
Habilitar nuevas fuentes de agua: el camino más sustentable para enfrentar la sequía
A pocos días de que empiece oficialmente el invierno en Chile, la lluvia parece ser un viejo recuerdo del pasado. Llevamos 12 años de sequía y la situación no da señales de mejora ni razones para pensar que el futuro será mejor en cuanto a disponibilidad de agua.
El 17 de junio se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, una fecha que obliga a detenernos a pensar qué estamos haciendo para sobrellevar esta condición tan adversa para el desarrollo y hoy, una complicación más para el combate del Covid-19. El último informe pluviométrico de la DGA da cuenta del dramático descenso del agua disponible en el país, dada la persistente disminución de las precipitaciones y de los caudales de los ríos en las principales cuencas. El mismo informe muestra que las precipitaciones registran un déficit de -100% en Copiapó, -98% en Valparaíso y -93% en Santiago. Y como golpe adicional, este estudio arroja que los embalses destinados al abastecimiento de agua potable también se encuentran en una condición delicada, con un déficit que alcanza al -52%.
Las crisis es profunda y, por ello, las soluciones deben venir desde distintos ámbitos y desde todos los actores. Es importante generar conciencia en la población acerca del uso responsable del recurso, pero también es urgente habilitar las condiciones para la proliferación de nuevas fuentes de agua. Es necesario avanzar a mayor velocidad en la incorporación de nuevas tecnologías que permitan implementar soluciones concretas hoy. ¿Qué estamos esperando?
Tenemos que ser capaces de administrar mejor el recurso cuando esté disponible y, al mismo tiempo, buscar nuevas fuentes, como el reúso y la desalación de agua de mar, cuando no hay suficiente disponibilidad. El océano es la fuente de agua más sustentable que existe, después de la reutilización del recurso, ya que permite obtener agua sin afectar otras fuentes naturales, ni trasladar agua por grandes distancias.
La desalación de agua de mar a pequeña escala permite solucionar el problema de abastecimiento de agua en forma rápida, segura y con costos mucho menores que las medidas de emergencia habituales, como los camiones aljibe. Esta tecnología puede implementarse en diferentes tamaños, desde pequeños equipos de desalación para abastecer comunidades de menos de 100 habitantes, hasta grandes plantas para abastecer ciudades completas.
Somos un país con mucha costa, podemos y debemos empezar por instalar plantas pequeñas y medianas, para solucionar el grave problema que enfrentan hoy miles de familias en el país. Podemos dar solución a comunas en situación crítica que, cumpliendo con condiciones de cercanía al mar, puedan ver un cambio de rumbo radical en la calidad de vida de las personas, en la mantención de medidas básicas de higiene para enfrentar una pandemia y en potenciar sus actividades económicas.
Hay pequeñas plantas desaladoras que abastecen a comunidades completas en distintos lugares del país y que funcionan 100% con energía solar. Esos buenos ejemplos nos recuerdan que en Chile tenemos la tecnología y tenemos el mar. Avancemos en las soluciones que necesitan hoy las comunidades. Hay chilenos que ya no pueden esperar.
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