El líder puede ayudar a reducir los niveles de estrés entre los empleados y, además, mejorar su compromiso mediante una variedad de conductas prosociales como, por ejemplo, el voluntariado en su comunidad local.
La llegada de diciembre genera inseguridad en cientos de trabajadores privados y públicos, que saben que fin de año puede significar también quedarse sin trabajo.
Y este fin de año llegó con más carga aún que sus antecesores, lo que es preocupante para la salud física, mental y emocional.
Los claros desafíos que han enfrentado los trabajadores durante el COVID-19, por ejemplo, el temor a perder el empleo y las preocupaciones financieras, han generado un aumento en la depresión y la ansiedad.
Junto a esto, una pandemia mundial puede hacer que las personas piensen en su propia mortalidad y en la de sus familiares, lo que hace que estén más estresadas y menos comprometidas en el trabajo.
Sin embargo, esos riesgos pueden ser compensados por una figura: un líder.
El líder puede ayudar a reducir los niveles de estrés entre los trabajadores y, además, mejorar su compromiso mediante una variedad de conductas prosociales como, por ejemplo, el desarrollar voluntariado en su comunidad local, fomentar la cooperación, el compartir o el apoyo entre los compañeros de trabajo.
Estos líderes están atentos a las necesidades emocionales y al bienestar de los empleados y los unen en torno a un propósito común, lo que fomenta el compromiso emocional, la perseverancia y el crecimiento de los equipos de trabajo y de las personas.
Es evidente que las organizaciones deben esforzarse por fomentar los enfoques de liderazgo de servicio, pero esto no debe limitarse a la era COVID. Esto es algo interesante, especialmente porque en la mayoría de las sociedades actuales, el trabajo es uno de los factores más importantes para la integración social, la participación y el reconocimiento.
De hecho, mis investigaciones realizadas a través de diversos Proyectos DICYT de la Universidad de Santiago, muestran que seleccionar y capacitar a los líderes en áreas como la empatía, la integridad y la fiabilidad tiene un impacto positivo en las organizaciones y en el cumplimiento de las necesidades de autonomía, eficacia y de relación de los trabajadores. En este sentido, la necesidad de autonomía se refiere a la necesidad de libertad psicológica y de control de los individuos para realizar su actividad laboral. La necesidad de eficacia está vinculada a sentirse capaz de lograr los resultados esperados y, por último, la necesidad de relación nos muestra la importancia de sentirse conectados con otras personas en el trabajo.
Lo interesante aquí, es que estos líderes son capaces de contribuir al cumplimiento de estas necesidades y crear una cultura de confianza y equidad, lo que favorece que los equipos sean más positivos y leales, tanto hacia ellos mismos como hacia la organización.
¿Cómo detectarlos? Estos directivos tienden a tener una alta integridad personal y animan a su equipo a desarrollarse, lo que resulta en empleados más positivos respecto de su trabajo y, por lo tanto, también suelen sentirse capacitados para ser más creativos e innovadores.
El resultado neto es un aumento de la productividad y el fortalecimiento de las comunidades al interior de las organizaciones.