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La reactivación de los aprendizajes después de la pandemia: ¿qué políticas podrían hacer la diferencia? Opinión

La reactivación de los aprendizajes después de la pandemia: ¿qué políticas podrían hacer la diferencia?

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Marcela Gajardo
Por : Marcela Gajardo Socióloga de la educación. Cofundadora y exdirectora del PREAL actualmente es coordinadora del Área de Investigación Educación y Desarrollo, FLACSO-Chile
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¿Cuánto afectó la pandemia sanitaria del COVID-19 al estancamiento educativo y la profundización de brechas ya existentes en la educación escolar y los aprendizajes en la escuela? 

No es fácil evaluar con precisión las consecuencias de esta crisis sobre el desarrollo educativo, pues los datos de los que se dispone son anteriores al cierre de escuelas y la suspensión de las clases presenciales. 

Si bien la evidencia es clara respecto del estancamiento del progreso educativo antes de la pandemia, informes recientes estiman que la crisis sanitaria del COVID 19 ha afectado a todos los países por igual y que sus efectos perjudicarán los aprendizajes y profundizarán una crisis que ya venía afectando a los sistemas educativos en general y a las escuelas, en particular.  

A su vez, informes recientes sobre el desarrollo económico y social estiman que, en materia educativa y reducción de la pobreza, se retrocederá a niveles anteriores al logrado en las décadas de los años 1990 y 2000. Sin embargo,  también consideran que esta crisis global y sus efectos sobre la educación y la enseñanza, han abierto espacios de innovación en materia pedagógica y han permitido usar lecciones aprendidas para paliar el agobio de profesores, alumnos y familias que debieron aprender a trabajar, vivir y comunicarse de manera distante y remota desde el año 2020 en adelante.

La evidencia sobre logros de aprendizaje indica que los países de América Latina, y algunos del Caribe, enfrentan una crisis educativa que se viene arrastrando desde el año 2009 y se expresa en la persistencia de bajos desempeños, sin que se registren avances significativos desde la última evaluación de resultados realizada el año 2013, según pruebas ERCE y TERCE. Una crisis que existía al momento del cierre de los centros escolares y que, se estima, profundizará las brechas de equidad y calidad ya existentes.

Comparativamente, y en promedio, en los 16 países de la región, el 40% de los estudiantes de 3er grado y el 60% de 6to grado de primaria no alcanzaron el nivel mínimo de competencias fundamentales en Lectura y Matemática. Más aún, en la mayor parte de los países no se evidencian mejoras significativas en los logros de los estudiantes de primaria entre 2013 y 2019, y en algunos hubo retrocesos. Frente a este panorama, y los obstáculos que aún persisten después de la pandemia, cabe preguntarse cuál sería la mejor forma de enfrentar antiguas tendencias y nuevos desafíos a partir de las lecciones aprendidas a lo largo de más de tres décadas de transformaciones educativas. 

La abundante literatura y estudios sobre el desarrollo educativo regional recomiendan poner el foco en los dominios siguientes: 

  • ¿Qué se puede transformar? Formas de organización escolar que hoy resultan obsoletas para asegurar calidad y equidad; renovados medios y materiales de enseñanza, normas y regulaciones para adaptar el sistema educativo a nuevos desafíos, parámetros curriculares y uso de resultados de evaluaciones de contenido y desempeño.
  • ¿Qué se debe mejorar? Formación inicial y continua de docentes; desarrollo profesional; métodos de enseñanza-aprendizaje; uso de resultados de evaluaciones en salas de clases; adecuaciones curriculares, educación a distancia y uso de TICs; participación de los padres en los procesos de enseñanza aprendizaje; 
  • ¿Qué convendría adaptar o replicar? Políticas y prácticas inclusivas, de probado éxito, que lograron reorganizar los sistemas escolares, desarrollar modelos alternativos y promover un liderazgo pedagógico eficaz. Estudios recientes registran, al menos, cinco ámbitos de intervenciones que deberían mantenerse y perfeccionarse en el futuro: 
  1. Priorizar el desarrollo socioemocional y al fortalecimiento de habilidades para enfrentar situaciones de crisis social y educativa; 
  2. mantener y profundizar el compromiso de padres y madres en el desarrollo educativo de sus hijos;
  3. enseñar y aprender con tecnologías, promoviendo el uso de redes y plataformas como espacios de divulgación, diálogo y trabajo colaborativo; 
  4. innovar en las salas de clases aprovechando los cambios drásticos que la pandemia ha introducido en las formas de organización escolar y las metodologías de enseñanza-aprendizaje; y
  5. flexibilizar el currículo escolar y ofrecer autonomía a los centros escolares para aprovechar tendencias que favorecen los aprendizajes fuera de la escuela.  

En términos de prioridades, se recomienda:

  • Priorizar la atención educativa en los niños de menor desempeño y acelerar sus aprendizajes, mediante la identificación temprana de quienes van quedando rezagados y proporcionarles la atención compensatoria que requieren para llevarlos a niveles aceptables de aprendizaje.
  • Además de la equidad de género, priorizar la equidad de acceso según origen social y área de residencia. Los resultados de mediciones recientes sugieren que los esfuerzos por cerrar las brechas de género están rindiendo frutos. Los países deberían focalizarse ahora en mejorar la calidad de la enseñanza que se ofrece en las escuelas de áreas pobres y rurales.
  • Invertir más y mejor en los niveles básicos de la enseñanza y hacer más eficiente el gasto. Resultados de evaluaciones recientes han dejado en evidencia que mayor ingreso y mayor gasto están asociados con niveles de aprendizaje más altos, así que es probable que mejorar la calidad de la educación y logros de aprendizaje requiera de mayores recursos financieros y mejores docentes, ya que un mayor gasto público, por sí mismo, no determina los resultados de aprendizaje.
  • Flexibilizar los parámetros curriculares, formular estándares de aprendizaje y asegurar que todos puedan alcanzarlos. El hecho de que la mayoría de los países esté quedando atrás en materia de desarrollo educativo sugiere que equidad y calidad continúan siendo desafíos pendientes para la región. Para enfrentar el déficit de calidad y la falta de equidad, se debiera establecer nuevas expectativas de logros de aprendizaje para las escuelas, formular estándares de desempeño para los docentes y asegurarse que las expectativas se estén alcanzando. 

 

Tareas nada de fáciles pero que vale la pena implementar.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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