Cuando se acerca un nuevo aniversario del Día Internacional de la Mujer, me surgen algunas reflexiones en torno a cómo disminuir brechas entre hombres y mujeres en el ámbito tecnológico, cifras que siempre se ven tan desmejoradas en Chile y el mundo:
De nuestros estudiantes en CIISA, solo el 15% son mujeres y cuando queremos salir a buscar mujeres profesoras en determinada disciplina tecnológica no encontramos. Según la Subsecretaría de Educación Superior, la matrícula femenina en este tipo de carreras está levemente sobre el 20%.
Revisando cifras de otros países encontramos realidades parecidas. En España, en las carreras de tecnología e informática las mujeres suponen apenas un 13% del total de estudiantes.
Algo mejoran los números en el ámbito laboral: según un estudio de 2022 de ONU Mujeres desarrollado por EY sobre la “Demanda de Mujeres en la Industria Tecnológica en Chile”, la participación femenina alcanza el 35% en los cargos de entrada, disminuyendo a un 30% en los cargos de jefaturas y a solo 15% en los gerenciales.
¿Cómo podemos disminuir brechas? ¿Cómo lograr que las mujeres ‘se crean el cuento’ y entren a estudiar las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas)?
Este tipo de carreras asoman como ideales para las mujeres. Es más, aunque parezca exagerado, parecen haber sido pensadas para nosotras. De partida, a diferencia de la mayoría de otras carreras técnicas, estas son impartidas en un alto porcentaje en modalidad híbrida u online.
Entonces, dentro de una realidad nacional en donde las mujeres somos multitask y únicas sostenedoras de un hogar, con hijos o adultos mayores a nuestro cuidado, esta modalidad resulta de una gran ventaja, logrando ahorrar tiempo y dinero en traslados, y cuotas mayores de seguridad, con menos presencia en la vía pública.
Luego, ya en el campo laboral, puedes trabajar desde tu casa incluso para una empresa internacional, pues el trabajo a distancia, pospandemia, se ha internalizado no en todas, pero sí en muchas organizaciones y empresas de distinto tamaño y rubro, sobre todo en startups.
Como pueden ver, no se exagera al señalar que se trata de carreras óptimas para mujeres, a diferencia de otras que requieren mucha presencialidad.
Sin duda que hay muchas decisiones público-privadas que pueden adoptarse a nivel país para una disminución de estas brechas.
Respecto a las que competen propiamente a las universidades e institutos de Educación Superior, está de partida, y como piso, adoptar los cambios a los que estamos obligados por la Ley Nº 21.369 que regula el Acoso Sexual, la Violencia y la Discriminación de Género en el Ámbito de la Educación Superior. En CIISA hemos implementado ambientes igualitarios para que las mujeres no se sientan discriminadas al estar en un ambiente ‘masculinizado’, incluyendo protocolos de equidad de género y contra el acoso sexual acordes a las leyes chilenas y políticas internas.
Luego, existiendo un tema cultural fuertemente arraigado en la sociedad, en torno a que las tecnologías son más de los hombres, mientras que las áreas de salud o humanista son más afines a las mujeres, creo necesario iniciar las visitas a establecimientos educacionales en I y II Medio y no en una etapa más tardía como lo es actualmente, en los III y IV Medio. Existiendo tantos colegios técnico-profesionales, creo necesario partir antes, para que las mujeres se decidan antes o tengan mayores tiempos de reflexión para optar por carreras tecnológicas.
También considero relevante el que las mujeres tengan un acompañamiento especial e integral durante todo el proceso que dure la carrera, que pueden ser 5 semestres. No sacamos nada con tener una gran matrícula inicial de mujeres a estas carreras, si después no salen egresadas y con el título en la mano para desempeñarse en este ámbito.
Luego, hay otras decisiones que pueden ser positivas, pero que por sí solas no funcionan si no tienen incorporados los elementos ya señalados: por ejemplo, que tengan descuentos arancelarios especiales y realizar campañas para fomentar la matrícula femenina, mostrando lo entretenido de este nicho, por ejemplo, al ligarlo a los videojuegos.
Creo necesario tomar estas medidas para “adueñarnos” de una vez por todas de una carrera y profesión que constituye una gran oportunidad para la mujer moderna y multitask del siglo XXI.