Cuatro buenas noticias. Que en medio de la pandemia, con más de medio Chile en cuarentena, fuésemos a votar 6.5 millones de personas, y que el proceso haya funcionado bien, con legitimidad y en calma, es sin duda una buena noticia.
Otra muy buena noticia es que quienes en el plebiscito optaron por el Rechazo al cambio Constitucional, se quedasen con menos del tercio de los escaños en la Convención. Era el quórum que requerían para bloquear los cambios que propondrán los constituyentes del Apruebo. Juntaron peras con manzanas, moros con cristianos y de Kast a Kast, pero no lo consiguieron.
Entre los que dijimos “Sí» a la nueva Constitución hay también buenas noticias: el giro desde la tradición de izquierdas hacia nuevas miradas (que los nuevos desafíos requieren); la cantidad de independientes y listas de independientes que entraron al baile; el populismo que quedó fuera del baile en la elección de gobernador(a) por Santiago; y la gran cantidad de jóvenes que pondrán nuevo ritmo y música a la ceremonia democrática.
Pero sin duda la más notable de las noticias es la participación que tendremos las mujeres en esta Convención Constitucional, arrastrando en muchos casos a pares varones. Y más allá de esos escaños, hacer notar el liderazgo de jóvenes alcaldesas que irrumpió en comunas que por años estuvieron gobernadas por varones conservadores.
El feminismo está de fiesta. El espíritu de nuestra historia –Olga Poblete con el derecho a voto, Violeta Parra cantando al centro de la injusticia, Julieta Kirwood pidiendo democracia en el país y en la casa– revolotea feliz, mientras el patriarcado cruje.
Habrá que estar atentas a las movidas de los PoFFas, los Poderes Fácticos chilenos, bastante Fálicos y muchas veces Fascistas. ¿Qué harán para impedir que este poder democrático impulse una transformación cultural que les quite sus privilegios?
¿Organizarán una campaña del terror, desestabilizarán la economía, intentarán comprar votos constituyentes y si nada les resulta patearán el tablero como otras veces? ¿O mirarán hacia afuera, enviarán su dinero a las Bahamas, incluso ellos se irán a Marte escapando de un estallido que no comprenden, un virus que no controlan y una crisis ecológica que les impide seguir creciendo al ritmo de su codicia?
Los PoFFFas son cosa seria, no desestimar su poder. Pero hay más buenas noticias. La F de su ser Fantasmas se ha desteñido. Podemos verlos a la luz del día y fotografiar su quehacer. Y algo más. Al dejar de ser Fantasmas, los PoFFas están pudiendo verse a sí mismos. En el espejo de su arrogancia, miran la F de la Fealdad de sus prácticas y quizás se den cuenta que la belleza de una convivencia armónica es un valor que también a ellos los dignifica.