Hoy el tema no es si tendremos o no una recesión mundial, sino de qué características será esta recesión, si breve o un poco más extensa, se dice que es probable que sea menos severa que la gran recesión del 2008, pero la verdad es incierta, muchos sectores se verán fuertemente afectados, el turismo, las compañías áreas, el comercio mundial se frenará y con él, una cadena de sectores. Por otra parte, tenemos una situación fiscal mucho más estrecha que en la recesión de 2008, Europa y América Latina enfrentan una situación muy compleja que puede cambiar la forma de relacionarse.
El detonante fue el Coronavirus, pero la gravedad de la situación actual se ha engendrado durante varios años, los países de nuestra región han tenido importantes explosiones sociales y dificultad para contener el déficit fiscal, así el endeudamiento público deja poco margen de maniobra a varios países de la región, la situación de Venezuela y Argentina es crítica. Por otra parte, la caída del precio de las materias primas ha provocado fuertes depreciaciones de las monedas, con ello aumenta la presión inflacionaria por la vía de los bienes transables dejando poco margen a la Política Monetaria. En este contexto es probable que América Latina y Europa tengan efectos más duraderos, probablemente EE. UU y Canadá podrán salir más rápido, de igual forma China está mostrando mayor resiliencia para enfrentar situaciones complejas y presenta una situación fiscal mucho más favorable, con ello también se verá beneficiada ASIA para recuperarse más rápido. La situación de nuestro país es intermedia, un Banco Central autónomo y muy técnico que aún tiene varias herramientas que podría utilizar y una situación fiscal que presenta niveles de deuda menores en promedio que los que presenta la Región, pero con tremendos desafíos para abordar demandas urgentes que logren mitigar la presión social y mejorar fuertemente la efectividad para combatir la delincuencia y el narcotráfico que por momento parece descontrolado. Es importante priorizar el gasto público para apoyar sobre todo a los más desposeídos, optimizar y reasignar recursos presupuestarios. Se puede mejorar fuertemente la ejecución del gasto público.
Durante esta semana, hemos visto intervenciones importantes en materia monetaria que intentan poner calma a los mercados, pero no han logrado detener la caída del precio de los activos: acciones, materias primas, monedas, productos y es probable que se traspase al mercado inmobiliario. El precio del cobre evidencia una fuerte presión bajista durante el mes de marzo con una caída superior al 23% durante el mes, llegando a cotizarse el día de hoy (jueves 19 de marzo) por debajo de los 2 dólares la libra, generando una fuertes presión sobre los ingresos fiscales y el tipo de cambio, nivel no visto desde noviembre de 2016. Existe la esperanza de que los precios se recuperen en el segundo trimestre de 2020 en medio de las expectativas de un estímulo de China, donde los nuevos casos de virus han caído drásticamente, contrarrestando el impacto económico de la enfermedad. Por su parte, el precio del petróleo también ha caído fuertemente mostrando una caída cercana al 60% durante el mes. Existen varios países de América Latina que son productores y exportadores de petróleo entre ellos se encuentra: Argentina, Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, México que afectará sus monedas y las finanzas públicas de dichos países. Para Chile y Perú que son países mineros la caída del precio del petróleo y en un porcentaje mayor que la caída del cobre permite compensar la caída de ingresos dado que son importadores netos y gran parte de los costos del sector minero provienen del gasto en energía, además el aumento del tipo de cambio compensa la caída de ingresos con menores costos laborales expresados en moneda extranjera.
Con este panorama a la vista, durante los próximos meses observaremos incrementos importantes del desempleo y probablemente ajuste en los salarios. Un tipo de cambio más alto y una fuerte presión sobre el estado para paliar la compleja situación. Antes de anticipar medidas exigidas por diversos sectores empresariales, se debe compensar o paliar situaciones que puedan afectar a las personas.
También es importante destacar que algunas medidas que se puedan pedir como por ejemplo el control de precios sobre productos de primera necesidad, solo indicen problemas mayores, menor producción y por tanto más escasez, además de la irrupción del mercado negro que afecta con mayor fuerza a los más desposeídos que es justamente a los que se pretende ayudar con dichas medidas, así las cosas, es mejor aplicar ayudas económicas a la demanda e inducir estímulos a la oferta. El estado puede actuar como un gran comprador (incluso importando desde otros países) para proveer los productos de primera necesidad a la población más vulnerable.