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La inflación subestimada Opinión

La inflación subestimada

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Gabriela Clivio
Por : Gabriela Clivio Economista, Founding member CFA Society Chile
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El coronavirus todo lo ha trastocado y ni siquiera las estadísticas de inflación se salvan de estar afectadas por esta pandemia mundial, las cuales hasta el día de hoy están siendo subestimadas. Lo cierto es que el virus alteró las estadísticas de inflación. ¿Cómo fue esto posible? Sencillamente porque la pandemia generó cambios en los patrones de consumo y gasto de los consumidores en todo el mundo y como consecuencia de esto, los datos oficiales de inflación quedaron desligados de lo que estaba sucediendo. Sabido es que la inflación se mide utilizando una canasta de bienes y servicios que pretende representar lo que la gente suele comprar y los artículos reciben un peso proporcional a la cantidad gastada en ellos. Pero lo cierto es que los precios están subiendo en muchas economías importantes. Pero en algunos casos estos bienes no están incluidos en las canastas monitoreadas y sus aumentos repentinos en muchas de las principales economías están preocupando, tanto a los inversionistas como a los banqueros centrales y/o autoridades monetarias.

Según una investigación realizada por el profesor de Harvard, Alberto Cavallo, durante todo el año pasado, cuando la pandemia se apoderó del mundo y los consumidores dejaron de gastar en restaurantes, pasajes aéreos y otras actividades que se vieron restringidas, la inflación en el mundo real de algunos países se ubicó por sobre la tasa oficial. Así, la inflación estadounidense por ejemplo, podría haber sido subestimada en 0,5 puntos porcentuales durante el transcurso del año 2020.  Este efecto continuará hasta que las principales economías vuelvan a sus patrones de consumo más normales. Todo lo anterior dificulta la interpretación de las medidas oficiales de inflación, las que a su vez son utilizadas por los bancos centrales como forma de monitorear sus objetivos de mantener la inflación dentro de sus rangos objetivos.

El coronavirus ha generado toda serie de distorsiones y una de ellas es que desde que comenzó la pandemia, los datos oficiales de inflación se han calculado utilizando ponderaciones que reflejan el mundo pre-pandémico. Esta mala medición es particularmente aguda en dos categorías. Por un lado, el precio de los alimentos dado que esta demanda se ha visto impulsada en pandemia. Y por otro lado, el precio del transporte cuyo gasto disminuyó notoriamente. El consenso con respecto al efecto neto es que el cálculo oficial del índice de precios al consumidor subestimó los cambios de precios que experimentó la población en su día a día y tal como decíamos al comienzo el IPC ha sido una mala medida de la inflación durante la recesión pandémica.

Con la reapertura de la economía y el fin de las restricciones estos efectos debieran revertirse. Lo cierto es que hoy más que nunca tal como dice Andrew Bailey, el gobernador del Banco de Inglaterra, se debe observar la inflación “con mucho cuidado”, pero sin preocuparse. En esa línea se enmarca la acción del Banco Central de Chile, que por primera vez en años, ha decidido subir la tasa de política monetaria en su última reunión. Las ayudas públicas y los retiros de los fondos de pensiones, están teniendo su efecto en las cifras de inflación y se debe observar el crecimiento en los precios al consumidor “con mucho cuidado”, a pesar de que aún seguimos con una alta tasa de desempleo.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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