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El CPTPP / TPP11 no deja de sorprenderme Opinión

El CPTPP / TPP11 no deja de sorprenderme

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Eduardo A. Santos Fuenzalida
Por : Eduardo A. Santos Fuenzalida Experto internacional en asuntos de comercio
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La entrada en vigor del TPP11 en diciembre de 2018, desató en Chile un verdadero tsunami de actividad publicitaria dirigida a “consolidar” las bondades y beneficios que traería el tratado para -así- lograr su ratificación en el Congreso. No obstante, esto se logró solo a mediados de octubre de 2022. Su entrada en vigor en Chile, desató en febrero una nueva ola de congratulaciones, manifestaciones de apoyo y difusión de los beneficios y virtudes del tratado: mayores exportaciones de nuevos productos y servicios, y oportunidades para las Pymes y pequeños exportadores. Y, lo más importante es que sería una “pieza clave” de nuestra integración al Asia – Pacífico, estableciendo los parámetros para futuros acuerdos comerciales ¿Es cierto todo esto?


Hace ya 5 años, en una ceremonia que contó con la presencia de cientos de participantes, incluyendo delegaciones extranjeras, invitados oficiales y prensa, “tiramos toda la carne a la parrilla”, al firmar en Santiago el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), y nos jugamos todo por el tratado (TPP11). En esa ocasión, según Prensa de la DIRECON (hoy SUBREI) la Presidenta Bachelet, ante los ministros de Comercio de Australia, Brunéi Darussalam, Canadá, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam habría destacado que “… estamos orgullosos de concluir este proceso, enviando un fuerte mensaje a la comunidad internacional de que la apertura de mercados, la integración económica y la cooperación internacional son las mejores herramientas para crear oportunidades económicas y prosperidad” (Prensa DIRECON, 8 de marzo, 2018, mi énfasis). Y el Tratado avanzó.

En diciembre de ese mismo año se consolida al entrar en vigor, luego de ser ratificado por Japón, México, Singapur, Nueva Zelanda, Canadá, y Australia (30 de diciembre, 2018) seguidos por Vietnam, en enero de 2019. Y luego de nuestra magistral puesta en escena en 2018, no fue posible “recoger cañuela”. Creo que pudimos haberlo hecho diferente, pero no sé si faltó “muñeca”, coraje, convicción o si el realismo político fue el que ganó la pulseada en esta ocasión. Hoy, excepto Brunéi Darussalam, todos los firmantes del acuerdo han ratificado el TPP11.

La entrada en vigor del TPP11 en diciembre de 2018 desató en Chile un verdadero tsunami de actividad publicitaria dirigida a “consolidar” las bondades y beneficios que traería el tratado para así lograr su ratificación en el Congreso. No obstante, esto se logró solo a mediados de octubre de 2022. Su entrada en vigor en Chile desató en febrero una nueva ola de congratulaciones, manifestaciones de apoyo y difusión de los beneficios y virtudes del tratado: mayores exportaciones de nuevos productos y servicios, y oportunidades para las pymes y pequeños exportadores. Y lo más importante es que sería una “pieza clave” de nuestra integración al Asia-Pacífico, estableciendo los parámetros para futuros acuerdos comerciales.

¿Es cierto todo esto? Se ha dicho de todo, incluyendo la promoción de servicios de consultoría por algunos ex – DIRECON / SUBREI, para que intentemos beneficiarnos de un acuerdo complicado de implementar y administrar. Ah, y no olvidemos el Protocolo de Entendimiento entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Chile, para la aprobación del CPTPP, alcanzado en agosto de 2019 (Prensa, SUBREI, 7 de agosto, 2019). ¿Estamos en condiciones de cumplirlo? Difícil. No conozco otros “protocolos” similares para la ratificación de tratados comerciales. Si estoy equivocado, porfa corregir.

Lo dije hace unos pocos meses y ahora lo reitero: el TPP11 es una distracción enorme para el que debería ser el objetivo central en materia de relaciones económicas y comerciales: la integración económica regional con Latinoamérica, y no el Asia-Pacífico (más Asia y China que el Pacífico) (El Mostrador, 3 de octubre). Creo haber mostrado además que a diferencia de lo que nos dicen el TPP11 no es un gran aporte para la igualdad de género, las pymes o el medioambiente. Concluyo argumentando, además, que no tenemos ninguna capacidad de “gerenciar” de manera adecuada nuestra participación en el tratado (El Mostrador, 10 de octubre).

En definitiva y ciertamente el TPP es pro negocios, pero negocios de los grandes, negocios que nos distancian cada vez más de América Latina y que nos llevan a la creciente integración al Asia-Pacífico. ¿Se entiende? Espero que sí. Y no me parece justo que “nos vendan la pomada” equivocada. Por lo demás, diferentes destacados políticos lo han señalado: el TPP11 no es substancialmente mejor que los acuerdos que ya tenemos (El Mostrador, 10 de octubre). Si lo que se busca es “dar señales” positivas a los inversionistas extranjeros, que lo digan y, de ser necesario, buscaremos otros mecanismos. Sostengo que para ello no necesitamos el TPP11, “tratado integracionista” con Asia, que no “mejora el aporte comercial” que hace ese grupo de países a Chile.

Creo que las estadísticas claramente lo muestran así. De hecho, históricamente, tanto las exportaciones como las importaciones de Chile a los otros miembros del grupo, reducen su participación en relación con el total de nuestro comercio con el mundo. Si bien los valores absolutos de nuestras exportaciones al grupo aumentaron de 7.246 millones de dólares en el período 2002 – 2006 a 11.647 millones de dólares durante 2017-2021, en promedio, su contribución al total de nuestras exportaciones cayó de casi 21% a poco más de 15%.

Con las importaciones ocurre algo semejante, aunque en menor magnitud. Durante los mismos años, las importaciones aumentaron de 3.231 millones de dólares a 7.853 millones de dólares, pero la participación en el total importado declinó de 12% a 11%. Es importante destacar, también, que el intercambio comercial total de Chile con el “grupo” se concentra en solo cuatro países (87%), alcanzando, en promedio, a 16.949 millones de dólares, durante el período 2017-2021. Japón es el principal socio comercial del grupo (8.270 millones de dólares), seguido desde lejos por México (3.444 millones de dólares), Perú (3.091 millones de dólares) y Canadá (2.144 millones de dólares) (Base de Datos ONU – ITC).

Un comentario que “cae de cajón” al respecto, es precisamente que necesitamos el TPP11 para mejorar nuestras exportaciones al grupo. Correcto, excepto que, históricamente, los otros seis países han aportado muy poco al intercambio comercial con Chile, y cabe preguntarse por qué y cómo ello habría de cambiar. Por el contrario, ya teniendo acuerdos con todos los países, podríamos renegociar los TLC(s) de mayor interés para “profundizarlos” (Japón, por ejemplo) sin tener necesidad de enredarnos con otro acuerdo plurinacional. Por ahora, los estudios existentes indicarían que las posibles ganancias en el TPP consisten, principalmente, en condiciones de acceso mejoradas en pocos países, por ejemplo, en Canadá y en Japón. El documento publicado por la SUBREI entrega algunas “luces” a ese respecto (“Evaluación Arancelaria y Comercial del CPTPP: Un Análisis basado en la evidencia”, SUBREI, febrero 2023).    

Según dicho estudio, la ratificación del CPTPP lleva a “… rebajas arancelarias adicionales para los productos que no fueron totalmente desgravados en los TLC bilaterales con Canadá, Japón, Malasia y Vietnam”. Y agrega que “… no habrá grandes ganancias en acceso de mercado por el lado de preferencias arancelarias …”, dado que, debido a la negociación de los TLC bilaterales, ya se había conseguido un arancel efectivo de 1,36% en 2019.

Con respecto a los efectos sectoriales, de las 2.930 líneas arancelarias con rebajas adicionales, el Informe indica que el “… 48% de las líneas arancelarias se encuentran en el sector de las manufacturas, un 33% en el rubro agropecuario y un 15% en la actividad de la pesca y la acuicultura” (pág. 4). Más adelante, el estudio destaca muy brevemente los subsectores que concentran las rebajas arancelarias e indica que el 82% de las nuevas oportunidades se encuentran en manufacturas varias, metalmecánica, alimentos del mar, otros productos agropecuarios, productos químicos, carnes, industria de la leche y agroindustria (Cuadro 4). ¡Nada muy sorprendente!

El estudio concluye que, considerando los nichos de mercados reales en los países miembros del acuerdo, nuestra oferta exportable y el potencial exportador, “… la oferta exportable potencial de Chile es de 444 productos de un total de 1.228. Esto es, un 36% de los bienes que obtendrían rebajas arancelarias adicionales presentan un potencial exportador para Chile”. En una segunda aproximación, la SUBREI reduce la oferta exportable potencial, agregando que consiste de “… 230 productos de 1.228 mercancías (19% del total). En tanto, la oferta exportable efectiva es de 108 productos (9% del total)” (pág. 5). En resumen, las “ganancias” comerciales parecen ser muy limitadas. ¿Sorprendido?

¿A quién le creemos? Es difícil decidir. Obviamente, en una columna como esta, es imposible entrar en ningún grado de detalle, pero viendo los antecedentes presentados por la SUBREI tengo la impresión de que faltó convicción (o el tiempo) para entregar los detalles de este estudio y defenderlo con real energía.

Creo que sobre la base del estudio de la SUBREI y de mis propias cifras, se puede concluir que, al menos en materia comercial, el CPTPP agrega poco. El estudio desmitifica las enormes ganancias comerciales que obtendremos, o pérdidas multimillonarias, de no haber ratificado el tratado. Pero, en mi opinión, lo más importante es que el CPTTP / TPP11 es una gran distracción, y finalmente una excusa para no avanzar en la integración económica regional en Latinoamérica. Por último, la lectura cuidadosa del texto del TPP11 permite desmitificar, también, el tratamiento de los temas de género, de medio ambiente y laborales, entre varios otros. Y, como se nos ha intentado convencer, tampoco es una puerta abierta para el ingreso exitoso de las pymes al comercio internacional.

Ya lo sé, el Tratado está ratificado y debería “dar vuelta la página”. No obstante, quedo con la impresión de que pudimos haber hecho bastante más, pero la oleada del tsunami comunicacional nos pasó por encima.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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