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El “Nunca más” de la Armada de Chile: un paso adelante en pos de la unión del país

El “Nunca más” de la Armada de Chile: un paso adelante en pos de la unión del país

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Humberto Palamara Iribarne
Por : Humberto Palamara Iribarne Capitán de corbeta (r), ingeniero naval, abogado, magíster en ciencia política (PUCV)
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Las palabras del almirante De la Maza no deben interpretarse como un paso instantáneo, sino como una parte importante de un proceso muy paulatino, que tiene como opositores a los mandos navales actualmente en retiro, que fueron protagonistas de las violaciones a los derechos humanos, y que de héroes pasan a transformarse en villanos.


El 15 de junio, en Isla Dawson, con la presencia de la nieta de Salvador Allende, la actual ministra de Defensa, Amaya Fernández, y de antiguos prisioneros políticos de la isla Dawson, el comandante en Jefe de la Armada de Chile, almirante Juan Andrés de la Maza, fue enfático en comprometer a su institución en el más irrestricto respeto a los derechos humanos.

Los dichos del comandante en Jefe de la Armada no pasaron inadvertidos para la mayor parte de los chilenos, porque la Armada de Chile fue la institución que organizó y lideró el golpe de Estado de 1973 y que, una vez que retornó la democracia, protegió con mayor celo las violaciones a los derechos humanos cometidas entre agosto de 1973 y hasta el término de la dictadura, confiriendo protección física a sus autores y otorgando, en la formación de sus miembros, justificación histórica al combate al comunismo. Correlato de lo anterior es el asilo conferido, en el año 1995, al jefe de la DINA, Manuel Contreras, en la Base Naval de Talcahuano y la mantención hasta la fecha de cursos de guerra antisubversiva, que son recompensados con sobresueldos, en el Fuerte Aguayo, en Concón, y supervisados por U.S. Marines.

Es así que las palabras del almirante De la Maza no deben interpretarse como un paso instantáneo, sino como una parte importante de un proceso muy paulatino, que tiene como opositores a los mandos navales actualmente en retiro, que fueron protagonistas de las violaciones a los derechos humanos, y que de héroes pasan a transformarse en villanos.

Entre los hitos más destacados de este proceso, entre otros, pueden citarse: a) la baja anticipada, el año 2014, del BMS 42 “Almirante Merino”, cuya última modificación había ocurrido a fines del año 2007; b) la supresión, el año 2016, de la “Medalla 11 de Septiembre”, del reglamento correspondiente al uso de condecoraciones y medallas de las Fuerzas Armadas, por el uso indebido de esta medalla por parte del comandante en Jefe de la Armada de la época; c) la demolición intempestiva, el año 2017, de un sólido edificio ubicado en Playa Ancha, frente a la bahía de Valparaíso, que fue usado como centro de detención y de tortura y que ocupaba la Academia de Guerra Naval; y d) la eliminación, el año pasado, de la estatua de Merino y su reemplazo por una de Prat, del frontis del Museo Naval, en el cerro Artillería, también en Playa Ancha.

El lugar que eligió el almirante De la Maza para decir “Nunca más” no puede haber sido más simbólico, porque Isla Dawson es un lugar especialmente inhóspito, que se caracteriza por su aislamiento, fuertes vientos y bajas temperaturas; y porque el diseño y la supervisión de las obras de construcción del centro de detención “Río Chico”, recinto donde se concentraron la mayoría de los presos políticos de Isla Dawson, se atribuye al criminal de guerra Walter Rauff, quien tenía intereses económicos en la zona, y porque a ese centro de detención fueron llevados los principales dirigentes políticos de la Unidad Popular. Si bien ese centro funcionó solo hasta su desmantelamiento en octubre de 1974, ello no ocurrió por razones humanitarias, sino por el temor de que uno o más submarinos soviéticos rescataran a los presos políticos.

Es en este sentido que las palabras que pronunció el almirante De la Maza en la Isla Dawson son muy reveladoras, porque el respeto irrestricto a los derechos humanos se alza ahora como un valor institucional, que sin duda debe incorporarse a los valores morales que prescribe la Ordenanza de la Armada.

Desde una perspectiva trascendente, las palabras del almirante De la Maza sobre el imperativo de respetar los derechos humanos, en toda circunstancia y lugar, eran necesarias para contribuir a la unidad nacional, porque persisten en Chile dos visiones diferentes de su historia reciente, esto es, respecto de los hechos ocurridos durante el gobierno de la Unidad Popular y de los hechos ocurridos durante el gobierno de Pinochet (o dictadura cívico-militar), que repercuten en las decisiones políticas contingentes y que aún mantienen divididos a los chilenos en los mismos dos bandos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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