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La urgencia de una conservación efectiva Opinión

La urgencia de una conservación efectiva

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Eugenio Rengifo
Por : Eugenio Rengifo Director ejecutivo Reservas Elementales Filantropía Cortés Solari
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En la conservación de los océanos está la esperanza más eficaz para hacer frente a los efectos del cambio climático. Estas aguas que cubren más del 70% de la superficie del planeta, son origen de vida y misterio que atesora en gran medida el sustento para la vida en el planeta. Los océanos son responsables de la mitad del oxígeno que respiramos y en ellos habitan criaturas maravillosas, como las ballenas, que son capaces de secuestrar más carbono que nuestros bosques. Desde hace unos años Chile ha pasado a la delantera mundial de la conservación marina, protegiendo más del 40% de su superficie marina. Sin embargo, existen desafíos de conservación ineludibles, como los que enfrenta la zona denominada Archipiélago de Humboldt. 

Hace unos días el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad aprobó la creación de una nueva Área Marina Protegida en La Higuera. Su aprobación es un avance en la trayectoria de conservación marítima de Chile, pero un avance muy débil si consideramos que adolece de pilares fundamentales para sentar las bases hacia una conservación efectiva. 

La conservación requiere de un abordaje multidimensional, que establezca una efectiva protección ecosistémica, en el marco de un modelo que supere lo estrictamente ecológico. En simple: para que exista una Conservación Efectiva se requiere trabajar en cuatro dimensiones de manera simultánea: ambiental, social, cultural y económica. En el caso de La Higuera, la dimensión ambiental, ha sido evaluada por los expertos como un eje débil, ya que la creación de esta área marina protegida contempla solo una de las dos regiones requeridas y no incorpora prohibiciones de uso industrial, lo que no impide el avance de posibles amenazas al ecosistema como los proyectos Dominga y Cruz Grande, que han sido justamente los que han despertado la alarma entre las principales organizaciones ambientales a nivel mundial. Por otra parte, desde la perspectiva social, la declaratoria nace sin considerar a las comunidades involucradas, en un proceso que no realizó consultas ciudadanas ni el trabajo con ONGs o sociedad civil organizada, lo que inmediatamente ha despertado desconfianzas. 

La conservación no puede entenderse al margen de la comunidad que está llamada a ser protagonista para enfrentar los desafíos actuales en materia socioambiental. Por lo mismo, es deseable que en la etapa de desarrollo del Plan de Manejo se incorpore debidamente a la comunidad local, tanto en la sensibilización del trabajo realizado, como en el codiseño de programas con pertinencia local que incorporen las características culturales y promuevan el desarrollo económico sostenible del territorio y sus habitantes. 

La tarea de resguardar los equilibrios para que la vida en el planeta continúe, pasa en gran medida por encontrar la manera de asegurar que la naturaleza siga su curso, eso depende en gran medida de atenuar el impacto de la acción humana sobre ella, con el paradójico desafío de que el ser humano pase a ser parte de la solución. La comunidad de la que somos parte, existe a partir de una fina e improbable trama de interrelaciones e interdependencias que hacen posible que la vida, incluida la humana, sea posible. 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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