La pandemia ha evidenciado profundas inequidades sociales y territoriales: el teletrabajo, el tamaño y condiciones de la vivienda, la desigual provisión de espacios públicos, la desigual provisión de internet, el desigual acceso a delivery o venta de productos de primera necesidad, entre varios otros. Desde un punto de vista social se ha evidenciado que las mujeres tienen más carga de trabajo doméstico que el hombre, los niños tienen insuficientes tiempos y espacios para su desarrollo, los adultos mayores han sido más fuertemente recluidos, la salud mental ha sido postergada en función de reducir el riego de contagio.
La implementación de cuarentenas conforme a la evolución de la pandemia ha dificultado la planificación en el corto y mediano plazo. Sin embargo, en la línea del uso del espacio urbano, la incorporación de una banda horaria deportiva matinal (6-9 am) ha sido una buena decisión. Esta instancia de apertura temporal del encierro en fase 1 ha convocado a un gran número de personas para utilizar la calle como espacio de actividad física, con restricción de uso de automóvil y transporte público. Con un 90% de comunas en fase 1 en el país, esto ha significado una buena alternativa para al menos una vez al día poder utilizar los espacios abiertos para actividades de recreación. Sin embargo, existen nuevamente profundas inequidades respecto al acceso a equipamientos que permitan una adecuada realización de actividades físicas en el espacio público. Comunas de bajos recursos tienen menos áreas verdes por habitante respecto a comunas ricas (por ejemplo, Vitacura tiene 18m2, Providencia 15m2, mientras que comunas como Independencia, San Miguel y La Cisterna tienen menos de 2m2 por habitante). Las comunas de menos recursos tienen un mayor déficit de veredas, tienen en promedio 5 o 6 veces menos arbolado urbano (otras incluso más, como por ejemplo Vitacura, que tiene 11 veces más árboles que San Ramón), y al haber menos recursos municipales el estado del pavimento y las veredas tiende a ser peor. La manera en que la calle se hace visible para la actividad pública pasa a reflejar, nuevamente, estas inequidades sociales y territoriales.
La calle es uno de los bienes públicos más homogéneamente distribuidos en la ciudad, a pesar de las profundas diferencias en cuanto a calidad del espacio urbano dependiendo del contexto. El cierre de calles a vehículos motorizados (iniciativa que ya se ha implementado hasta ahora en Providencia y La Serena) posibilita no sólo mayor espacio a la actividad física y recreativa, (caminando, corriendo, andando en bicicleta), sino que además permite suficiente espacio para evitar exposiciones de contacto físico que puedan derivar en contagios. Permitir a las personas transitar con fines recreativos y deportivos por calles sin vehículos posibilita, de manera segura, tener espacios de sociabilización abiertos, ventilados y seguros – facilitando la distancia física, uso de mascarillas y medidas sanitarias individuales pertinentes. A casi un mes de cuarentena Fase 1 en la RM, es tiempo de repensar los paradigmas del cuidado colectivo, de la urbanidad, de la habitabilidad en sociedad.
Ampliar franja horaria deportiva y cerrar las calles al paso vehicular, son medidas que no sólo pueden favorecer en fase de cuarentena, sino que en las fases de transición hacia nuevas reaperturas.
Una aproximación a la solución es permitir el uso de los espacios de la calle y priorizar los espacios para caminar y hacer actividad física, fomentar las economías locales reforzando medidas de autocuidado, la posibilidad de circular en el barrio y dentro de límites comunales. Estas medidas no requieren costosos presupuestos comunales ni territoriales y pueden abrir paso a reconocer la actividad física, el uso de la calle y los espacios públicos como una prioridad social. Pensar un plan de calles comunales de tamaño intermedio, con suficiencia de infraestructura pública (provisión de luminarias, arbolado urbano, estado de pavimentos y veredas), fomento a la caminabilidad, transporte activo y actividad física, debiera ser una de las prioridades de la política pública en la actualidad.