Una de las grandes complejidades del año 2022 en el nivel de educación parvularia fue su alto nivel de ausentismo escolar, el que llegó a más de un 60% en los niveles de Transición (prekínder y kínder), según datos de la Hoja de Ruta de Educación Parvularia 2022 – 2026.
Considerando lo anterior, vemos que no es posible trabajar la profundidad de los aprendizajes que requieren lograr los niños y niñas en las edades de 0 a 6 años, sin insistir en la importancia de asistir al aula de educación parvularia. Diversas investigaciones realizadas en Chile y en otros países confirman que los aprendizajes de lenguaje y matemática que niños y niñas logran en edades posteriores, por ejemplo, entre los 8 y los 10 años, tienen una base importante en las habilidades de alfabetización inicial y de pensamiento matemático que se desarrollan en los primeros años de participación en ambientes de aprendizaje, como los que se promueven en este nivel educativo.
La educación parvularia, entonces, se convierte no solo en un espacio donde los niños y niñas interactúan con otros y otras niños y niñas y con los adultos y adultas del aula, sino que, sobre todo, en el lugar donde ocurren los aprendizajes más profundos, producto precisamente de dichas interacciones. La oportunidad de explorar, de hacer preguntas, de tener conversaciones con educadoras y educadores preparados para ello, de imaginar escenarios y de jugar, ocurre especialmente durante los primeros años y en contextos ricos en estas experiencias. De esta manera, estos espacios e interacciones pedagógicas se transforman en insumos fundamentales para potenciar aprendizajes lingüísticos y matemáticos que son una base fundamental para su desarrollo posterior.
Favorecer y promover la asistencia a la educación parvularia no solo es una tarea de los equipos educativos o del Estado, sino que es también una responsabilidad de todos y todas. Es nuestro deber no privar a las infancias de los aprendizajes y las experiencias que pueden enriquecer tanto su presente como su futuro, pues es ahora cuando los niños y niñas, como sujetos de derecho relevantes de la sociedad, requieren recibir lo mejor que la sociedad les puede ofrecer. Eso incluye proveerles de las oportunidades de aprendizaje que favorecen el desarrollo pleno de sus capacidades.
En este sentido, estrategias pedagógicas que promueven la participación activa de los niños y niñas en su proceso de aprendizaje, como los rincones o los proyectos de aula, son instancias que favorecen el rol protagónico de las infancias y brindan espacios donde niños y niñas se sienten valorados(as) en sus intereses, lo que apoya su motivación por asistir a los centros educativos.
Asimismo, promover espacios donde se involucre a las familias como co-constructores del proceso educativo, permite a las familias tener la oportunidad de ampliar su conocimiento y valorar la educación parvularia, favoreciendo así la asistencia de sus hijos a los centros educativos. Algunas de estas estrategias son reuniones, entrevistas, visitas al aula de adultos y adultas significativos de la comunidad e inclusión en los proyectos de aula infantiles, entre otros.
Esperamos que todos y todas valoremos el trabajo que día a día se desarrolla en las instituciones de educación parvularia y nos comprometamos con proveer un mejor presente para niños y niñas, pues eso es parte fundamental de construir una mejor sociedad con y para ellas y ellos.