Al final de una clase de matemáticas en que la profe Gabi había anunciado que era muy probable que ella se jubilara a fin de año, Manuel le había pedido que explicara cómo funcionaba lo de las AFP y los fondos de pensiones. A Manuel, que iba en 6° básico, le interesaba esto del ahorro y los números.
Claro, le dijo la profe. “Salí del Pedagógico a los 23 años justo cuando nació mi hija. Y a los 25 años me puse a trabajar. Llevo trabajando casi 40 años en colegios públicos y particulares subvencionados. Siempre he cotizado mi 10% y mi sueldo promedio ha sido de $500.000 (al principio menos, ahora más). Las cotizaciones las deposité fundamentalmente en el Fondo C, que era el que existía al comienzo, y después lo he puesto en fondos de menos riesgo. La rentabilidad ha sido de un 5% y con eso pude juntar UF 2670 ($76 millones) y la pensión proyectada en retiros programados a 25 años (o sea, hasta los 90 años) es de más de $400.000. Pero mi mamá siempre me dijo que el 10% no era mucho, y que en el sistema antiguo les descontaban mucho más, así que decidí que iba a ahorrar además $10.000 todos los meses (o sea, un 2% más de mi sueldo), $60.000 en vez de $50.000, y eso me permitió juntar UF 500 más, llegando mis ahorros a 3200 UF y a una pensión estimada de más de $480.000. Es decir, casi mi salario promedio».
Esto no le calzaba mucho a Manuel, que había escuchado que los fondos de pensiones eran malos o no funcionaban. En eso, Manuel, de curioso, le preguntó a la maestra, que si el ahorro era tan importante por qué no toda la gente ahorraba más o por qué no ahorraba desde antes. “Quizás”, reflexionó la profe, “la gente no hace el cálculo de cuanto tendría ahorrado con una cantidad pequeña a través del tiempo o no sabe cómo hacerlo”. “Calculémoslo”, le dijo Manuel a la profe, “cuánto juntaría yo si comenzara ahora que tengo 12 años a ahorrar $10.000 mensuales, ¿cuanto tendría a los 65 años?».
«Mira, Manuel, a una tasa de 5% como la del Fondo C, eso te permitiría ahorrar unas UF 3100 con una jubilación proyectada de $470.000 (en pesos de hoy)».
«Con solo $10.000 al mes?», preguntó Manuel sorprendido. “Sí, con un billete de $10.000 al mes”, le respondió la profe.
“Y, profe, usted ahorraba como 60.000 al mes? Eso es como 2 UF al valor de hoy, ¿cierto?”. A lo que la profesora asintió. “Y si suponemos que todos los niños desde que nacen pudieran ahorrar la mitad, 1 UF al mes, cuánto juntarían más o menos cuando se fueran a jubilar”, preguntaba para que hicieran la simulación en la planilla. ”Mira, Manuel, juntarías aproximadamente 5.900 UF en esos 780 meses, y eso te daría una pensión estimada de $890.000 ”.
“Pero eso es mucho”, exclamó Manuel… «Más de lo que usted va a recibir. Todos debieran hacer eso. Bueno, todos los que puedan en realidad, porque no todos pueden ahorrar 1 UF al mes”. En eso exclamó, “¿y si el Gobierno ayudara a la gente con menos recursos de esta manera en vez de regalar otras cosas que a veces la gente ni quiere?”. Y siguió… “¿Qué tal si el Gobierno asegurara que todos los niños chilenos pudieran ahorrar 1 UF al mes por 18 años, hasta que salieran del colegio? A las personas con menos ingresos que les dieran 1 UF y a otras los apoyaran con 0,5 UF o algo así”. “Profe Gabi”, le dijo, “¿cuánto se juntaría si se hiciera eso, si el Estado aportara un ahorro de 1 UF por los 18 primeros años de su vida en ese fondo de pensiones para niños?”. La profe calculó usando 5% de rentabilidad del Fondo C y dijo: “Si hicieran eso, cada persona podría juntar unos 3.450 UF, a los 65 años, lo que generaría una pensión estimada de más de $520.000. De hecho eso habría sido súper bueno en mi caso, porque si hubiera existido algo así, cuando yo nací, hoy día además de mi jubilación de $480.000 podría estar agregando otros $520.000 a mi jubilación, o sea, tendría $1.000.000”, comentaba la profe Gabi.
Cuando se iba para su casa, estos cálculos que hicieron en la planilla, le seguían dando vueltas en la cabeza a Manuel. No entendía muy bien, que en todo lo que la gente hablaba, técnicos, políticos, expertos, no se hablara de estos números. Pensaba que el Fondo de Pensiones para Niños que habían visto con su profe Gabi era una potencial solución para esto de las pensiones, y ya pensaba hablar con su tío y abuelo para que le ayudaran con ello. Además, le dieron ganas de contar la historia y enviarla al diario.