La confianza, el buen ánimo, las expectativas y posibilidades de un Chile menos desigual, más justo y solidario, la esperanza, en fin, bien enraizada en cada uno de nosotros, chilenos de centro, derechas o izquierdas, ¿dónde quedó? ¿Acaso se la robaron una vez más?
A los 50 años del golpe, medio siglo después de la irrupción de esta tragedia humana, Chile enfrenta una nueva batalla por la memoria en medio de un creciente relativismo-negacionismo, tanto en lo que escuchamos como en la práctica obstinada de la derecha y la extrema derecha. Como ha escrito Ariel Dorfman, “en Chile, como en el resto del mundo, la forma en que una nación entienda su pasado más traumático está determinando constantemente su identidad más profunda, el tipo de futuro que imagina para sus hijos”.
Hoy ese futuro posible de un país más justo, democrático y solidario, esa ilusión que tuvieron varios presidentes chilenos, especialmente quien se esmera hoy en hacer de esa ilusión una materialidad auténtica y tangible, se ve en peligro por el populismo de extrema derecha que aprovecha el momento de una democracia más bien débil, fenómeno de la sociedad global, favoreciendo una oposición intolerante y destructiva, que atiza el descontento de parte importante de la población, invisibilizando los justos anhelos, robando veladamente la esperanza de la inmensa mayoría de los habitantes de nuestro querido país.
¿Dónde quedó esa esperanza? ¿Podremos hallarla y descubrirla entre tanto desperdicio? ¿En medio de esta funesta secuela que es la violencia de la mentira?
Se habló de Esperanza… se habló de ilusión, de un futuro mejor. Pero han sido solo voces que el viento arrastró a las ahora impenetrables cavernas del miedo, pues solo vivimos insertos en un mundo de Visión… la visión de futuro de una Sociedad que produzca y que enriquezca solo a los que ya lo tienen todo… porque no se puede perder lo ganado, los privilegios, de los que pueden.
Y es bien difícil intentar dar vuelta esta visión del mundo que adquieren algunos seres humanos desde niños, lo llevan además en su ADN, jamás les harás comprender que existe algo llamado Empatía o Equidad, algo llamado Justicia Social o Derechos humanos, ¡no!, eso les suena a Revolución bolchevique.
Hemos llegado a un punto donde la distorsión de los Valores más profundos del hombre han pasado a mirarse por los grupos de poder, no solo en este país, como algo totalmente carente de importancia y, peor aún, mal mirado, llegando a ser casi o totalmente como la rebelión de una esclavitud invisible.
Rescatar sería una posible respuesta… A una posible salida. Rescatar la “humanidad” perdida y/o dormida…
Despertar es otra manera de darse cuenta y comenzar a actuar. Ardua tarea tenemos por delante.
Doy Gracias hoy y siempre por esta bendita LIBERTAD, ¡sí, con mayúsculas!, de poder expresar lo que se quiere y transmitir un poco o quizás mucho de esta enorme energía de Paz que llena el alma y que debería habitar en cada ser de esta tierra, plasmando lo único que puede salvarnos:
“Lazos, lazos de Paz y de Amor” más allá de egoísmos y banalidades. Construir en el desapego, construir desde adentro hacia afuera.
Finalmente, al parecer, podría existir esperanza.