Este 10 de mayo en la Bebelplatz en Berlín y como recordatorio para la humanidad, la cita bajo el nombre: Leer contra el olvido o Lectura contra el olvido (Lesen gegen das Vergessen), recordó esas voces inscritas en páginas que fueron arrancadas por el fascismo aquí y allá. El Canto General de Neruda, así como, Bertolt Brecht, Anna Seghers y tantas otras y otros autores y autoras que fueron proscritos y sus obras incineradas, cobrarán vida en la voz de artistas, activistas, e intelectuales para recordarnos y advertirnos el riesgo que representa olvidar estos hechos para la humanidad. Porque ahí, donde se queman libros, se silencian voces y se prohíben ideas, la humanidad corre el mayor de los peligros.
“Donde se queman libros se terminan quemando también personas”
(Heinrich Heine, 1830)
La Bebelplatz en Berlín es una explanada abierta frente a la Universidad Humboldt que recuerda la quema de libros del 10 de mayo de 1933, con una sutil señalética que incluye una vitrina en el piso que muestra al fondo un estante de libros vacío y una huella de cenizas. Una placa de bronce inscribe el hecho y el verso, que se convertiría en triste profecía, del poeta alemán Heinrich Heine. Esta marca de memoria en la ciudad recuerda a paseantes y transeúntes que la hoguera de libros fue la antesala del engranaje burocrático que implementó la dictadura nacionalsocialista, con la construcción de hornos crematorios y un sistema fríamente calculado para deshacerse de personas que, para este régimen y sus ideas, resultaban vidas indeseables y, por ende, desechables.
Cuarenta años después, en Santiago de Chile, una dictadura con inspiración fascista comenzaba de golpe un 11 de septiembre de 1973, derrocando al gobierno de Salvador Allende y la Unidad Popular. Tras el bombardeo a La Moneda y el inicio de una represión masiva, un grupo de soldados conscriptos, repitieron la escena. Una placa, casi invisible en el tránsito cotidiano de la ciudad de Santiago instalada en 2017, recuerda este hecho. Ahí se puede leer la inscripción de un verso del Canto General, del poeta comunista y premio Nobel de Literatura Pablo Neruda, quien murió el 23 de septiembre de 1973. El mismo día de la muerte de Neruda, jóvenes vestidos de uniforme y cargando pesados armamentos, avivaron una hoguera en la Plaza de la Remodelación San Borja en el centro de la capital chilena con libros de autores y autoras, que representaban una amenaza para el horror que comenzaba a imponerse y que tendió un manto gris sobre esa larga y angosta geografía llamada Chile.
“El 23 de septiembre de 1973, un grupo de militares quemó libros en este lugar tras un allanamiento a la Remodelación San Borja en un atentado a la libertad, hoy este espacio resignificado es la Plaza de los Libros”, señala la inscripción de la placa instalada en 2017.
“Y como el trigo, el pueblo innumerable junta raíces, acumula espigas, y en la tormenta desencadenada sube a la claridad del universo”. XVII Llegará el día – Canto General – Pablo Neruda, 12.07.1904 – 23.09.1973.
Cinco años después de esa hoguera, el 30 de noviembre de 1978, unos hornos de cal ubicados en Lonquén, una localidad cercana a Santiago, se convirtieron en el ícono del horror de la historia repetida. Ahí fueron encontrados los cuerpos de 15 campesinos. Este hecho, desató la denominada “operación retiro de televisores”, una operación de los aparatos de la dictadura, tendiente a ocultar las huellas de los horrendos crímenes cometidos desde el 11 de septiembre de 1973. Aquí, la historia trasnacional vuelve a conectar los horrores de la dictadura cívico-militar chilena con las prácticas de exterminio del nacionalsocialismo: en las cercanías de Parral, en la Colonia Dignidad, tras el hallazgo de los Hornos de Lonquén, se iniciaba la denominada operación “retiro de televisores”. Ahí, se preparaban máquinas retroexcavadoras, palas, parrillas y acelerantes químicos combustibles para hacer desaparecer los cuerpos de quienes fueron detenidos, torturados y asesinados. Una fosa, que desaparece bajo la lluvia de cada inverno, y la pregunta de familiares, amigos y amigas “¿Dónde Están?” resuena entre los ecos de la precordillera, la cual nos sigue reclamando, -a casi 50 años de estos crímenes-, verdad y justicia, así como un lugar donde honrar la memoria de las víctimas y recordarnos a la humanidad toda que esto no debe ocurrir nunca más.
Este 10 de mayo en la Bebelplatz en Berlín y como recordatorio para la humanidad, la cita bajo el nombre: Leer contra el olvido o Lectura contra el olvido (Lesen gegen das Vergessen), recordó esas voces inscritas en páginas que fueron arrancadas por el fascismo aquí y allá. El Canto General de Neruda, así como, Bertolt Brecht, Anna Seghers y tantas otras y otros autores y autoras que fueron proscritos y sus obras incineradas, cobrarán vida en la voz de artistas, activistas, e intelectuales para recordarnos y advertirnos el riesgo que representa olvidar estos hechos para la humanidad. Porque ahí, donde se queman libros, se silencian voces y se prohíben ideas, la humanidad corre el mayor de los peligros.