Era en una vieja y mojada casona en calle Lastarria, en 1965,y arriba de una maciza mesa bailaban Jorge Tapia Valdés y Marcos Alvarez García, ambos trataban de igualar el baile sirtaki de la película de moda Zorba el Griego. Los dos serían después destacados ministros y embajadores en los Gobiernos de Allende y Aylwin respectivamente .Ese día se celebraba un año más del Clan Los Aguilas, ahí conocí a Jorge Tapia quién me animaba tratando de tocar la canción griega, de Giorgio Provias , en una desabrida acordeón. Era una visita de los viejos aguiluchos del Clan¨, y allí estaban también Anselmo Sule y Ricardo Lagos, y entre los más jóvenes Ricardo Stuardo, Pedro Valdivia, Aldo Sigñorelli, Jaime Mellado y otros.
Volví a ver a Jorge Tapia en diversas reuniones del Partido Radical durante el exilio. El era un buen coordinador en Europa, junto a Anibal Palma, Benjamín Tepliski y Carlos Parra. Jorge siempre andaba con libros bajo el brazo justificando sus estudios para el doctorado en la Universidad de Roterdam, época en que era Director del Instituto para el Nuevo Chile. En esa ciudad nos vimos varias veces, y en una ocasión ,cuando era Embajador en Holanda, fuimos a comprar a la feria de anticuarios . Jorge me recomendó una vieja y hermosa lámpara, de vidrios de colores, que todavía conservo y uso en Santiago. Es un lindo recuerdo del amigo que me guío y dio luces, a varios de nosotros, durante varios años.
Su tamaño pequeño lo agrandaban en cada discusión, ya que sus argumentos sólidos
y bien fundamentados, su agudeza intelectual y picardía, le daban el prestigio que tuvo siempre en los diversos cargos que ocupó en Chile y en el exterior. Como brillante abogado, académico, diplomático, y político, siempre tuvo contradictores, especialmente como impulsor de la Escuela Nacional Unificada, ENU, muy resistida por la Iglesia Católica y los partidos de oposición , en el Gobierno de la Unidad Popular. Lo mismo sucedió siendo Intendente de Tarapacá ,quién tuvo divergencias con las autoridades, y muy enojado, renunció a los diez meses de ejercer el cargo en el año 2000.
Mi amigo Jorge fue siempre un gran admirador y adulador de la belleza femenina, su querida esposa Gloria lo entendía, sus amigos lo alabábamos, especialmente su elegante y graciosa forma de ser creído y mostrar sus aciertos en la vida. Lo hizo en Iquique, época en que dirigía la Universidad de esa capital, y allí estábamos disfrutando de sus aventuras, Marcos Alvarez , Carlos González Márquez, nuestro abogado y mejor relator de fútbol del país, de esos años, y el suscrito.
Fuera de los distinguidos cargos que ejerció en el país y en el exterior, mi amigo era gran admirador de los colores, especialmente de las flores, y se dedicó entre los años 1996 y 97 a cultivar orquídeas, trayendo las papas de Holanda, junto a un tío de mi esposa , a orillas de Las Palmas de Ocoa, en el parque nacional La Campana.
Jorge Tapia, quería sobre manera a sus hijos, los que vivían en España . Creo que esa fue una de las grandes razones que lo llevaron a vivir cerca de ellos, igualmente estaba un poco decepcionado de los pensamientos y acciones que desempeñaba la agrupación de partidos de gobierno. En Madrid y Barcelona, lugar en que vivió sus últimos años, también se destacó y brilló como académico, abogado y mejor amigo, hasta hace algunos días, país en que dejó de existir a sus 85 años.
En una entrevista realizada a Jorge Tapia, en 2015, sobre la Asamblea Constituyente señala que ¨si se quiere perder la batalla reformista y no se plantea emplear métodos de acción directa, el plan mejor es intentar , fuera de las reglas del juego, constituir de hecho una Asamblea Constituyente¨…
Navega por lugares que no conocemos, Jorge Antonio Tapia, deja un país y amigos que siempre lo quisieron, respetando sus posiciones en la vida política y social. Sus familiares, hermanos y amigos lo abrazamos con el cariño de siempre.