de su patrimonio, bajo la misma modalidad en que invierten los fondos de quienes cotizan.
La tarea de administrar los ahorros deja importantes ganancias para las AFP. Los ahorros se pueden invertir en Chile o en el extranjero. Actualmente el 56% del fondo de pensiones se invierte en territorio nacional, esto corresponde a US$122.976 millones. Las inversiones nacionales se diversifican entre instrumentos financieros con distintas características, como las acciones.
Las acciones son lo que José Piñera llamaba “un pedacito de las grandes empresas” que sería apropiado por quienes cotizasen en el sistema de AFP. Bajo la premisa de Piñera, las familias Luksic, Angelini, Matte y hasta el clan Piñera, tienen en común algo más que ser parte del ranking de los ricos más ricos del mundo; para todas esas familias, las AFP han sido importantes inversores, puesto que, como dicen las propias administradoras de fondos de pensiones, las inversiones “hacen crecer el dinero de los trabajadores”, en este caso, cuando los accionistas son grupos altamente concentrados, sus beneficios crecen con mucha más fuerza que los de la masa de trabajadores.
[cita tipo=»destaque»]Según los datos de Equifax, en 2017 el grupo etario donde más aumentó la deuda fue en los mayores de 60 años, alcanzando montos de deuda promedio por sobre $1.500.000. El problema que ha acarreado el modelo de AFP y su enquistamiento en el sistema financiero es transversal a la sociedad, pues los grupos económicos que, en parte, se sostienen con las inversiones del ahorro obligatorio, son los mismos que han sido detectados más de una vez incurriendo en conductas que afectan a toda la sociedad, ya sea a nivel de sus empresas, reprimiendo sindicatos o vulnerando derechos, o a nivel del consumo familiar, coludiéndose con los precios, o a nivel político, comprando parlamentarios. ¿Es ese el modelo que se quiere sostener?[/cita]
Al asumir su segundo mandato, el otro Piñera, Sebastián, realizó un fideicomiso ciego, lo que para efectos concretos permite a inversores de su confianza hacerse cargo, durante un tiempo definido, de administrar sus activos. Es ciego porque Piñera, supuestamente, no debería saber dónde se invierten estos capitales. Antes del fideicomiso, Piñera dejó ver que tenía inversiones en empresas de los grupos Luksic y Angelini, así como en otras entidades.
A fines del 2017, solo 4 empresas controladas por Angelini acumulan más de $1,7 billones de pesos en inversiones provenientes de los fondos que administran las AFP. En el caso del grupo Luksic, 9 compañías acumulan inversiones por más de $4,8 billones de pesos. Luego tenemos al Grupo Matte, el cual recibe inversiones por $3,6 billones para 9 de sus empresas. Hasta para Ponce Lerou alcanza, pues en 3 de sus firmas se invierten más de $71 mil millones de pesos.
Al mirarlas por sí solas, las inversiones señaladas poco explican los resultados de las bajísimas pensiones que pagan las AFP, pero nos permiten entender por qué se dice que las AFP son tan “importantes” para el “modelo chileno”. En los hechos, el dinero de quienes cotizan podría ser utilizado para pagar pensiones suficientes a quienes han jubilado, y mejorar las pensiones actuales, dejando una parte de excedente para invertir en transformar la matriz productiva, cosa que puede resultar poco atractiva para el empresariado extractivista, criollo y extranjero.
Según los datos de Equifax, en 2017 el grupo etario donde más aumentó la deuda fue en los mayores de 60 años, alcanzando montos de deuda promedio por sobre $1.500.000. El problema que ha acarreado el modelo de AFP y su enquistamiento en el sistema financiero es transversal a la sociedad, pues los grupos económicos que, en parte, se sostienen con las inversiones del ahorro obligatorio, son los mismos que han sido detectados más de una vez incurriendo en conductas que afectan a toda la sociedad, ya sea a nivel de sus empresas, reprimiendo sindicatos o vulnerando derechos, o a nivel del consumo familiar, coludiéndose con los precios, o a nivel político, comprando parlamentarios. ¿Es ese el modelo que se quiere sostener?
Financiar los grandes grupos económicos que son proveedores de deuda, expoliadores de derechos sociales y reaccionaros respecto a transformaciones estructurales, es un círculo vicioso y perjudicial. A la vez que el sistema precariza a quienes jubilan y a sus hogares, el mismo sistema financia a los grandes grupos económicos, que, al igual que las AFP, amasan fortunas a manos llenas.