Cuando era niño vivía frente a una estación de trenes. Me acostumbré al pasar de los trenes de carga y al silbato del tren de pasajeros que oía todos los días, varias veces al día. Con el transcurso de los años, escuché pasar los trenes cada vez menos, y esta reducción en su flujo, más que un recuerdo, se ha convertido en un debate público. Mucho se ha hablado de la importancia de los trenes para nuestro país. Tiene sentido, ya que nuestra geografía facilitaría un sistema bastante eficiente y relativamente fácil de implementar. Es más, nuestro país tuvo una matriz de ferrocarriles muy robusta, que permitía moverse desde Iquique hasta Puerto Montt, con más de 7 mil kilómetros de infraestructura.
Con los sucesivos paros de camioneros y tarifas al transporte marítimo, mucho se ha hablado de la necesidad de reinstaurar los trenes como modo de transporte, tanto de pasajeros como de mercaderías. Así, se evitaría el llamado “monopolio de los camioneros” que, por cierto, fue una de las promesas de campaña del Presidente Gabriel Boric y parte de la inversión pública del Presidente Sebastián Piñera en su segundo Gobierno.
Un detalle clave que podría solucionar la dependencia del movimiento comercial por carretera en Chile es la apertura del cabotaje marítimo. Actualmente, el decreto ley 3059 y la Ley 21.138 permiten que la carga marítima entre puertos chilenos solo se mueva a través de barcos nacionales. Es decir, que un barco extranjero tiene prohibido moverse con carga entre dos puertos chilenos, en su lugar, si necesita transportarse entre puertos nacionales, debe dejar la carga en un puerto y navegar hacia otro sin carga alguna, perdiendo una oportunidad de transporte de mercancías. Esta ineficiencia disminuye la competencia y aumenta los precios que pagamos los consumidores finales por aquellas mercancías.
Un estudio del exministro de Hacienda, Ignacio Briones, junto con otros autores, estima una reducción de tarifas que las embarcaciones extranjeras pagan por navegar en aguas nacionales de entre un 25% y 35%, lo que se traduciría en un beneficio para los chilenos de hasta 432 millones de dólares. Esto, deja en evidencia que el libre mercado siempre es beneficioso para los consumidores. Las buenas noticias son que, actualmente existe un proyecto de ley en el Congreso que propone liberar el cabotaje de carga marítima.
Respecto a los trenes como medio de transporte de pasajeros, debemos recordar que el cierre de distintas rutas y tramos ocurrió por falta de demanda, tanto de carga como de consumidores, y que nada nos asegura que esto no podría volver a pasar. Si bien moverse por carreteras es cada vez más costoso, masificar los ferrocarriles no es una solución, ya que esto no se traduciría, necesariamente, en una disminución relevante del costo de combustibles o peajes. Actualmente, el proyecto “Chile Sobre Rieles”, impulsado por el Presidente Piñera, se trata de un paquete de inversiones de más de 5 mil 500 millones de dólares hasta el año 2027, y tiene como fin impulsar el transporte de pasajeros en el país y además, dejar a la empresa de Ferrocarriles del Estado como empresa pública financieramente sostenible.
El debate no debería estar en si los trenes son o no claves para el desarrollo del país. Estamos pasando por una crisis económica con características de recesión, en la que no es recomendable hacer grandes inversiones, ni públicas ni privadas. Los poderes Ejecutivo y Legislativo deberían enfocarse en solucionar la situación existente con las herramientas actuales, haciendo más llevadera la vida de la mayoría, en lugar de satisfacer a una minoría a través de grandes costos fiscales.