Es cierto, a Fernández, dada la alta presión, no le quedó otra opción que renunciar a su cargo, pero el daño está hecho, ya que sus palabras seguramente serán usadas por los sectores más reaccionarios y pinochetistas del país, para instalar la idea de que el golpe de Estado fue necesario e inevitable, en respuesta al Gobierno de Salvador Allende.
La reciente polémica generada por ciertas declaraciones del exencargado del Gobierno para la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile, Patricio Fernández, luego que planteara –en un programa conducido por Manuel Antonio Garretón– que las razones de aquel momento trágico se podían discutir, pero lo ocurrido posteriormente a ello era algo inaceptable, ha generado una enorme reacción de distintas agrupaciones de derechos humanos (DD.HH.) condenando sus palabras, lo que finalizó con su salida.
De ahí que estas organizaciones de DD.HH. hayan entregado una carta al Presidente Gabriel Boric, en la cual plantean una crítica a Fernández por hacer una separación entre el golpe de Estado y la posterior dictadura en Chile, lo que lo hace finalmente relativizar el crimen más grande de la historia del país, ocurrido el 11 de septiembre de 1973, como el mismo Garretón plantea al comienzo del programa para introducir la entrevista.
Ante aquello, se ha abierto una importante discusión en las redes sociales, tildando a Patricio Fernández, por parte de algunos, de negacionista y, de otros, que no hay que reprocharle nada a sus palabras, generando una polémica que no solo daña al Gobierno, sino también a miles de personas que sufrieron los horrores cometidos, lo que nunca debió haber pasado.
Es cierto, a Fernández, dada la alta presión, no le quedó otra opción que renunciar a su cargo, pero el daño está hecho, ya que sus palabras seguramente serán usadas por los sectores más reaccionarios y pinochetistas del país para instalar la idea de que el golpe de Estado fue necesario e inevitable, en respuesta al Gobierno de Salvador Allende.
A modo personal, no creo que Fernández haya justificado el golpe y que sea un negacionista, pero sí me parece gravísimo que haya intentado diferenciar lo que fue el golpe de Estado con la dictadura sangrienta posterior, pues eso es simplemente relativizar y banalizar un momento que nunca más debe repetirse, y para eso hay que ser enérgico y no caer en ambigüedades de ningún tipo.
Por lo mismo, quienes le bajan el perfil y creen que es una cancelación a la persona de Fernández, pareciera que no ven lo grave de este tipo de declaraciones, cuando señala en la entrevista, por ejemplo, que “los historiadores y los politólogos podrán discutir por qué y cómo se llegó a eso, pero lo que podríamos intentar acordar es que sucesos posteriores a ese golpe son inaceptables en cualquier pacto civilizatorio”.
Si alguien leyendo eso no ve un problema, me parece que termina por dejar abierta la puerta para que se siga discutiendo lo deseable o no del golpe de Estado, cuando lo que necesitamos como sociedad en esta conmemoración de los 50 años es que tengamos un mínimo acuerdo en común, justamente, en el cual un golpe de Estado se condene siempre, independientemente de las circunstancias.
En consecuencia, no se trata con esto de negar o de censurar la discusión sobre las causas del golpe de Estado en Chile, como han dicho algunos, pero siempre desde un posicionamiento político claro sobre él, algo que Patricio Fernández fue incapaz de transmitir y que terminó por generar confusión con su argumentación de manera irresponsable.
Lo peor de todo, para quienes defienden las declaraciones de Fernández, es que no son nuevas, ya que en el 2019, unos días antes de la revuelta social, planteó en sus redes sociales que “apoyar el golpe de Estado en 1973 es algo comprensible”, lo que confirma que no fue un error o equivocación lo que dijo posteriormente, sino parte de un discurso político muy peligroso y dañino que no puede ser parte en la conmemoración de los 50 años del golpe.
Dicho lo anterior, recojo las últimas palabras del mismo Manuel Antonio Garretón durante la entrevista, señalando de manera consistente que “nunca, por grave que sea la crisis, puede haber una solución violenta”,lo que debiera ser tomado por la persona que reemplace a Fernández en su cargo por los 50 años, quien esperemos sea capaz de instalar un relato a la altura de las circunstancias y el momento histórico.
Para finalizar, destaco un documento elaborado por distintas personalidades e intelectuales a lo largo de Chile, el cual hace un llamado a honrar la figura de Salvador Allende, condenar el golpe cívico-militar y fortalecer el compromiso de Nunca Más, el cual ha sido dañado con la polémica de Patricio Fernández y que esperemos que se resuelva por el bien del país, la democracia y los derechos humanos.