Publicidad
La polis, la política y las distancias II Opinión

La polis, la política y las distancias II

Publicidad
Alberto Texido, Julio Covarrubia y Pablo Sarricolea
Por : Alberto Texido, Julio Covarrubia y Pablo Sarricolea Consejeros del DataLab Open Beauchef FAU de la Universidad de Chile Twitter: @datalabU
Ver Más


Este sábado recién pasado, el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) de la Universidad de Chile, junto a Entel y coinvestigadores de nuestro DataLab Ciudad y Territorio, actualizaron su mapa de Movilidad COVID-Analytics de la Región Metropolitana, sumando información de la Región de Valparaíso. Con ello se amplía la cobertura de datos por zona censal. Dicha información permite nuevos análisis de las cuarentenas preventivas sectorizadas –no obligatorias– y la movilidad de habitantes durante las primeras semanas de confinamiento en la macrozona central.

El mapa interactivo ha ampliado el período de visualización desde marzo a mayo de 2020 y podrá sumar próximamente los efectos de la cuarentena recientemente implementada en Valparaíso, permitiendo una medición cuantitativa de lo que conocemos ya como una constatación: “Que el cumplimiento de la cuarentena está asociado a las diferencias socioeconómicas de los hogares, al acceso a la salud, el teletrabajo y condiciones ambientales».

En general, se puede apreciar la similitud de comportamiento ya detectado en Santiago, que expone que los estratos socioeconómicos bajos no han dejado de movilizarse por la ciudad y han encontrado nuevos puntos de atracción, confirmando los emplazamientos de ferias libres y mercadillos complementarios al debilitado o ya ausente comercio establecido. Vuelve a aparecer con urgencia, a lo largo de la Intercomuna porteña, la necesidad de dar solución habitacional, experiencia conocida como la relocalización con arraigo, que eleve los estándares urbanos en quebradas precariamente urbanizadas, considerando también la disponibilidad de El Almendral para iniciativas de inversión estatales adecuadas, bien emplazadas, proporcionadas e integradoras de la diversidad social, propias de una tendencia global hacia la ciudad sustentable y vivienda socialmente integrada.

Otra de las evidencias mostradas implica que el centro metropolitano del Gran Valparaíso hacia Viña del Mar y nuevos subcentros, demuestran la persistencia de una economía precaria y ya afectada por la crisis social, una informalidad repetida en la calidad de la vivienda, del comercio y de la bajísima ocupación de zonas consolidadas y subutilizadas.

Lo anterior es ejemplificado en el plan de Valparaíso, antes origen y centro principal de servicios, que ha mantenido una tendencia de deterioro y que, pese a poder ser contrarrestada, el vaciamiento no ha logrado diversificar su economía tras una monofunción portuaria y frente marítimo cerrado, oportunidades que se abren ante la readecuación del diseño de la futura ampliación portuaria hacia el sur, la apertura pública de Barón y el frente marítimo y la eventual llegada del tren rápido al sector Yolanda.

Respecto al plano de Viña del Mar, presenta permanencias más altas y menos salidas que el resto de la intercomuna, lo que se repite en Concón y Villa Alemana, siendo en la periferia de Playa Ancha y cerros porteños donde se registran más salidas. En el caso de Curauma y Concón, también se evidencia la disminucion de salidas, lo que se relaciona directamente con condiciones socioeconómicas altas.

Un tercer ámbito de análisis constata movimientos hacia la segunda vivienda, detectando los vaciamientos y llenados del sistema de conurbaciones de la zona central, demostrado en su crecimiento e interdependencia, pero, también, en el movimiento expansivo de contagios, conflictos sociales en carreteras y la desconsideración de los potenciales portadores.

En una mirada más amplia, la movilidad en el litoral central que abarca a las comunas de Algarrobo, El Quisco, El Tabo, Cartagena y San Antonio, se muestra una cuarentena preventiva más tardía, reflejada en la evolución del parámetro salidas, que fue disminuyendo en las comunas de Algarrobo y El Quisco, pero que se han mantenido desde El Tabo a San Antonio. Las menores salidas de esta zona se concentran en la comuna Santo Domingo. En el litoral norte de la región se repite este patrón en Zapallar.

Distinto comportamiento han tenido las ciudades satélites de la zona central, como Los Andes y San Felipe, que muestran altas tasas de permanencia, situación que se puede atribuir a la baja en la actividad del Gran Santiago, lo que repercute en la movilidad de estas aglomeraciones. Excepcionalmente, aumentaron las salidas y entradas en sectores vulnerables de San Felipe.

Como hemos dicho antes, la desigualdad  que se ha hecho más visible sigue exigiendo ajustes redistributivos, como la comprensión sistémica de ciudades y, con ello, acciones necesariamente intersectoriales que implican coordinación, decisión y miradas amplias sobre la administración representativa de las áreas metropolitanas.

Finalmente, volver a validar el fomento de miradas interdisciplinares, que surgen desde la universidad hacia el Estado, que con evidencia empírica intentan dar respuesta a los problemas complejos de nuestra realidad urbana y territorial.

La información y el visualizador están disponibles en el sitio https://covidanalytics.isci.cl/movilidad/

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias