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El fundamentalismo de mercado de Milei y su semejanza con los “Chicago Boys” Opinión

El fundamentalismo de mercado de Milei y su semejanza con los “Chicago Boys”

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Fabián Bustamante Olguín
Por : Fabián Bustamante Olguín Doctor en Sociología, académico Departamento de Teología Universidad Católica del Norte, Coquimbo.
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Podría decirse que el discurso político de Milei comparte claras similitudes con los planteamientos fanáticos y militantes de José Piñera, por su fe ciega en las virtudes de su propuesta económica sin importar los medios para lograrla –incluyendo la extrema violencia estatal–, su carácter refundacional –como lo llama Milei, una “revolución liberal” para cambiar todo lo que existe– y su convicción de que el interés personal alimenta las iniciativas productivas, mientras que el libre juego de las decisiones individuales opera como factor regulador de la vida económica.


El panorama que muchos expertos argentinos habían pronosticado en las PASO (Elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), celebradas el domingo pasado en Argentina, era un escenario en el que los votos de los ciudadanos del país se dividían en tres tercios, con Javier Milei emergiendo como una figura prominente. Este economista ultralibertario, líder de la coalición La Libertad Avanza (LLA), ha capitalizado el voto “descontento” de la sociedad argentina, pues consiguió el 31,63% de los votos, superando a la opositora Juntos por el Cambio (27,83%) y al oficialismo Unión por la Patria (26,19%). Cabe destacar que, así, se ha convertido en el político más votado entre los candidatos presidenciales para las elecciones del 22 de octubre.

Milei ha introducido un discurso político en Argentina basado en una propuesta para dolarizar la economía del país, desmantelar el Banco Central y recortar drásticamente el gasto público. En este sentido, emplea una retórica combativa que crea claras dicotomías entre “buenos” (sus partidarios) y “malos” (la izquierda o el peronismo estatista), alineándose con ideas, valoraciones, actitudes y opiniones conservadoras radicales de derecha dentro de su país. Lo interesante de Javier Milei es que su agenda política aboga por una “revolución liberal” que provocaría un cambio radical –que va hasta la raíz–, particularmente en el aspecto económico.

Este concepto particular de libertad se centra en la libertad de invertir, poseer negocios y acumular riqueza. El objetivo de Milei es combatir el déficit fiscal, la inflación y el endeudamiento excesivo, reduciendo el tamaño del Estado y promoviendo a toda costa el libre comercio sin restricciones.

Lo anterior se traduce en la privatización de todas las áreas productivas, la entrega del control económico a entidades privadas, la eliminación de aranceles, el fomento de la libre competencia tanto interna como internacional, la apertura a la inversión extranjera, la eliminación de los subsidios sociales, la abolición de las políticas asistenciales, la promoción de contratos laborales irrestrictos y permitir que los salarios, los precios, las tasas de interés y los tipos de cambio fluctúen según las fuerzas del mercado.

Este tipo de “fundamentalismo de mercado” del economista argentino se observó tempranamente en Chile con los “Chicago Boys”, particularmente con José Piñera, uno de los artífices de las administradoras de fondos de pensiones (AFP) y del Plan Laboral (1980) durante la dictadura civil-militar. También se observó con las propuestas de Libertad y Desarrollo en la década de los 90. De hecho, podría decirse que el discurso político de Milei comparte claras similitudes con los planteamientos fanáticos y militantes de José Piñera, por su fe ciega en las virtudes de su propuesta económica sin importar los medios para lograrla –incluyendo la extrema violencia estatal–, su carácter refundacional –como lo llama Milei, una “revolución liberal” para cambiar todo lo que existe– y su convicción de que el interés personal alimenta las iniciativas productivas, mientras que el libre juego de las decisiones individuales opera como factor regulador de la vida económica.

De acuerdo con este punto de vista, la ley de la oferta y la demanda mantiene el equilibrio entre productores y consumidores, la libre competencia en el mercado determina los precios y los volúmenes de producción necesarios, que a su vez determinan el desplazamiento de la mano de obra sobrante hacia otras actividades económicas. Por último, las ganancias recompensan los éxitos de los empresarios y la quiebra penaliza sus fracasos.

Es importante señalar que el surgimiento de movimientos radicales de derecha en Argentina y otros países latinoamericanos se debe, en parte, a la falta de realismo político de las izquierdas, lo que ha permitido un resurgimiento de posiciones que defienden una agenda considerada como la “única posible” y la presentan como inmutable y eterna. Se ha observado que el modelo neoliberal capitalista, al menos en América Latina, presenta importantes deficiencias que acentúan las desigualdades estructurales históricas en la región, y promueve una lógica basada en la promoción deliberada de la desigualdad y el beneficio de sectores económicamente privilegiados.

En este sentido, la propuesta radical y refundacional de Javier Milei puede generar muchos efectos “colaterales”, propios del neoliberalismo latinoamericano.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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