Diferentes estudios han demostrado que tener distintas miradas en los equipos de trabajo son clave para la innovación, la creatividad y la flexibilidad. Si bien en Chile en los últimos años la diversidad ha aumentado, todavía nos queda mucho por avanzar en los directorios y los equipos gerenciales, lo que requiere, sobre todo, convicción sobre sus beneficios.
Un primer paso para dar evidencia de esta convicción fue la decisión que tomó el Gobierno en 2016, al promover la diversidad de género en los directorios de empresas mediante una política que definió un piso mínimo de participación femenina en 40% en el Sistema de Empresas Públicas (SEP). Desde entonces, el porcentaje de mujeres en directorios era menor al 10% y cuatro años después, la cifra llegó al 48%.
Los beneficios de una decisión así tienen eco en el “Estudio Política de Diversidad en los Directorios del Sistema de Empresas Públicas”, del ESE Business School de la Universidad los Andes, que argumenta que los directorios presididos por mujeres presentan un mayor nivel de organización y efectividad, ya que la presidencia femenina influye en discusiones más profundas; un mejor flujo de información y mayores mecanismos para evaluar a la gerencia general. A su vez, los directores perciben que la participación de mujeres incide en el posicionamiento de temas en la agenda, como la gestión de talento, compliance, sostenibilidad y stakeholders.
Con beneficios demostrados, aún muchos accionistas no actuan acorde, por ejemplo, según el mismo estudio, en el grupo de control de las empresas SEP el ritmo en que se hubiese alcanzado la paridad hubiese sido el año 2084. En Francia o Islandia ningún género debiese sobrepasar una proporción inferior al 40% ni superior al 60%; hoy en Chile -de acuerdo al “Segundo Reporte de Indicadores de Género en Empresas en Chile”, realizado en 2020 por el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género y Chile Mujeres-, de 460 organizaciones analizadas, 235 no tienen mujeres directoras, lo que corresponde al 51,1% y de las que tienen presencia femenina, lo hacen sin superar el 30% de participación.
En UNE estamos concientes del desafío y hemos decidido a ir más allá y promover acciones efectivas y desde la institucionalidad para asegurar la participación efectiva de las mujeres en los directorios. Sabemos que la realidad de cada empresa es diferente, sin embargo, todos nuestros integrantes están impulsando la incorporación de mujeres en los niveles de mayor responsabilidad de las empresas que integran, incluyendo directorios y equipos gerenciales. Consideramos que la participación de la mujer en el mundo empresarial y su plena incorporación en las instancias de decisión de las empresas, es un desafío urgente y una oportunidad para reimpulsar la actividades productivas con nuevas perspectivas.
La equidad de género puede transformarse en una ventaja competitiva, si pasamos de la reflexión a la acción podremos capturar sus beneficios.