Ante la decisión del Ejecutivo de desarrollar el plan “Paso a Paso” en un número significativo de comunas del país, surge la pregunta acerca de cuáles debieran ser las mejores medidas a aplicarse en los establecimientos de salud para responder de manera efectiva en este nuevo e incierto escenario, sobre todo en atención primaria, donde se debe priorizar el control de la transmisión comunitaria de la enfermedad COVID-19. Hasta el momento no ha existido claridad suficiente acerca de la implementación de los protocolos de atención desplegados en los establecimientos de salud.
Señalamos anteriormente la necesidad de tomar en cuenta una exitosa puesta en marcha de la estrategia de trazabilidad junto a otros indicadores de nivel regional, para tomar la decisión de iniciar el desconfinamiento, no obstante, la implementación de esta tarea ha detentado importantes demoras. Por ejemplo, ha habido un retraso significativo en la coordinación con las comunas, tanto en los convenios para la aplicación de dicho plan, como en el traspaso de recursos y funciones desde la Seremi de Salud, lo que ha sido cuestionado por parte de varios municipios.
Además, los problemas de implementación de la trazabilidad se expresan desigualmente en comunas con menos recursos, aumentando el riesgo de rebrote. Adicionalmente, esta situación se enfrenta al inicio de la fase de transición en las comunas de Santiago y Estación Central, ambas reconocidas por la alta movilidad de ciudadanos(as) que transitan y desarrollan actividades en ellas.
La probabilidad de aumento de casos es alta y, ante esto, los establecimientos de salud deben mantener su capacidad de atención y es clave que la atención primaria pueda reforzar la trazabilidad. Lamentablemente en los diversos centros de atención existe una disímil respuesta al inicio del desconfinamiento, donde algunas comunas han tomado la decisión de flexibilizar las medidas aconsejadas para la contención de la pandemia. Se ha detectado cierre de salas COVID, reorganización de las zonas de flujo de pacientes respiratorios y la eliminación de los turnos por equipos (estrategia que ha permitido tener personal de salud para el recambio en caso de contagios).
Si bien en el país se ha reducido el índice de contagios y fallecimientos, debemos comprender el comportamiento del virus desde una mirada regional, donde tanto hospitales y consultorios deben mantener las medidas sanitarias que han promovido el control del virus y la capacidad de atención oportuna. Por lo tanto, el llamado a las autoridades sanitarias y territoriales es establecer con claridad y de manera unitaria la mantención de los protocolos y gestión clínica de los establecimientos de atención, favoreciendo la posibilidad de respuesta ante un aumento de casos de contagios por COVID-19 y, sobre todo, para ampliar la capacidad de TTA (Testeo, Trazabilidad y Aislamiento).
Se deben retomar las recomendaciones que el mismo Ministerio de Salud ha establecido para el contexto de pandemia:
-Mantener las zonas de flujos cerrados de atención, separando la atención de personas que consultan por sintomatología respiratoria o que cumplen con criterios de caso sospechoso COVID-19.
-Considerar refuerzo de los equipos de salud por ausentismo por contagio o problemas de salud de funcionarios(as), ya sea a través de turnos, personal de reemplazo, entre otros.
-Asistencia priorizada a los establecimientos de salud y así evitar atenciones que supongan una exposición innecesaria e implique mayor riesgo de contagio para personas y el equipo de salud.
-Priorizar los esfuerzos de prevención, dotando de las condiciones necesarias para una correcta aplicación de la trazabilidad TTA.
La apertura de actividades y movilidad significan una tarea de igual o mayor esfuerzo por mantener el control de la pandemia. Países como Israel, España y Australia han demostrado la alta dificultad que existe en la implementación de una transición y han obtenido resultados negativos.
Sobre la base de dichas experiencias, se deben mantener las adecuaciones críticas en los establecimientos de salud hasta poder encontrarnos en un escenario que disminuya los riesgos para la población y los equipos de salud, por lo que es necesario contar con evidencia más robusta de la que hemos obtenido hasta el momento y así enfrentar de manera exitosa la compleja transición en salud.