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Piñera a lo Bolsonaro: con todo contra los secundarios Opinión

Piñera a lo Bolsonaro: con todo contra los secundarios

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Jaime Retamal
Por : Jaime Retamal Facultad de Humanidades de la Usach
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Piñera, al enviar un proyecto de ley con suma urgencia para expulsar a estos jóvenes del sistema de escuelas públicas, lo que hace es tratar de retomar la agenda con un tema que aparenta ser fácil y de trámite exprés en el Congreso. Pero, la verdad sea dicha, se trata de todo un complejo y espinudo asunto sociológico y político. El desafío de entender a estos jóvenes secundarios es uno de marca mayor, así como el saber pedagógico y educativo que exigen.  


Piñera como Bolsonaro… y sin complejos. Lo apuesta todo a lo que está hoy de moda en Brasil.

Ante la baja en las encuestas, nuestro Mandatario se ve en la necesidad de bailar también samba y se atreve a jugar (otra vez, a ver si ahora sí le resulta) la carta de la mano dura.

Ya lo hizo con el “comando Jungla”, ya lo hizo con Carabineros. No le resultó.

Vamos a ver si ahora, tal como el candidato presidencial brasilero (ese que promete acción directa contra todo lo que siquiera aparezca ante sus ojos como anormal), le resulta. Vamos a ver si le funciona para la Cadem de la próxima semana el guiño a nuestros queridos y vilipendiados “fachos pobres”, ese ciudadano que votó por él y que quiere dinero fácil y a un comisario –ojalá– en el portón de su casa. Ese ciudadano que –según define Carlos Peña– está dispuesto a sacrificar su libertad por más seguridad, todo sea por la modernización capitalista.

¿Qué pasó?

Pasó que el Presidente Sebastián Piñera acaba de anunciar las penas del infierno contra los secundarios rebeldes, inútiles, subversivos y violentistas de los liceos de Santiago. Así los ha llamado desde siempre la derecha que está más a la derecha que la derecha misma. Así los nombra, así los comprende. Y así los reprende también. Se entiende, ¿no? ¡Mano dura señores! ¡Mano dura contra los violentistas!

El lenguaje setentero-ochentero intoxica la verdad.

Como si la democracia fuese un póquer, nuestro Presidente sabe perfectamente que tiene en su mano la carta de la violencia legítima –la violencia del Estado–y hoy por hoy está dispuesto incluso a jugarla. Ante la opinión pública dobla las apuestas del control, la seguridad y la administración del miedo, pero lo hace contra un adversario –digámoslo así– liviano y ambiguo a la vez: los secundarios anarquistas.

Piñera, al enviar un proyecto de ley con suma urgencia para expulsar a estos jóvenes del sistema de escuelas públicas, lo que hace es tratar de retomar la agenda con un tema que aparenta ser fácil y de trámite exprés en el Congreso. Pero, la verdad sea dicha, se trata de todo un complejo y espinudo asunto sociológico y político. El desafío de entender a estos jóvenes secundarios es uno de marca mayor, así como el saber pedagógico y educativo que exigen.  

Pero no. El efecto Jair Bolsonaro se tomó la agenda nacional pos-Fiestas Patrias. Su declamación política agresiva hace eco en nuestro país. ¿Será que, como se viene Halloween, La Moneda se pone a tono? Qué se yo.

Lo cierto es que las encuestas no le dan tregua a Sebastián Piñera. Semana a semana sigue aumentando la desaprobación a su gestión. Sus ministros no dan el ancho. La opinión pública no le ha dejado pasar ni las promesas incumplidas de crecimiento económico, ni menos, que en medio de esa sensación de falta de circulante, exploten en la prensa sus viejas operaciones financieras –al límite de lo legal– para hacerse de una pasada millonaria a través de LAN.

¿Qué hacer?, se pregunta el Presidente.

El ministro del Interior y su mejor amiga en el gabinete, la ministra de Educación, le soplan al oído la respuesta: los violentistas secundarios… Y Piñera, ni corto ni perezoso, responde como se debe: a lo Bolsonaro.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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