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Una problemática compleja que requiere una comprensión más amplia Opinión

Una problemática compleja que requiere una comprensión más amplia

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Danilo Quiroz
Por : Danilo Quiroz Director del Programa de Formación de Posgrado Psiquiatría Adultos UDP.
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El suicidio es una problemática compleja que requiere una comprensión más amplia. Para abordar eficazmente este desafío, debemos superar los sesgos y limitaciones actuales en la descripción y el enfoque de los fenómenos suicidas. Solo así podremos implementar medidas adecuadas y proporcionales que contribuyan a la prevención y reducción del suicidio, sin olvidar la importancia de proteger la salud mental de toda nuestra sociedad.


El suicidio es un tema de alta relevancia pública debido a su magnitud e impacto socioemocional. Aunque se ha señalado que la mayoría de las personas que mueren por suicidio sufren de alguna patología psiquiátrica, un informe reciente del Centro para el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos reveló que más de la mitad de los fallecidos por suicidio entre 2000 y 2016 nunca fueron diagnosticados con una condición de salud mental.

Si bien los trastornos depresivos son los que mayoritariamente se asocian con el suicidio, prácticamente todas las condiciones psiquiátricas aumentan el riesgo, al igual que algunas condiciones neurológicas y otras situaciones relacionadas con la salud, como un diagnóstico reciente de demencia o cáncer, por ejemplo. A pesar de ello, tanto la literatura científica como las políticas públicas y los medios de comunicación han puesto énfasis en la detección de la suicidalidad en población con síntomas depresivos u otros asociados a ello, como la desesperanza o la sensación de estar atrapado. Sin embargo, estos indicadores son útiles en la detección y la intervención en situaciones de crisis, pero pueden pasar por alto la diversidad de los fenómenos suicidas, que pueden incluir otros elementos usualmente no considerados.

Es importante reconocer que los fenómenos suicidas son más variados y pueden manifestarse de formas diferentes. Esto incluye sueños, alucinaciones, impulsos y otros fenómenos precognitivos sobre los cuales no se tiene plena conciencia. Por ejemplo, existe riesgo suicida en personas que no declaran o “no saben” que tienen alguna forma de ideación suicida. Esto puede ocurrir en situaciones como haber sufrido un accidente, como ser atropellado, donde la persona puede declarar que previo al evento no tenía ideas suicidas o intenciones de actuar de esa manera, pero en el momento del accidente “no le importó” ser atropellado, lo cual podría atribuirse a un impulso o intención de haber muerto.

Además, existen situaciones en las que los síntomas depresivos pueden no estar presentes, como eventos suicidas impulsivos en los que la persona no puede anticipar un impulso suicida cinco minutos antes del evento. También puede haber casos de suicidalidad secundaria a otros síntomas o fenómenos mentales, como alucinaciones que ordenan ciertas conductas o fenómenos obsesivo-compulsivos, entre otros. Asimismo, ciertos estados emocionales y físicos, como el efecto de drogas o fármacos, o los síntomas de abstinencia, pueden aumentar el riesgo suicida.

La dificultad para identificar distintos tipos de suicidalidad puede limitar nuestra capacidad de prevenir e intervenir de manera apropiada. Por lo tanto, es necesario ampliar la identificación y definición de las características de la suicidalidad, considerando otros fenómenos y categorías diagnósticas, de forma similar a cómo se evalúan y definen otras condiciones médicas y psiquiátricas.

El suicidio es una problemática compleja que requiere una comprensión más amplia. Para abordar eficazmente este desafío, debemos superar los sesgos y limitaciones actuales en la descripción y el enfoque de los fenómenos suicidas. Solo así podremos implementar medidas adecuadas y proporcionales que contribuyan a la prevención y reducción del suicidio, sin olvidar la importancia de proteger la salud mental de toda nuestra sociedad.

Frente a este escenario, tanto las instituciones como los profesionales de salud tenemos un rol esencial para extender y facilitar la comprensión de esta temática, y de esta forma, superar los sesgos. Desde la UDP, por ejemplo, el próximo 4 y 5 de agosto realizaremos un taller sobre suicidalidad, instancia en la que contaremos con distintos expositores nacionales e internacionales que abordarán la complejidad de los fenómenos suicidas, presentando nuevos enfoques de comprensión y posibilidades de intervención ante esta problemática compleja.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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