En la última semana distintos medios de comunicación han informado sobre el derrumbe económico de Mark Zuckerberg. Se estima que en un año ha perdido el equivalente a la mitad de su fortuna, siendo actualmente el valor de las acciones de Meta la más baja desde el 2016. Se ha dicho que esto sería consecuencia de los millones de dólares que ha invertido en el desarrollo de metaverso, aumentando la planilla de trabajadores, cuestión que ha encarecido la estructura empresarial. Ello estaría generando dudas en lo inversionistas, lo que pondría en jaque el plan del creador de Facebook. Pero ¿es el fin de uno de los gigantes digitales?
La visión de Zuckerberg revierte el refrán “pan para hoy, hambre para mañana”, ya que el hambre que experimenta hoy Meta, ciertamente está enfocada en obtener el pan del mañana: el metaverso. Aunque en apariencia es contradictorio mantener la apuesta anunciada a fines del 2020 (dadas las bajas utilidades de la empresa), no es primera vez en la historia del desarrollo tecnológico que la invención ha estado precedida de costos y gastos que hacen dudar sobre la continuidad de los proyectos. Por el contrario, lo que no tiene valor equiparable es ser aquella persona que se encuentra con la innovación y es capaz de ofrecer algo nuevo al mundo. Y en eso, advierto, está encaminada la visión empresarial del CEO norteamericano.
Ahora bien, se ha dicho que el metaverso es la tecnología emergente que revoluciona el uso de internet al permitir que las personas interactúen en tiempo real en un espacio diseñado digitalmente. La millonaria inversión de Meta por esta tecnología estaría arruinando las arcas de la empresa, dado que, si bien ha dispuesto de espacios metaversales y la creación de hardwares para su acceso, no han logrado un uso predominante en los usuarios de sus plataformas. Ello llevaría inevitablemente a que algunos críticos pongan en duda la apuesta de Zuckerberg, conminándonos a abandonar la idea del metaverso y reservarla únicamente para el mundo de los videojuegos. Sin embargo, aquello sería apostar por el pan para hoy, sin arriesgar y explorar este momento tecnológico.
La diversidad de dispositivos habilitados para utilizar internet, siendo el Smartphone el principal de ellos, es consecuencia de la relación de las personas con las plataformas, las que, por su parte, han mejorado sus versiones gracias a la información continua que les proporcionan sus usuarios. Mientras que en los hogares predominen dispositivos tales como computadoras o teléfonos inteligentes, el metaverso no dará el salto al uso masivo. Una forma de revertir dicha situación y, por tanto, acelerar el uso del metaverso en la población, es adecuar el desarrollo a distintas interfaces, lo que permita acceder a esta tecnología a través de distintos dispositivos. Dicho de otro modo, al igual que internet, este soporte digital debe considerar productos que tengan un alcance práctico en las personas y cercano a las herramientas que ellas disponen. Lo cierto es que el metaverso es una forma de uso de internet que también debe asumir la situación actual de brechas tecnológicas y, por lo tanto, vivir su propia transición.
Un ejemplo de esto es lo que desde Metaverso Chile denominamos “realidad aumentada en tiempo real”. Su uso tiene distintos alcances, aunque hemos advertido que en el campo educacional tiene pleno lógica, pues esta permite al profesor disponer de recursos digitales que apoyan la labor docente y que captan la atención de sus estudiantes al utilizar una herramienta de uso transversal en la población juvenil, como lo es un teléfono, ya no constituyendo un elemento de distracción en la clase, sino una herramienta de aprendizaje. Así, una profesora de biología podría estar inmersa en una célula en el metaverso, y los estudiantes podrán observar en tiempo real desde sus celulares, teniendo al unísono información visual reforzando el aprendizaje. Ello aumenta considerablemente el uso del metaverso, ya que se no encaja en una sola vía de acceso, sino que habita la lógica común que propone la internet, o sea, la idea del acceso libre. Es esta la línea que podría potenciar la apuesta de Zuckerberg, al menos nuestra experiencia en Chile indica que es un camino correcto y rentable en distintos sentidos.
La transformación digital que está generando la insurgencia de esta tecnología conlleva por cierto una transformación cultural a la cual debemos ajustar las expectativas. La historia –y con distintos ejemplos– nos indica que los cambios no son de la noche a la mañana, menos cuando se trata de cambios de paradigmas como a los que nos enfrentamos. Y es que en la medida que los dispositivos tecnológicos idóneos para el metaverso se vayan multiplicando, el hambre cesará y el pan llegará.