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De qué hablamos cuando hablamos de envejecimiento

De qué hablamos cuando hablamos de envejecimiento

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Ximena Abogabir
Por : Ximena Abogabir Integrante del Directorio, Fundación Casa de la Paz y Miembro del Panel de Acceso a la Información del Banco Interamericano de Desarrollo - BID
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Cuesta asumir que la extensión de la vida sea per se un problema, pero a menos que reinventemos una relación diferente entre todas las generaciones, así será. En algún momento todos(as) seremos cuidados o/y cuidadores. Por eso, ya se habla de un “tsunami plateado” que tensionará no solo a las familias sino a toda la sociedad, incluyendo las arcas fiscales. Para prevenirlo, necesitamos reinventar nuestros vínculos.

Actualmente una de cada 6 personas en Chile es mayor de 60 años, y se espera que al 2050 este segmento constituya el 32% de la población, de acuerdo a cifras del INE. Adicionalmente, las personas sobre 80 años aumentarán más de tres veces su proporción en igual período y representarán el 28% del total de personas mayores en 2050.

Asimismo, según el colectivo español Zaharberry, la vida en tres etapas –niñez, adultez y vejez– se ha transformado en una de multietapas, donde en cada una coexisten diversas formas de vivirla.

En lo que llamamos “envejecimiento” encontramos a personas mayores-jóvenes en excelente estado de salud (que cuidan de otros mayores o más jóvenes que ellas), con aquellas personas que viven en soledad, vulnerabilidad y dependencia. Por otra parte, están los seres humanos cuya cédula de identidad indica fecha de vencimiento cumplido, pero que no se sienten obsoletos, y se afanan en seguir aportando a la sociedad, al bien común. Y también existen aquellos que –por múltiples motivos– prefieren descansar; o los que requieren ser asistidos. Todos tenemos necesidades y retos diferentes.

La actual panorámica nos lleva a modificar la forma de entender la vejez como última etapa del ciclo de la vida, desafiándonos a redefinir los actuales modelos. Es imperioso considerar la longevidad como un proceso de envejecimiento de larga duración, con la probabilidad de vivir muchos años en buen estado de salud física y mental antes de llegar a la fragilidad y dependencia. Y sobre todo, como una etapa de la vida que abre nuevas oportunidades para seguir desarrollando nuestro potencial e iniciar proyectos vitales.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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