Hace unos días el grupo EFE, que administra la sección chilena del Ferrocarril de Arica a La Paz y que fuera construido en virtud del Tratado de 1904 suscrito con Bolivia, anunció que luego de 15 años el tren reanudará el servicio de transporte de carga entre Arica y Visviri (localidad fronteriza chilena).
El día 7 del mayo pasado, la gerenta general de la Empresa Ferroviaria Andina S.A. -que opera la sección boliviana del mismo- informó a los medios que el ferrocarril reinició sus servicios entregando una carga superior a las 400 toneladas en Visviri, siendo luego transportada hasta la estación de Viacha en el altiplano boliviano, para luego regresar con otra carga al puerto de Arica, a modo de marcha blanca.
Sin embargo, con posterioridad a estos anuncios los medios dieron a conocer que las asociaciones de transportistas de Bolivia iniciaron bloqueos de rutas para protestar por la llegada del tren, porque estimaban que la reanudación del ferrocarril afectará sus empleos. Una semana después, el Ministro de Obras Públicas de Bolivia, Edgar Montaño, anunció que el gobierno había llegado a un acuerdo con los transportistas para que terminaran los bloqueos, informando, además, que se paralizaba el plan de retorno de la carga al puerto de Arica ya comentado.
A raíz de ello, los dos senadores que representan a la Región de Arica y Parinacota, lamentaron públicamente la medida de suspensión de esta marcha blanca, indicando que, por una parte, resultaba paradojal dicha suspensión si Bolivia en el pasado denunció a Chile en distintos foros multilaterales de no mantener el servicio ferroviario funcionando y por otra, dado que Chile precisamente desea fortalecer y facilitar el acceso del comercio exterior de Bolivia al puerto de Arica con la activación del ferrocarril.
Ante estos comentarios, el Ministro de Obras Públicas boliviano reaccionó enérgicamente al sostener que dichas críticas eran irresponsables, considerando que Chile aún no ha concesionado el tramo Arica-Visviri, agregando que los transportistas bolivianos no rechazan el ferrocarril y que, en definitiva, espera la reanudación de estas pruebas cuando se reabran las fronteras con nuestro país, afectadas por el COVID19.
Con todo, la posibilidad que el Ferrocarril de Arica a La Paz reanude los servicios es una excelente noticia tanto para Chile como para Bolivia y también para toda nuestra región, deseosa de contar con una mejor conectividad que acerque a nuestras territorios, ciudades y comunidades. Ante ello, resulta oportuno comentar acerca de los beneficios, que para ambos países representa su funcionamiento, no solo en su modalidad de carga, sino también por su potencial como tren de pasajeros que, al término de la pandemia y al igual que antaño, pueda transportar a miles de ciudadanos chilenos y bolivianos y a turistas que arriban en cruceros al puerto de Arica cada año y que les interesa conocer
las culturas y los paisajes altiplánicos. Entre estas ventajas podemos señalar, además, las siguientes:
a. Fortalece el régimen de libre tránsito que Chile mantiene al servicio de Bolivia derivado del Tratado de 1904.
Junto con el compromiso formulado por Chile en el Tratado de 1904 de construir el referido ferrocarril de Arica a La Paz, en el mismo Pacto nuestro país se obligó a garantizar en favor de Bolivia y a perpetuidad el más amplio y libre derecho de tránsito comercial por su territorio y puertos del Pacífico (Art, VI). De allí que el comercio exterior de Bolivia se efectuó durante largo tiempo por esta vía así como a través del transporte terrestre que opera en la actualidad.
Hasta 2019 el volumen de carga boliviana que se transporta en camiones a través de la carretera 11CH, que une Arica con la capital boliviana, constituía aproximadamente el 80% del total de la carga que transfería el puerto de Arica y alcanzaba a unos 2,5 millones de toneladas anuales (Empresa Portuaria Arica). Asimismo, por dicha ruta transitan diariamente unos 300 camiones, lo que generan una alta tasa de accidentabilidad y derrame de tóxicos, por lo que periódicamente hay bloqueos y detenciones por horas o días. Igualmente, esta ruta tiene un alto costo de mantención y reposición. De allí que disponer de una alternativa por ferrocarril, aumenta la capacidad de carga, contribuye a descongestionar las rutas de acceso a los puertos y a mitigar la contaminación ambiental que genera el transporte carretero.
Igualmente, la reanudación del servicio del ferrocarril de Arica a La Paz garantizaría que la carga pueda crecer en volumen y en seguridad, lo que consolida al puerto de Arica como el de mayor competitividad en la región.
b. Disminuye la contaminación de carreteras y parques nacionales
La carretera que une Arica con la frontera boliviana ofrece incomparables vistas de altura, recorre el fértil valle de Lluta, atraviesa el Parque Nacional del Lauca de 137.000 kms2, de un rica flora y fauna y donde se ubican los bofedales y las lagunas Cotacotani y el salar de Surire y donde nace el río Lauca que en el pasado fue objeto de controversias por el aprovechamiento de sus aguas entre Chile y Bolivia. Bordea luego el Lago Chungará, ofreciendo extraordinarias vistas de los volcanes Parinacota, Pomerape, Guallatiri y Acotango, lo que constituye una reserva natural de un valor incalculable que debemos proteger y preservar.
En dicho contexto, cabe comentar que en los países desarrollados un porcentaje significativo de las cargas que corresponda a productos químicos, tóxicos, combustibles y cargas peligrosas de distinta naturaleza y que puedan afectar o dañar severamente la salud de las personas o al medio ambiente se realizan de preferencia por ferrocarril. Ello, por cuanto es más seguro dada su menor velocidad, normalmente no cruzan poblados y tienen un menor índice de volcamientos, por lo que ofrecen una baja tasa de siniestralidad.
Tomando en cuenta lo anterior y aunque los tiempos de viajes del ferrocarril sean más extensos que el de los camiones, el tren ofrece un trazado menos invasivo para el medio ambiente. Igualmente, a futuro la ferrovía podría ser electrificada para evitar las emisiones de sus máquinas diesel, lo que representaría una alternativa complementaria más limpia y segura para la carga pesada y para la denominada “carga de proyectos”, que tiene volúmenes asimétricos y grandes dimensiones como por ejemplo las turbinas, estructuras metálicas, aspas eólicas u otras, cuyo traslado por la carretera 11CH, con curvas cerradas y quebradas, resulta más riesgoso.
c. El Ferrocarril de Arica a La Paz (FCALP) es complementario al transporte terrestre y no constituye una competencia
Algunos estudios técnicos sostienen que la competitividad del tren supera a la de los camiones en trayectos más largos de 300 kms. También que puede transportar más peso y genera un menor gasto de mantención de las rutas y utiliza menos combustible.
Por otra parte, es de interés anotar que en el pasado el FCALP, llegó a transportar más de 200 mil toneladas anuales de carga, lo que equivale a menos del 10% de lo que se transporta hoy por carretera. Con estos datos podemos afirmar que el ferrocarril de Arica a La Paz es complementario y no compite con el transporte terrestre, por lo que no debiera generar mayor preocupación en los transportistas bolivianos.
Si pensamos en una mayor complementariedad todavía entre ambos medios, el transporte intermodal se instala con una gran ventaja al combinar el ferrocarril y el camión, otorgando un mayor fraccionamiento y seguridad de la carga.
d. Es importante para el intercambio comercial entre ambos países y para el comercio exterior de Bolivia con sus principales mercados.
La reanudación de los servicios del ferrocarril de Arica a La Paz produjo una positiva reacción de parte de la directiva de la Cámara Nacional de Comercio de Bolivia, ya que le permitirá a este país mejorar su competitividad y abaratar los costos de logística del comercio exterior que utiliza el puerto de Arica.
Sobre el particular, el diario La Razón de Bolivia, bajo el título “El tren Arica-La Paz es prioritario para Bolivia” publicó en fecha reciente una entrevista realizada al Presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Bolivia, Rolando Kempf, en la que éste señaló que el tren “mejorará el flujo de cargas, permitirá regular las tarifas y lo más importante descongestionará el puerto de Arica, reduciendo costos adicionales de despacho indirecto y pago por demoras a navieras”. De igual manera se refirió Pablo Camacho, Presidente de la Cámara Departamental de Industrias de La Paz (CADINPAZ), que en una columna publicada por ese mismo diario con el título “Ferrocarril Arica-La Paz: la ruta del desarrollo” plantea la inserción internacional de la oferta productiva paceña hacia el Pacífico y en este sentido agrega que reactivar la ruta del FCALP es clave y esencial para el desarrollo de ese Departamento.
Por otra parte, no hay dudas que este medio contribuirá, además, a aumentar el intercambio de bienes entre Bolivia y Chile y a extender el flujo comercial no solo a La Paz sino también a los principales centros urbanos de Oruro, Potosí y Sucre, en el occidente boliviano.
e. Como vehículo de integración de las comunidades fronterizas
Mucho antes que existieran las fronteras físicas y administrativas, las milenarias comunidades aymará y quechua que habitaban estas tierras se trasladaban libremente por dicho territorio. Hoy existen controles migratorios y aduaneros, que si bien restringen de alguna manera su libre circulación, no ha sido un impedimento para que crucen periódicamente la frontera, a veces caminando y que lleguen hasta los poblados vecinos para visitar a sus familiares y abastecerse de víveres o satisfacer otras necesidades.
Para estas comunidades fronterizas, la reanudación de un ferrocarril de pasajeros entre Arica y La Paz (con 18 estaciones en territorio chileno y 12 en el boliviano) constituiría una alternativa más amable, cómoda y segura para preservar en el tiempo sus costumbres y tradiciones. Ello va de la mano del país distinto que buscamos, donde la plurinacionalidad y la integración efectiva de los pueblos originarios estén entre nuestras prioridades.
Finalmente es del caso concluir que el régimen de libre tránsito en favor de Bolivia, que nace del Tratado de Paz y de Amistad de 1904 y que luego fuera complementado por la Convención de Tráfico Comercial de 1912, constituye la columna vertebral del acceso de este país a los puertos de Arica y Antofagasta En tanto el ferrocarril de Arica a La Paz es una de sus principales articulaciones. A este régimen se suman otras facilidades en favor de Bolivia como la gratuidad de almacenaje hasta por 1 año para las importaciones y hasta 60 días para sus exportaciones -concesiones que no reciben las empresas chilenas- y la amplia autonomía de funcionamiento que disponen las agencias aduaneras bolivianas en ambos puertos.
En dicho contexto, toda contribución a fortalecer el referido régimen de libre tránsito, como lo es la reanudación del ferrocarril, coadyuva a ir recuperando cada vez más las confianzas entre chilenos y bolivianos lo que nos acerca como pueblos vecinos y hermanos. Por su parte, el Estado de Chile siempre ha demostrado su voluntad de seguir mejorándolo e invierte anualmente cuantiosos recursos para su mantención y funcionamiento.
La recuperación del servicio ferroviario constituye un deseo y una necesidad para nuestras comunidades fronterizas y cobra mayor fuerza entre los empresarios de Chile y Bolivia y sus beneficios están a la vista. Por ello y en conocimiento, a través de los medios de comunicación, que en breve se reunirán las cancillerías de ambos países para retomar el diálogo bilateral, estimo que debemos aprovechar esta oportunidad para acordar la reanudación definitiva del ferrocarril de Arica a La Paz, con el propósito de dar un salto sustantivo para avanzar en nuestro proceso de integración vecinal y poder enfrentar de una forma más cooperativa los desafíos del desarrollo.