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Reflexiones socioterritoriales de la contundente victoria del Apruebo Opinión

Reflexiones socioterritoriales de la contundente victoria del Apruebo

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Iván Ojeda Pereira y Fernando Campos-Medina
Por : Iván Ojeda Pereira y Fernando Campos-Medina Iván Ojeda. Coordinador del Laboratorio de Sociología Territorial, Becario del Centro de Conflicto y Cohesión Social (COES); y Fernando, Académico, Departamento de Sociología, Universidad de Chile. Director del Laboratorio de Sociología Territorial.
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El domingo 25 de octubre fue, por muchas razones, un día histórico para Chile. Aquí confluyeron una serie de situaciones y resultados por lo menos rupturistas respecto de la historia de nuestro país. Por ejemplo, se desarrolla un plebiscito extraordinario con carácter vinculante, cuyo contenido consultivo refirió al futuro de la Constitución Política de la Nación. En adelante, la participación electoral de la ciudadana también puede catalogarse como histórica. Sin ir más lejos, el propio Servel  mencionó que este plebiscito, en términos absolutos, tuvo la mayor votación de la que se tenga registro, con un total de 7.562.173 votos, incluso superando al del Sí y el No. Aparte, si a esto se añade el contexto pandémico que englobó al proceso, sin duda podemos hablar de una gran hazaña.

Desde el 90 a la fecha, diferentes investigaciones vinculadas a la Sociología Política y/o Ciencia Política evidenciaron un creciente proceso de desafección a la política institucional. Esta se visibiliza en: i) una ínfima participación societaria en partidos políticos, ii) una disminución sostenida de confianza en las instituciones y también, iii) una tendencia a la baja en la participación electoral. Sobre este último punto, en las votaciones municipales del 2016 se llegó a un 65% de abstención, lo que se traduce en una deficiencia tanto en la representatividad como en la legitimidad de los elegidos y las elegidas.

Al respecto, Servel elabora el siguiente gráfico donde se expone la importancia del plebiscito 25.O en lo que respecta a la variación en la cantidad de personas que emitieron su voto.

Durante los días que han seguido al plebiscito, se han publicado informaciones y análisis respecto de las características específicas de la participación electoral. Así, desde la Sociedad Civil se ha relevado la existencia de ciertas precisiones socioterritoriales en la votación, esto a nivel comunal y regional. El problema es que, hasta este momento, aquellos esfuerzos analíticos se han desarrollado a nivel parcelado y de manera independiente. Es por esto que, en esta columna, nos proponemos agrupar ciertos elementos informativos disgregados en función de tres reflexiones socioterritoriales respecto a la participación electoral en el 25.O.

De este modo, buscamos aportar a la discusión constitucional, sosteniendo que la participación electoral y los resultados del plebiscito se pueden entender como vinculados a dinámicas socioterritoriales. En este sentido, territorios donde se impuso ampliamente el Apruebo son espacios altamente afectados por el modelo extractivista o por concentrar actividades no deseadas. De igual manera, se observa la situación territorial de los lugares donde se impuso el Rechazo. Espacios altamente privilegiados por la calidad de sus servicios y por la concentración de actividades deseadas (más allá de los malls, pensar en centros culturales internacionales o, bien, embajadas). En esta línea, debiera ser indiscutible que el reto que afronta nuestro proceso constituyente también contiene expectativas de transformación a niveles socioterritorial y socioambiental.

¿Polarización o sobrerrepresentación? No eran 30 pesos eran 3 comunas

En el seno del debate sobre el Apruebo y Rechazo, se comienza a plantear, discusivamente, la idea de polarización política. Esto debido a que el plebiscito contenía dos posiciones y aquello, para algunas consultoras como NUMEN –cuyos resultados se publican en El Mercurio–, estaría generando una distribución 50% y 50% e incluso en favor del Rechazo. A esto también se suman algunos estudios publicados en La Tercera, que daban cuenta de una polarización en las expectativas respecto al futuro entre gerentes y directivos versus la opinión pública. También un análisis de Twitter publicado en El Mercurio, donde se habría encontrado una mínima interacción entre los tuits que aludían al Apruebo y al Rechazo, borrando la posibilidad de diálogo. Ahora, estos estudios sin duda contenían algunas limitaciones, pues construían la polarización en sus propios diseños metodológicos o, bien, sus resultados podrían ser extremadamente sensibles a cuentas ficticias (bots).

Los resultados del plebiscito demostraron lo contrario. Primero, no existió una proporción parecida entre las dos alternativas, de modo que la polarización en términos de población –no de ideas– es inexistente cuando se observa el triunfo del Apruebo por casi un 80%. Segundo, a nivel de contenidos es imposible poder establecer un diálogo con una cuenta anómala en las redes sociales, debido a que ella solo publica lo que tiene programado para publicar y la opción Rechazo en Twitter era prácticamente solo bots. En tercer lugar, lo que si existió en las descripciones de una polarización fue una sobrerrepresentación de una población específica y un territorio extremadamente acotado.  El geógrafo Felipe Castro, en la página de difusión científica “Maparaucania”, pone a disposición un mapa del Gran Santiago bastante sugerente para ilustrar la sobrerrepresentación del sector oriente.

Como se observa en el mapa, el Rechazo solo triunfa en las comunas de Lo Barnechea, Vitacura y Las Condes, por lo que no parecía tan correcta la idea de “polarización”, más bien, estaríamos en presencia de una sobrerrepresentación mediática de grupos sociales y espacios territoriales acomodados. Estos se opondrían literalmente a todo el resto del país, cuya posición fue bastante homogénea en torno a la opción Apruebo y también a la Convención Constitucional.

Las zonas de sacrificio socioambiental: Aprueban

Ahora, la segunda reflexión refiere al llamativo comportamiento electoral en las zonas de sacrificio y problemas ambientales, en las cuales existe una participación con marcada inclinación al Apruebo que supera con creces el promedio nacional.

Grosso modo, el promedio nacional de 78,3% en favor del Apruebo se ve ampliamente superado en estos territorios golpeados por el modelo productivo. Así, las votaciones en estos lugares fluctúan entre un 81% y el máximo nacional en Freirina de 91,7%. De esta manera, la alta y homogénea participación electoral de estos territorios puede entregarnos evidencia para pensar en la demanda de una transformación estructural en el modelo extractivista y concentrador de desventajas. Esto, sin duda, considerando que las dos olas de modernización de la institucionalidad ambiental no han significado ninguna transformación real en las dañadas condiciones de vida de muchas personas y familias.

No da lo mismo quien salga, el lunes tengo que ir a trabajar para seguir transformando el país: sectores populares a las urnas

“Da lo mismo quien salga”, “uno tiene que seguir trabajando para vivir”, “el lunes me tengo que levantar tempranito o nadie paga las cuentas”. ¿Quién no ha escuchado esa frase alguna vez?

Siendo realistas, en muchos grupos sociales esta postura hacía justicia de su realidad cotidiana. El sistema político, alejado de las personas, construyó un surco con la sociedad: los numerosos escándalos de corrupción y financiamiento ilegal de la política, la dinámica parlamentaria y su escaso conocimiento de las realidades que enfrenta la gran mayoría, todo esto repercutió en las elecciones. En específico, la abstención en el marco del voto voluntario se fue acrecentando, situación que es graficada por el geógrafo Juan Correa en el siguiente mapa, publicado por fundación Vivienda:

Contrariamente, en este plebiscito son los sectores populares y medios los que vuelven a las urnas. Esa persona, que habita sectores segregados de la ciudad, con escaso acceso a servicios y marcado por la agotadora experiencia del transporte público. En esta línea, en todas las comunas de la Región Metropolitana, excepto aquellas donde venció el Rechazo, la participación electoral presenta un importante aumento. Al respecto Matías Sembler, estudiante, investigador y activista, reconstruyó la participación en el 2017 y en el 2020, identificado el porcentaje de variación por comuna. Aquí llaman la atención aumentos de hasta un 15% en la comuna de La Pintana.

Considerando diferentes informaciones, análisis y aportes que han surgido desde la propia sociedad civil, hemos planteado tres reflexiones socioterritoriales respecto de la participación electoral en el plebiscito del 25.O. En adelante y de cara al Proceso Constituyente, las perspectivas socioterritoriales y socioambientales deben ser llevadas al centro del debate.

En este sentido, la política pública debe dar la posibilidad y la responsabilidad de generar las bases constitucionales para luchar contra la segregación y la relegación histórica de ciertas comunas y territorios. Entonces, no se debe olvidar la alta participación y la contundente victoria del Apruebo en las zonas de sacrificio y en muchos lugares golpeados por problemas socioambientales de larga data. Son las personas de estos lugares, las que rompiendo toda tendencia, participaron y ejercieron el sufragio esperando cambios reales en sus condiciones de vida.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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