Hablar de descarbonización se ha vuelto recurrente tanto en Chile como en el mundo y muestra una preocupación por las emisiones de CO2.
Sin embargo, en Chile al parecer no se han sopesado debidamente las consecuencias de la medida de cerrar la centrales a carbón. Cabe destacar que fue el propio Presidente Piñera quien informó, hace pocos meses, que se había logrado un acuerdo con las empresas generadoras que permitiría iniciar un plan de cierre paulatino de las centrales termoeléctricas en el país, entre ellas, la Central Ventanas 1.
Debido a este acuerdo y la sequía que nos afecta desde hace ya bastante tiempo, el Sistema Eléctrico Nacional se encuentra en una grave situación de estrés en las horas en que no se cuenta con la energía solar ni el viento.
Es así como el Coordinador Eléctrico Nacional (CEN), organismo independiente que coordina la generación eléctrica, entre otras tareas, reportó problemas para asegurar el adecuado abastecimiento y su plan para reabrir la central termoeléctrica Ventanas 1, por un periodo inicial de tres meses, pero sin descartar su extensión. Es necesario destacar que el acuerdo entre los generadores y el gobierno contempla un pago por permanecer en el sistema y estar disponibles para situaciones de contingencia, como es esta.
Sin embargo, grupos de presión han impedido la reapertura de la Central y el gobierno ha cedido.
Llaman la atención dos aspectos relevantes en este conflicto. El primero es que no se cumplan los compromisos adquiridos para la seguridad del sistema, por los cuales existe un pago de parte de todos los usuarios por la presión de algunos sectores. Lo segundo y probablemente más de fondo, es la confusión respecto de los objetivos de la descarbonización. Las emisiones de CO2 responsables, en parte, del cambio climático son de carácter global y no local. Las emisiones locales y que contaminan las zonas aledañas y por cierto a las comunidades, son fundamentalmente material particulado, dióxido de azufre (SO2) y los óxidos de nitrógeno (NOx).
Hay que recordar que las centrales termoeléctricas han debido adaptarse a la norma de emisiones locales promulgada en el año 2011, que obliga a una reducción de las emisiones de estos tres contaminantes atmosféricos a niveles tan exigentes como los de Europa. Por cierto, que la central Ventanas debe estar cumpliéndola y, por tanto, los temores por la salud de la población local son infundados.