Opinión
Las universidades deben ser espacios de pleno crecimiento y desarrollo para la mujer, en todos los ámbitos y labores que desempeñe. La sociedad y en especial las instituciones se enriquecen con el aporte de las profesoras, estudiantes, personal profesional y administrativo en todas las áreas de la universidad. Su labor actúa como modelo y guía, influye en los jóvenes y representa un ejemplo a seguir. El respeto, cuidado y valoración de la mujer debe incluir políticas de promoción de su desarrollo.
Desde hace años en la UC hemos estado preocupados de avanzar en este tema. Ya en el año 2013 expusimos el tema en columnas de opinión, e iniciamos el programa Mujer y Academia, con propuestas elaboradas para apoyar la promoción de las profesoras en la universidad. Hemos explicitado la carrera académica de mujeres y hombres con igualdad de méritos, con una política de remuneraciones y de retiro académico igualitaria. Estamos conscientes de las dificultades en la progresión académica -con un porcentaje de profesoras titulares mujeres cercano al 20%- por lo que hay que desarrollar medidas de apoyos positivos a las profesoras.
En el contexto del movimiento social de hace unos años, la Comisión Mujer y Academia II presentó medidas para promover la equidad de género. Se acordaron mecanismos periódicos de medición, que permitan el seguimiento e impacto de las medidas que se implementen. Los aspectos más importantes han sido un aumento de la proporción de mujeres en la planta ordinaria y especial, asegurando procesos equitativos en la selección en categoría asistente; la promoción de la equidad género en la elección de autoridades, el mejoramiento de los procesos para asegurar el desarrollo de la carrera académica de las mujeres, dentro de ellas un novedoso programa de mentoras.
Junto a lo anterior, se acordó integrar los conceptos de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el perfil de egreso; promover acciones de conciliación de trabajo, familia y vida personal; promover la participación de las académicas en seminarios, foros y otras actividades universitarias y la creación de un observatorio de equidad de género. Desde hace ya dos años existe una dirección de equidad de género, con el objetivo de promover e implementar estas políticas. Dentro de sus principales logros, se cuentan la implementación de programas formativos de equidad género en la comunidad universitaria; medidas de mayor equidad en la selección e incorporación académica, facilitando acompañamiento para conciliar la vida académica y familiar. Dentro de los desafío de los próximos años están avanzar en un leguaje inclusivo dentro de las normas de la RAE; impulsar las medidas de equidad de género generadas por la pandemia y el seguimiento de las medidas descritas.
En el ámbito de los estudiantes, contamos con la colaboración de los dirigentes estudiantiles. Desde hace años, hemos tenido un cuidado especial por la educación, prevención y sanciones cuando corresponda, en todos los aspectos relacionados a la violencia y abusos de tipo sexual en nuestra institución. En cuanto a diversidad y la ampliación de oportunidades, en la UC hay un aumento en la matrícula en mujeres, la que supera el 56%. Destaca más del 30% de alumnas en carreras como Ingeniería, producto de diversas acciones de educación y difusión. Se implementó el programa que posibilita a las madres con hijos de hasta los 2 años, tomar una carga reducida de créditos asociada a un arancel parcial, y mayor prioridad para la inscripción de cursos. Se ha trabajado en contenidos curriculares en temas de género, se reforzó el programa para madres y padres, orientado a un mayor bienestar en salas cuna y otros beneficios. Actualmente se está analizando la solicitud de entrega de títulos según género, en las carreras que corresponda.
En el área profesional y administrativa, los concursos de ingreso a la UC no exhiben diferencia de sueldos entre mujeres y hombres y la edad de jubilación es similar. Previo a la pandemia, se apoyó el programa “Después del colegio”, para los hijos, hay un aumento del número de mujeres que hacen uso de la jornada parcial y en los últimos tres años, se observa un aumento sostenido de mujeres que ocupan cargos de jefatura, tanto en labores académicas como administrativas. Las principales áreas para trabajar son el respeto de los horarios de trabajo destacando la importancia de la desconexión digital, -en especial durante la pandemia-; la ampliación de los programas en liderazgo; el apoyo al cuidado de hijos menores; el avance en el estudio del teletrabajo, entre otros.
Así, a pesar de los significativos logros alcanzados, tenemos varias áreas en las cuales debemos avanzar. El trabajo conjunto de la comunidad universitaria es clave para potenciar las condiciones laborales y académicas que beneficien a nuestras profesoras, estudiantes, trabajadoras, profesionales y personal administrativo. Se debe valorar el compromiso de las mujeres en la universidad, quienes han entregado su trabajo con gran calidad. De esta manera se aporta al desarrollo y crecimiento de la institución, de la educación superior y del país. La mujer cumple un rol clave en el desarrollo de nuestra universidad y de todo el sistema de educación superior.
