Publicidad
La Universidad de Chile: pionera en América Latina en la lucha contra el COVID-19 por medio de C-TAP Opinión

La Universidad de Chile: pionera en América Latina en la lucha contra el COVID-19 por medio de C-TAP

Publicidad

En todo este derrotero de auspiciosas noticias, la Universidad de Chile, como mencionaba al comienzo, es considerada la primera institución de América Latina en contribuir al C-TAP. El aporte de la Universidad al C-TAP es un recordatorio de que la colaboración entre entidades académicas, organismos internacionales y el sector privado es esencial para afrontar los desafíos de salud pública que enfrentamos como sociedad. Al trabajar juntos y compartir conocimiento, podemos acelerar el desarrollo y la producción de herramientas médicas vitales, asegurando que estén disponibles para las poblaciones que más lo necesitan.


En el marco de la Semana de la Innovación organizada por CONCYTEC (Perú), en colaboración con Inovarte ONG, se celebró un evento que subrayó la importancia del Covid-19 Technology Access Pool (C-TAP) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una plataforma diseñada para compartir tecnologías relacionadas con la detección y combate del Covid-19. En esta ocasión, también se puso de relieve el papel fundamental de la Universidad de Chile como pionera en América Latina, al ser la primera institución en contribuir al C-TAP (transferencia de tecnología y la propiedad intelectual en el sector de la salud).

La colaboración entre la Universidad de Chile y el C-TAP es un ejemplo paradigmático de cómo una institución académica puede marcar la diferencia en el acceso a la propiedad intelectual y la transferencia de tecnología en beneficio de la salud pública. El valioso aporte de esta universidad al banco de tecnologías del C-TAP, ha sido un hito significativo y motivo de celebración no solo para la comunidad universitaria chilena sino también para toda la región latinoamericana.

Durante la conferencia titulada “La propiedad intelectual y la innovación en salud”, Gaspar Morgado, encargado de Innovación Tecnológica de la Universidad de Chile, ofreció un testimonio del compromiso de la institución para promover la innovación y acercar, en este sentido, soluciones a la población. En el taller denominado “¿Cómo depositar y absorber una tecnología en la plataforma C-TAP de la OMS?”, la Universidad de Chile compartió su experiencia en el proceso de incorporar una prueba de diagnóstico de Covid-19 en el C-TAP.

En este escenario es importante mencionar que “Medigen Vaccine Biologics Corp”, el fabricante de la única vacuna contra el Covid-19 de producción nacional en Taiwán, con autorización de uso de emergencia, ha anunciado su asociación con la iniciativa Covid-19 Technology Access Pool (C-TAP) de la OMS. Bajo este acuerdo, Medigen compartirá su tecnología de vacuna, conocimientos y formación de manera global, transparente y no exclusiva con fabricantes de todo el mundo. Esto marca la primera vez que un fabricante de vacunas utiliza C-TAP para proporcionar su patente y experiencia en una vacuna contra virus causante de la pandemia.

El director ejecutivo de la compañía, Charles Chen, enfatizó su compromiso de garantizar un acceso equitativo a su tecnología de vacuna para contribuir a la lucha global contra el Covid-19. Además de Medigen, C-TAP también ha establecido asociaciones con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y la Universidad de Chile para transferir tecnología, materiales y datos clínicos relacionados con esta pandemia. C-TAP se lanzó en 2020 para facilitar un acceso oportuno y asequible a los productos de salud contra el Covid-19 y cuenta con el respaldo de 45 Estados miembros.

El Fondo de Acceso a las Tecnologías de Covid ha anunciado tres nuevos acuerdos de licencia, uno de los cuales incluye a España a través del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La Universidad de Chile también ha participado en estos acuerdos, los cuales tienen como objetivo promover el acceso a tecnologías esenciales en las urgencias pandémicas.

El CSIC ha compartido una segunda licencia para un prototipo de suero anticovid, que incluye visitas, formación y asistencia técnica a los fabricantes receptores, así como cuestiones de calidad y regulación. Además, la OMS ha firmado acuerdos similares con la compañía taiwanesa Medigen Vaccine Biologics y la Universidad de Chile, esta última ha compartido tecnologías para un ensayo de cuantificación de anticuerpos neutralizantes relacionados con Covid-19.

De manera paralela, el Medicines Patent Pool (MPP), organización que se estableció en Ginebra, Suiza, en 2010, con el respaldo de Unitaid, una organización de salud pública de las Naciones Unidas, ha actuado como una plataforma global que busca obtener licencias voluntarias de los fabricantes originales y luego las otorga a quienes las necesitan para aumentar el acceso y el desarrollo de medicamentos “salvavidas” en países de ingresos bajos y medios.

Charles Gore, director ejecutivo del MPP, subrayó la importancia de garantizar el acceso a medicamentos y tecnologías de salud esenciales en la agenda de salud global, agradeciendo a las organizaciones que otorgan licencias al MPP, con la esperanza de que esto inspire a otros innovadores en todo el mundo a llegar a acuerdos de licencia adicionales con el apoyo de C-TAP.

En todo este derrotero de auspiciosas noticias, la Universidad de Chile, como mencionaba al comienzo, es considerada la primera institución de América Latina en contribuir al C-TAP. El aporte de la Universidad al C-TAP es un recordatorio de que la colaboración entre entidades académicas, organismos internacionales y el sector privado es esencial para afrontar los desafíos de salud pública que enfrentamos como sociedad.

Al trabajar juntos y compartir conocimiento, podemos acelerar el desarrollo y la producción de herramientas médicas vitales, asegurando que estén disponibles para las poblaciones que más lo necesitan. En este sentido, la transferencia de tecnología y la propiedad intelectual deben ser enfoques que promuevan la solidaridad y el bienestar global. La Universidad de Chile ha dado un paso adelante en esta dirección, y su contribución al C-TAP es un logro digno de reconocimiento y admiración.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias