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Geopolítica de la Inteligencia Artificial (I) Opinión

Geopolítica de la Inteligencia Artificial (I)

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Marcos López Oneto
Por : Marcos López Oneto Abogado, doctor en Derecho. Miembro asociado al Center for AI and Digital Policy, Washington D.C.
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Los datos son el oro de la IA, porque gracias a ellos se puede predecir y captar la cognición grupal, poniéndola al servicio de estrategias de construcción social. Un ejemplo estatista autoritario es China y su sistema de crédito social que clasifica la reputación cívica de las personas mediante técnicas de IA, otorgando premios o sanciones (ganancia o pérdida de beneficios sociales). El otro modelo es el occidental, donde las grandes corporaciones, con el aval del Estado liberal, le van asignando a cada ciudadano su lugar en la polis-mercado. Así es como la IA está siendo usada como herramienta de control y reformateo social, nacional e internacional.


Los elementos del poder gepolítico mundial son potencia militar, capacidad económica, diplomacia, servicios de inteligencia, recursos naturales, territorio y población, potencialidades intangibles (cosas como la voluntad de dominio, el orgullo nacional, etc.), comunicación estratégica-conocimiento y tecnología. El mayor o menor nivel de desarrollo y aplicación combinada estratégica de estos elementos es el que determina el nivel de influencia y control que los Estados pueden llegar a tener en el mundo.

En la era de la información –qué duda cabe– el factor tecnología está jugando un rol trascendental. En ese orden de cosas, la batalla por la supremacía en materia de la Inteligencia Artificial (IA), en algún momento del curso de los acontecimientos, podría llegar a jugar un rol geopolítico decisivo, motivo por el cual las grandes potencias están trabajando a fondo el tema (ver The National Security Commision On Artificial Intelligence [2021], Washington D.C., The Final Report).

Un capítulo importante de esta batalla lo está constituyendo ahora mismo el dominio de la industria de los semiconductores entre USA y China, que ha llevado a la administración del Presidente Biden a promulgar la Ley Chips y Ciencia (2022), que libera 52.000 millones de dólares en subvenciones a dicha industria, para traerla de vuelta al territorio estadounidense.

Según el último Informe de la World Intelectual Property Organization (2019) sobre IA, de las 20 principales empresas, 12 son japonesas; sin embargo, las dos carteras de patentes más grandes pertenecen a empresas estadounidenses (IBM, con 8.920 familias de patentes, y Microsoft, con 5.930 familias de patentes). La décima cartera más importante es de Alphabet (Google). El top 20 también incluye dos empresas de la República de Corea (Samsung y LG Corporation) y dos de Alemania (Siemens y Bosch).

China aparece en lugar 15 con la State Grid Corporation of China (alrededor de 2.200 patentes). A su vez, la institución líder entre las universidades/organizaciones públicas de investigación es la Chinese Academy of Sciences, que ocupa el puesto 17. En total, hay alrededor de 100 instituciones chinas entre los 500 principales titulares de patentes, mientras que 17 de los 20 principales actores académicos se encuentran en China, nación que avanza desafiante y a paso seguro.

Conforme al citado Informe, la técnica de IA dominante es Machine Learning (aprendizaje automático o de máquina), dentro del cual destacan las técnicas de Deep Learning (aprendizaje profundo mediante múltiples capas de redes neuronales artificiales). Entre otras razones, estas técnicas basan su éxito en el aumento exponencial de los datos. Se trata de algoritmos que ingieren datos para obtener patrones de ellos y así poder hacer toda clase de predicciones a partir de dichos modelos epistemológicos.

Los datos son el oro de la IA, porque gracias a ellos se puede predecir y captar la cognición grupal, poniéndola al servicio de estrategias de construcción social. Un ejemplo estatista autoritario es China y su sistema de crédito social que clasifica la reputación cívica de las personas mediante técnicas de IA, otorgando premios o sanciones (ganancia o pérdida de beneficios sociales). El otro modelo es el occidental, donde las grandes corporaciones, con el aval del Estado liberal, le van asignando a cada ciudadano su lugar en la polis-mercado. Así es como la IA está siendo usada como herramienta de control y reformateo social, nacional e internacional.

Las grandes potencias están combatiendo en múltiples escenarios por obtener la ventaja estratégica en materia de IA. Es una batalla por la tecnología y por los datos. Los ganadores podrán moldear y conducir el mundo hacia el próximo ciclo civilizacional (si no estalla antes).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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