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Fragatas antiaéreas para la Armada Opinión

Fragatas antiaéreas para la Armada

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El Proyecto de Ley de Presupuesto para el año 2020, en trámite en el  Congreso Nacional, incluye fondos para el inicio del Proyecto “Puente IV” de la Armada de Chile, referido a la compra de dos fragatas usadas clase Adelaide, que la Armada Australiana recientemente ha dado de baja y que reemplazarían dos fragatas antiaéreas tipo L que cumplieron su ciclo de vida según indicó la Armada.

Al respecto, es preciso señalar que los buques que se pretende adquirir, viejos y obsoletos, son una versión antiaérea de las fragatas estadounidenses tipo Perry, con una tripulación de más de 200 personas y propulsadas por turbinas a gas, de gran consumo de combustible y reducida autonomía relativa, en los que se gastaría alrededor de MMUS$200.-

Este podría llegar a duplicarse si incluye sus misiles de defensa aérea de zona Standard SM-2, de area Evolved Sea Sparrow y del sistema de defensa de punto Phalanx, una diversidad de sistemas logísticos, que se agregarían a los Sea Ceptor de alcance medio que ya se están incorporando a nuestras Fragatas tipo 23 y que a no dudarlo nos permitirían no solo mantener sino  incrementar una tremenda capacidad antiaérea.

Sin embargo, esta compra sobredimensiona nuestra capacidad aérea ya que la Fuerza Aérea de Chile, con sus 42 Cazas F16, asegura al país una superioridad aérea total en el escenario regional. A su vez, los portaaviones norteamericanos, brindarían una cobertura completa en caso de integrar misiones de escudero en operaciones conjuntas en ultramar (de tono muy imperial), tales como nuestro incomprensible y políticamente riesgoso despliegue en la zona Indo-Pacífico como parte del “Western Pacific Carrier Strike Group”, y que también trae financiamiento en el Presupuesto 2020.

 

En este contexto, y dados los acontecimientos de la semana pasada, que obligan a buscar recursos nuevos en el presupuesto ya enviado al Congreso, parece razonable que la Armada reevalúe su propuesta, considerando otras alternativas, como la que surge de la reciente decisión de la Royal Navy de seleccionar el modelo multipropósito Arrowhead 140 para su futura Fragata tipo 31e, que equipada y a un costo unitario de alrededor de MMUS$400.- llega a la mitad de lo que además pretende gastar la Armada para construir buques en la próxima década. Costos según lo estimado por el estudio de la Universidad Católica conocido en el Mes del Mar, en mayo recién pasado.

Tal compra nos entregaría plataformas polivalentes de gran capacidad y potencial futuro, reducido costo de ciclo de vida, baja tripulación y eficiencia energética por sus motores Diesel para  proteger nuestro inmenso territorio marítimo. Podrían ser fabricadas en Talcahuano una vez completado el Rompehielos en construcción y ser financiadas  en parte con  ahorros producidos por la baja temprana de las Fragatas L y la no adquisición de los buques australianos mencionados al principio, obsoletos e innecesarios y caros de operar, además de contaminantes, llevándonos así efectivamente a una Armada más moderna y del siglo XXI, que realmente motive a las nuevas generaciones de marinos.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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