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Hacia una cobertura en salud oral en Chile Opinión

Hacia una cobertura en salud oral en Chile

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Raúl Palacio, Patricio Palavecino y Eduardo A. Undurraga
Por : Raúl Palacio, Patricio Palavecino y Eduardo A. Undurraga Raúl Palacio, Escuela de Odontología UC Patricio Palavecino, Facultad de Odontología UNAB Eduardo A. Undurraga, Escuela de Gobierno UC
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Son múltiples los aspectos de la vida de las personas en los que se manifiesta la desigualdad de oportunidades. La salud oral –crítica para el bienestar y el funcionamiento social de las personas– es uno de ellos, afectando desproporcionadamente a grupos marginalizados y en situación de pobreza, que por lo general tienen escasa cobertura y acceso. El Institute for Health Metrics and Evaluation, sobre la base de la Encuesta Nacional de Salud, estima que 46% de la población de Chile tiene caries en dientes permanentes. Si nos enfocamos en los niños y niñas entre 4 y 14 años, aquellos de familias de bajos ingresos tienen el doble de riesgo de tener caries que aquellos de familias de altos ingresos.

Como planteamos en el artículo “Elementos clave para avanzar hacia una cobertura universal en salud oral en Chile”, publicado por el Centro de Políticas Públicas UC, es evidente que el sistema actual de salud no entrega una respuesta adecuada a la demanda por salud oral. El paradigma actual está dominado por el tratamiento reactivo y el uso intensivo de tecnología, en lugar de un enfoque en prevención y cuidado permanente, que es más efectivo y genera menos costos humanos y económicos. Debido a la carencia de cobertura universal en salud oral (CUSO), los costos del tratamiento de enfermedades orales pueden impactar severamente el presupuesto familiar. La falta de cobertura y, por lo tanto, los altos costos para el bolsillo hacen que una parte significativa de la población posponga su atención dental. Esto resulta en un empeoramiento del cuadro clínico hasta que se produzca dolor o una infección que lleve a ser atendido de urgencia, favoreciendo la pérdida dentaria.

La salud oral afecta nuestras relaciones cotidianas, como comer, hablar y sonreír. Es un aspecto fundante de nuestra identidad. Las enfermedades orales incluyen una serie de condiciones que afectan la boca y la dentadura, como las caries y la periodontitis (infección o inflamación de las encías). Generan dolor, malestar, y en los casos más graves, pueden ser fatales. Estas enfermedades imponen una alta carga de enfermedad y costos económicos, incluyendo pérdidas de productividad y días de educación. 

El programa de Garantías Explícitas en Salud (GES) mitiga parcialmente esas inequidades, asegurando el acceso, oportunidad, calidad, y protección financiera de personas que requieran atención para enfermedades y condiciones específicas. En salud bucal y a nivel de atención primaria de salud, los programas GES ofrecen atención odontológica para niños menores de 6 años, urgencias odontológicas ambulatorias, atención para embarazadas, y atención integral para adultos mayores de 60 años. Sin embargo, en términos reales, la mayor parte de la población carece de cobertura amplia en odontología, profundizando las desigualdades existentes para un acceso oportuno, de calidad, y asequible a salud oral. 

Hace años se discuten las fortalezas y debilidades de recientes reformas al sistema de salud de Chile y la conveniencia de una reforma más sustantiva. Esta discusión ha tomado fuerza desde la crisis social de octubre 2019, las limitaciones que arrastra por años el sistema de salud, y la merma en los ingresos que ha producido la pandemia de COVID-19. La CUSO, sin embargo, ha estado mayoritariamente ausente del debate. El diseño e implementación de una reforma integral al sistema de salud, que incluya una CUSO, requerirá un esfuerzo de largo plazo. Es un desafío enorme, pero urgente, y ofrece una oportunidad única para mejorar la calidad de vida a las personas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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