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Algunas claves sobre el ascenso de China Opinión

Algunas claves sobre el ascenso de China

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Mario Ignacio Artaza
Por : Mario Ignacio Artaza Cónsul General de Chile en Nueva York
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Hoy es un día especialmente significativo para Chile y la República Popular China. Es el 50° aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas. Los lazos comprensivos e hitos alcanzados entre ambas naciones del Pacífico desde 1970 a la fecha, cobran particular relevancia en tiempos de incertidumbre, competencia y de una brutal pandemia con efectos globales.

Este 2020 además se conmemoran 55 años desde que la República Popular China abrió en Chile la Oficina de Comercio del Consejo Chino de Promoción del Comercio Internacional; 35 años de la construcción de la primera base de la República Popular China en la Antártica, la “Gran Muralla”, vecina de la Base “Presidente Eduardo Frei Montalva”, en la isla Rey Jorge; 15 años de la firma del primer tratado suscrito por un país individual – Chile – con la República Popular China, acontecimiento en el marco de la Cumbre de Líderes APEC celebrada en Pusán, Corea; 10 años de la presencia chilena en la Expo Shanghái, cuyo llamativo pabellón hoy se encuentra en el terreno que ocupa la Granja Agrícola Demostrativa, en la localidad de Guanzhuang; a 5 años de la presentación de la traducción al chino de la obra “Confieso que he Vivido” de Pablo Neruda, trabajo que estuvo a cargo de Ling Guang; 5 años de la visita a Viña del Mar de una delegación de la ciudad hermana de Wuxi (una de las más de 20 que mantienen relaciones de hermanamiento con pares chilenas) y, por qué no destacar los 155 años del primer cuadro en donde aparece nítidamente pintada la bandera chilena en China o bien, 120 años de la muerte mientras formaba parte de la tripulación de la corbeta “General Baquedano” que se encontraba de visita en Hong Kong, China, del porteño y guardiamarina Carlos Krug Boonen, quien es el único oficial de las fuerzas armadas chilenas fallecido mientras se encontraba al servicio de su patria y cuyos restos descansan al otro lado del Pacífico.

Chile definitivamente no es un país del montón cuando se trata de historia y trayectoria en y con la República Popular China. Y es ahí precisamente donde se encuentra lo central de este aporte. Porque es en estos tiempos cuando cualquier duda o cuestionamiento ha de ser aplacado, con menos emoción, más reflexión, mucha más diplomacia, pensamiento estratégico e innovación, abriendo mayores espacios para el diálogo y la cooperación.

Ahora bien, demasiado ya se ha escrito, expuesto, comprobado con data dura, sobre cómo la República Popular China, por medio de liderazgos que participan en la elaboración y en el cumplimiento de planes quinquenales bien articulados y ejecutados con rigor, han contribuido a la conformación de una nación multi-étnica, geográficamente diversa, que hoy se presenta ante el mundo con un principal desafío común: derrotar la pobreza, la marginalidad, el educar y velar por la salud de niños, jóvenes y ancianos, proyectándose en múltiples campos de conocimiento en donde las profundidades del mar y la lejanía de las estrellas, no constituyen vallas insuperables como lo ha demostrado en los últimas semanas, el récord establecido por el sumergible Fenduzhe, el cual logró hace días descender con tres investigadores a bordo, más de 10,900 metros en la fosa Mariana, o el lanzamiento esta semana del Chang´e 5, cuya misión a la luna fue histórica, ya que trae de regreso a la tierra por primera vez en más de 40 años, muestras de rocas lunares que contribuyen a saber más sobre nuestro universo.

Y si es el aire y el espacio lo que nos interesa o atrae, cómo no mencionar la sonda Tianwen-1, la cual está en este preciso momento a más de 16 millones de kilómetros de la tierra, en ruta a Marte, o los preparativos en curso para el lanzamiento en Wengzhang del módulo principal de la estación orbital Tianhe, los más de 34 lanzamientos en lo que va corrido del presente año, de satélites chinos al espacio, incluyendo aquellos que permiten a China contar con un sistema operativo propio de posicionamiento global, el sistema BeiDou.

Todo lo anterior no sería factible si acaso no estuviera presente una Hoja de Ruta bien definida, no improvisada, como son los Planes Quinquenales, los cuales proyectan a la República Popular China hacia el centenario de su fundación, en el 2049, con elementos tecnológicos multidimensionales ya presentes, en acción y en evolución, sustentados sobre la base de iniciativas tales como Hecho en China 2025 (Made in China 2025), la cual tiene efectos nacionales y globales más allá de lo netamente económico o comercial.

Hecho en China 2025 cuenta con tres fases que apuntan a posicionar al país, como un protagonista en la provisión de alta tecnología en las próximas décadas. La primera fase que concluirá en cinco años más, se basa en igualar a los poderes industriales y tecnológicos tradicionales, como lo son, por ejemplo, los Estados Unidos, Alemania o Japón. La segunda, que concluirá en 2035, se centra en asentar el modelo productivo para que en la tercera —entre 2035 y 2049, en coincidencia con el centenario de la República Popular, se haya alcanzado un posicionamiento de liderazgo en lo tecnológico y en lo productivo en nuestro planeta, a través de la implementación de iniciativas tales como la Ruta de la Seda Digital.

Hecho en China 2025 se ha propuesto ocupar el segmento más sofisticado de la cadena global de valor industrial, y el objetivo principal en los segmentos críticos (“Core Technology”) es lograr una integración del 40 % para 2020 y del 70 % para 2025. Para ello el Estado proveerá un marco adecuado de apoyos financieros y fiscales, junto a la creación este año de 15 centros de innovación, los cuales llegarán a 40 en cinco años más.

En 2025, la automatización de los procesos productivos mediante Big Data, Cloud Business, Blockchain e inteligencia artificial deberán haber alcanzado una proporción total del 85% (frente al actual 58%). Y también se espera, entre otros objetivos, alcanzar una relación de 100 robots por cada 10.000 empleos manufactureros (frente a los actuales 36). Al mismo tiempo, China habrá superado a los Estados Unidos como el primer inversionista mundial en investigación y desarrollo (I+D). Se proyecta que la contribución de los diferentes avances científico-técnicos al PIB chino ascenderá un 60% en el 2025.

Nótese que los planes de apoyo al desarrollo de las tecnologías están apuntalados con un fuerte énfasis en la educación a todo nivel, desde la primaria y secundaria hasta la universitaria, en especial en las áreas técnicas y científicas. Un ejemplo de ello es la posición de liderazgo que ocupa China, en sucesivas pruebas de conocimientos PISA rendidas por alumnos en Beijing, Shanghái y Hong Kong, entre otras ciudades, siendo ésta última, un parte vital de la estrategia que ya está en marcha referida al potenciamiento y despliegue de megaciudades que se encuentran en el Delta del Río Perla, una zona geográfica que ya convoca a emprendedores, innovadores, o sea, a la inquietud de los talentos globales actuales.

Con todo estamos ante un verdadero Grande del cual todos debemos darnos el tiempo para conocer, aprender, descifrar y comprender, anticipando potenciales escenarios en un entorno global en donde lo tecnológico y lo estratégico está primando en la ecuación.

 

 

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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