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Canciller: ¿cómo estamos para la gira a Norteamérica? Opinión Crédito: Agencia UNO

Canciller: ¿cómo estamos para la gira a Norteamérica?

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Eduardo A. Santos Fuenzalida
Por : Eduardo A. Santos Fuenzalida Experto internacional en asuntos de comercio
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¿Sabemos a qué iremos a Norteamérica y a la Cumbre de las Américas? Luego de revisar detalladamente la información disponible en el Departamento de Estado, la entrevista a Chris Dodd y estudiar el discurso del Secretario Blinken, creo que Estados Unidos tiene total claridad de lo qué quiere y espera alcanzar, tanto en la amistosa y políticamente correcta agenda oficial, como en la agenda paralela de las “bilaterales”. ¿Lo saben en la Cancillería? Estados Unidos ya se sinceró y puso sus cartas sobre la mesa. ¿Y nosotros? No será fácil y -además- parece que estamos cojeando.


Días atrás, mencioné mi incomodidad con el énfasis de las notas de prensa de la Cancillería en lo que llamé “nuevos / otros temas”, en lugar de centrarse en las más “tradicionales” relaciones internacionales. Espero ser claro: apoyo la firma del Acuerdo de Escazú, el interés en el medioambiente y en el cambio climático; la política exterior feminista y el nombramiento de embajadoras; la defensa de los derechos humanos y de la inclusividad; así como los temas vinculados a ciencia y tecnológicos, solo para mencionar algunos de los “nuevos temas” en que se trabaja. No obstante, en la actualidad tenemos una Cancillería que parece sobrecargada con estos “nuevos temas”, en desmedro de los más “tradicionales”. En la OCDE, muchas “cancillerías” ya los han incorporado, pero también han robustecido sus áreas de trabajo más tradicionales. Apoyemos a la Cancillería y dejemos la proyección internacional de los nuevos temas a los equipos internacionales de los respectivos ministerios. “Zapatero a tus zapatos”. ¿Se entiende?

La Cancillería es responsable de conducir las relaciones políticas y económicas internacionales de Chile. No perdamos el foco ni la dirección de nuestra política exterior. Hoy, la agenda global está dominada por la “fractura” que sufre la globalización, marcada por la crisis causada por el COVID, la guerra en Ucrania, y los efectos de la crisis climática, así como la rearticulación de las redes globales de producción y comercialización. ¿Y tenemos una Cancillería que esté a la altura?

Sabemos del viaje presidencial a Norteamérica para asistir a la Novena Cumbre de las Américas. Pero, hasta el momento de escribir esta nota, no he logrado informarme a qué vamos a la Cumbre. A lo mejor soy poco efectivo. Lo más detallado que he encontrado es un Comunicado de Prensa de la Cancillería, del 30 de mayo (pero, de hecho, fechado como 30 de junio), informando que “… Hoy, la Canciller Antonia Urrejola sostuvo una llamada con la Ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Mélanie Joly. En la instancia, tuvieron oportunidad de dialogar sobre la próxima gira que realizará el Presidente de la República, Gabriel Boric, por Norteamérica, así como abordar diversos puntos de trabajo en común”. Busqué infructuosamente algunos de esos posibles “puntos de trabajo en común”. Cero.

No obstante, el sábado 28, “hojeando” El Mercurio, encontré una entrevista a Chris Dodd (exsenador demócrata) que hoy ostenta el título de “Special Advisor for the Summit of the Americas”. Según el medio, Dodd estuvo en Chile para reunirse con la ministra Urrejola. Y la Cancillería, “mutis por el foro”. Entrevista interesante y que El Mercurio presenta con el sugerente titular de “Si tuviera que escoger solo un tema sobre colaborar con Chile, es la democracia”. Es evidente que el “enviado especial” vino a hacer un rayado de cancha, tratar el tema de Cuba, Nicaragua y Venezuela, y asegurarse de nuestra visita a la Cumbre, posiblemente a cambio de garantizarnos una “bilateral” con el presidente Biden. Tengo claro que la Cancillería no debe “ventilar” a diestra y siniestra los detalles de nuestra política exterior. Acá estoy solo solicitando se nos informe de cuáles son los objetivos de nuestra participación en la Cumbre, qué nos están pidiendo y qué esperamos lograr. El martes 31, me encontré con una entrevista realizada -esa noche- a la ministra Urrejola (T13 Noche) donde menciona la anterior visita de Chris Dodd.

Desde el Gobierno nos han dicho que pertenecemos a América Latina y El Caribe: que es nuestro barrio. Y el Presidente lo reitera en la Cuenta Pública, pero no sabemos qué iremos a conversar con ellos en la Cumbre de las Américas. Afortunadamente, el Departamento de Estado de los EE.UU. -organizador del evento- nos dice que su lema es “Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo para nuestro hemisferio” … [para más adelante señalar que] “… Los pueblos de las Américas desean, y merecen, una gobernanza eficaz y responsable que cumpla con su cometido”. El Departamento de Estado concluye con los temas principales de la convocatoria: “Como presidente y anfitrión, Estados Unidos trabajará con las partes interesadas de la región para asegurar compromisos a nivel de líderes y acciones concretas que mejoren drásticamente la respuesta y la resiliencia ante la pandemia, fomenten una recuperación ecológica y equitativa, construyan democracias fuertes e inclusivas y aborden las causas fundamentales de la migración irregular. Nuestro compromiso con la diversidad y la inclusión sustentará nuestros esfuerzos”.

Hasta ahí no veo mayores dificultades. Sin embargo, creo que a Chile se le complica “el mapa” con la agenda paralela que -obviamente- los EE.UU. no hace pública totalmente, pero que desliza en la entrevista con El Mercurio. Recuerden la preocupación de Chris Dodd de colaborar con Chile… [y…] la democracia”. Pero donde tengo la firme impresión de que nos van a “leer la cartilla” muy claramente, es en relación -valga la redundancia- a nuestra relación con Rusia y China. En un discurso del 26 de mayo, el secretario de Estado Antony Blinken, presenta con abrumadora claridad los ejes estratégicos de la política exterior de los Estados Unidos (“The Administration’s Approach to the People’s Republic of China”) que, resumidamente, los articula como: “… Al mismo tiempo que sigue la guerra del Presidente Putin, continuaremos enfocados en el mayor desafío de largo plazo que enfrenta el orden internacional y que está representado por la República Popular de China”. Y concluye esta sección del discurso señalando que “… China es el único país del globo que tiene tanto el interés como -crecientemente- el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para modificar el orden internacional” (Mi traducción y énfasis).

Hasta ahí nada nuevo, pero el secretario Blinken ilustra muy claramente, en su discurso, que no dejarán que esto ocurra, e ilustra las “alianzas” que están rediseñando y robusteciendo para ello. Curiosamente, en relación con la estrategia utilizada por China, hace referencias a varios temas que nos “pasan de refilón”, como el “apropiarse” de áreas estratégicas de la economía mediante la inversión y uso de tecnologías diseñadas en China y controladas por ellos. Litio y trenes de alta velocidad: ¿les recuerda algo? Por ahora, mi preocupación es saber si estamos preparados para conversar de la “agenda paralela”. Tengo la impresión de que no lo estamos. Claramente los intereses geopolíticos globales de EE.UU. están siendo desafiados. Y también en América Latina, y China le está “tocado la oreja” muy seguido a Estados Unidos. ¿Cómo responderemos a la necesidad de proteger nuestros intereses nacionales y la pertenencia al barrio de Latinoamérica? ¿Seguiremos corriendo con “colores propios”? ¿Buscaremos aclarar nuestra pertenencia a Latinoamérica para enfrentar unidos estos nuevos desafíos globales? Yo me la juego por esta opción.

Tampoco tenemos información acerca de lo que pudo haber conversado la ministra Urrejola con su colega canadiense. Es un gesto positivo el que extendamos nuestros esfuerzos diplomáticos a Canadá. Existen estrechos vínculos con Chile, pero no nos engañemos, sus prioridades están en otras regiones del globo. Geopolíticamente, Canadá siempre trata de mantener un grado de independencia, pero termina alineado con los Estados Unidos. No obstante, podemos aprender de Canadá en numerosas materias: por ejemplo, de su sistema de salud, medioambiente, educación pública y todo el trabajo realizado con los pueblos originarios, para intentar reparar el pasado impuesto por los conquistadores, solo para nombrar algunos.

Pero donde está la mayor riqueza de una posible nueva relación con Canadá, es en las provincias. Si el Presidente visita Canadá, sugiero que incluya al ministro Valenzuela en la comitiva, para que recorra las provincias y vea lo que se requiere para ser una verdadera “Potencia Alimentaria” y así soñar con la Seguridad y Soberanía Alimentarias, que parecen ser los temas “top” de Agricultura en estos días. Sugiero visitar el “Crop Development Centre” en la University of Saskatchewan, Saskatoon. Además de disfrutar de la enorme hospitalidad de los canadienses, podrá conocer el lugar donde nació “Canadá como el mayor exportador de legumbres del mundo”. Y no hace tanto tiempo. Una parte de las lentejas que hoy consumimos en Chile, vienen de Saskatchewan. Y el origen de esas lentejas es la antigua semilla de lenteja chilena. ¿Ta’ güeno, ministro? Puede ser una relación fructífera. Más allá del Gobierno Federal de Canadá, en las provincias canadienses hay un tesoro enorme que explorar.

Retomo el punto central de esta columna: ¿sabemos a qué iremos a Norteamérica y a la Cumbre de las Américas? Luego de revisar detalladamente la información disponible en el Departamento de Estado, la entrevista a Chris Dodd y estudiar el discurso del secretario Blinken, creo que Estados Unidos tiene total claridad de lo que quiere y espera alcanzar, tanto en la amistosa y políticamente correcta agenda oficial como en la agenda paralela de las “bilaterales”. ¿Lo saben en la Cancillería? Estados Unidos ya se sinceró y puso sus cartas sobre la mesa. ¿Y nosotros? No será fácil y -además- parece que estamos cojeando.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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