Los republicanos utilizan sistemáticamente los símbolos patrios como elementos de cohesión e identidad frente a quienes los atacan (eventualmente la extrema izquierda, el pueblo mapuche e inmigrantes). En la celebración de ayer en el comando del Partido Republicano solo se vio ondear la bandera de Chile, y esa será la tónica de ahora en adelante, pero por sobre todo en el Chile periférico, en la zona norte donde está el problema de la seguridad y la inmigración irregular. Al respecto, cabe destacar que aquella performance con la bandera en un acto del Apruebo no solo supuso la derrota del Apruebo y la izquierda, sino que cedió nuevamente un elemento simbólico a la derecha muy importante para los chilenos: la bandera y los emblemas nacionales. La izquierda chilena aún no comprende del todo la importancia de la bandera en nuestra ciudadanía, especialmente en las regiones.
El ascenso del Partido Republicano en las últimas elecciones para el Consejo Constitucional debe ser analizado en el actual pathos de la sociedad chilena. El propósito de esta columna es tratar de dar cuenta de este ascenso.
Hemos escrito en varias columnas que este aumento ha sido gradual desde que José Antonio Kast fue candidato presidencial en 2017. Hipotéticamente, hay dos factores que conducen a tal aumento: crisis de seguridad y crisis migratoria. Estos dos factores constituyen una preocupación que, en esta etapa, es transversal en Chile. El Partido Republicano representa un partido, como decía un eslogan del comando a “Reconstruir”, de un país acosado por crímenes de alta transcendencia social no solo en Santiago sino también en las regiones. Luego del “estallido social” de 2019, aparecieron huellas de hechos de violencia contra la ciudad, problema que, desde un punto de vista conservador, se relaciona con la “lucha social”, el vandalismo, destrucción de la propiedad pública y privada. La avenida principal de la capital estaba llena de grafitis, suciedad y delincuencia. Si a esto le sumamos la llegada de inmigrantes ilegales provenientes de Venezuela y Colombia, algunos de los cuales pertenecen a bandas criminales incurriendo en conductas violentas, esto termina explotando el voto a favor de otros que apoyan posiciones políticas más autoritarias y se preocupan por el restablecimiento del orden público con medidas duras y extremas.
Surgen problemas en el centro de la ciudad con los inmigrantes ilegales en ciudades como Iquique, Antofagasta o en Santiago en Estación Central, Independencia, Santiago centro, lo que provoca que una parte de la población apoye al Partido Republicano, que ha propuesto en su política presidencial frenar la inmigración. No olvidemos que, durante la campaña de 2017, José Antonio Kast se comprometió a construir una zanja para evitar la llegada de venezolanos por Colchane. Esto último es una paradoja (aunque la política está llena de paradojas) hecha por el actual Gobierno del Presidente Gabriel Boric para militarizar la frontera y regular a los inmigrantes irregulares que buscan salir del país desde la frontera con Perú. En este sentido, sostengo que la salida de venezolanos refleja el fracaso de la política migratoria en Chile, país que no ha podido implementar una política migratoria ordenada y segura.
Por otro lado, la salida de venezolanos en los últimos días ha recibido la aprobación de todos los sectores políticos y de la ciudadanía (según diversas encuestas de opinión). Este aspecto no ha aparecido hasta ahora en el análisis político. Pues no debemos olvidar que el fundamento mismo de la construcción del Estado-nación chileno descansó en la idea de insularidad desde principios del siglo XVIII con los “padres fundadores”, como sostiene el historiador Jorge Pinto Rodríguez. Siguiendo los planteamientos de este historiador, afirmo que parte de esta mentalidad insular persiste en un sector de la ciudadanía nacional.
Los republicanos utilizan sistemáticamente los símbolos patrios como elementos de cohesión e identidad frente a quienes los atacan (eventualmente la extrema izquierda, el pueblo mapuche e inmigrantes). En la celebración de ayer en el comando del Partido Republicano solo se vio ondear la bandera de Chile, y esa será la tónica de ahora en adelante, pero por sobre todo en el Chile periférico, en la zona norte donde está el problema de la seguridad y la inmigración irregular. Al respecto, cabe destacar que aquella performance con la bandera en un acto del Apruebo no solo supuso la derrota del Apruebo y la izquierda, sino que cedió nuevamente un elemento simbólico a la derecha muy importante para los chilenos: la bandera y los emblemas nacionales. La izquierda chilena aún no comprende del todo la importancia de la bandera en nuestra ciudadanía, especialmente en las regiones.
El gran desafío de los republicanos es ampliar alianzas no solo entre la élite sino entre las clases media y popular si están interesados en construir un proyecto nacional más allá de la Constitución del país.