El 1 de junio ingresó un proyecto de reforma a la Constitución para que los súper ricos pusieran el 2,5% de sus fortunas en la caja fiscal. Aunque está en marcha, no se ha movido desde esa fecha, pues salió primero el del 10%, que había ingresado el 20 de abril, pero que durmió hasta el 2 de julio. Es decir, primero se pusieron con la economía los trabajadores: los súper ricos pueden esperar.
El proyecto ingresado entrega los datos de las mayores fortunas en el país. Busca que aquellos que tienen más de 22 millones de dólares en sus billeteras aporten un tributo de 2,5% por una vez, y así ayudar a enfrentar los efectos de la pandemia en la economía. Si llega a ser aprobado, serán 6 mil millones de dólares.
Los súper ricos se dividen también en subgrupos. El siguiente dato que aporta el proyecto, con las citas del caso, demuestra que hay 10 personas que tienen en la caja de fondos el doble de lo que retirarán casi 11 millones de chilenos con su 10%. Este dato es elocuente: hay dinero, Chile no tiene que vivir lo que está viviendo.
En estos días escuchamos y leemos las advertencias que hacen los súper ricos si se les obliga a poner ese tributo. Dicen que se llevarán inversiones al extranjero. Si ello pasa, pues demostraría el grado de compromiso con Chile de las personas que cumplen sus amenazas. Demostraría que solo siguen el dinero.
Entre los 10 súper ricos, el proyecto de reforma constitucional incluye a Sebastián Piñera. Me gustaría saber qué piensa el Presidente de aportar el 2,5% de su fortuna. Pero más allá de este desafío, hasta podríamos preguntarnos qué impacto les provoca el 2,5% en sus fortunas. A una persona que tiene 22 millones de dólares (desde ahí hacia arriba se aplicaría el tributo), pues se le notaría algo, ya que pondría 550 mil dólares. Si esa misma persona pone su saldo después de impuestos, en cualquier fondo, en un año habrá recuperado su aporte. Es decir, no le pasa nada. Y si a esa persona súper rica no le afecta, a los que siguen hacia arriba, menos.
Pero la jugada, de acuerdo a los tiempos en que se ha tramitado una y otra reforma constitucional, me parece sospechosa. Los 11 millones de trabajadores que retirarían su 10% pondrían casi 13 mil millones de dólares en un año en el mercado deprimido. Los súper ricos, nada. Ellos sostienen que invierten en la economía, pero sabemos que lo hacen, en gran medida, con los dineros de los trabajadores vía AFP.
Hasta hoy las empresas agrupadas en la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) reunieron 60 millones de dólares para aportar en insumos médicos, un esfuerzo destacable, voluntario. Pero Chile no puede depender de la caridad, debe ponerse en marcha un país sólido, sustentable en el tiempo y donde no haya este tipo de cuestionamientos.
Por ahora hay que dar pasos que son razonables, como estas reformas, pero serán insuficientes para sostener el crecimiento por unos cinco años, que son la luz que requiere la economía para retomar niveles precrisis, y donde sentemos las bases de un sistema productivo que dé a cada uno lo suyo.