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¿Se ha derechizado la sociedad chilena? Un análisis desde las encuestas Opinión

¿Se ha derechizado la sociedad chilena? Un análisis desde las encuestas

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Rodrigo Asún Inostroza
Por : Rodrigo Asún Inostroza Profesor Asociado, Laboratorio de Análisis de Coyuntura Social (LACOS), Departamento de Sociología, Universidad de Chile.
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En primer lugar, desde el estallido social hasta ahora ha ocurrido un cambio copernicano en las demandas de la población. Todas las encuestas muestran cómo hoy en día las demandas por seguridad pública, expresadas como protección contra la delincuencia, el narcotráfico, la inmigración ilegal –que en las encuestas aparece como relacionada con las anteriores–, entre otras, ocupan los primeros lugares en las preferencias de la población, acompañadas en un segundo lugar –y no siempre con la misma claridad– por demandas por el control de la inflación, la pérdida de empleos y el estado de los salarios.


Luego de la publicación de las últimas encuestas de opinión pública y especialmente de la encuesta CEP, hemos podido observar algo de discrepancia a la hora de interpretar sus connotaciones políticas. Esta discrepancia es natural, considerando que es casi inevitable que las encuestas nos brinden una evidencia borrosa y no siempre demasiado precisa de las opiniones, percepciones, expectativas y demandas del grupo encuestado.

Sesgos de muestreo, sesgos en la comprensión e interpretación que hacen las personas de las preguntas, sesgos en las alternativas de respuesta y la clara heterogeneidad de la sociedad chilena, hacen complejo construir una imagen coherente y nítida de su subjetividad predominante. A ello se suma que el voto obligatorio expresado en las urnas ha mostrado en las últimas elecciones importantes diferencias con lo pronosticado por la mayoría de las empresas encuestadoras.

Por lo anterior, me parece que se debe abandonar toda pretensión de seguridad absoluta al momento de interpretar los cambios en la subjetividad política de las personas, a partir de los resultados de las encuestas actuales. Pese a ello, creemos que existen motivos para pensar que sí existen algunas afirmaciones que podemos hacer con cierto nivel de seguridad. Creemos que mirar longitudinalmente las últimas encuestas nos muestra dos transformaciones relevantes acaecidas en los últimos años:

En primer lugar, desde el estallido social hasta ahora ha ocurrido un cambio copernicano en las demandas de la población. Todas las encuestas muestran cómo hoy en día las demandas por seguridad pública, expresadas como protección contra la delincuencia, el narcotráfico, la inmigración ilegal –que en las encuestas aparece como relacionada con las anteriores–, entre otras, ocupan los primeros lugares en las preferencias de la población, acompañadas en un segundo lugar –y no siempre con la misma claridad– por demandas por el control de la inflación, la pérdida de empleos y el estado de los salarios.

En cambio, bajan –sin por ello dejar de estar entre los lugares relevantes– las demandas por educación, salud y previsión, que alcanzaron preeminencia inmediatamente después del estallido social y se mantuvieron en esas posiciones por algunos meses de 2020.

La segunda transformación de los últimos tiempos es de más larga data y se puede observar en la siguiente figura: mirando las más largas series de encuestas que es posible analizar, es factible constatar que a lo largo del siglo XXI ha tendido a aumentar (en forma oscilante, pero persistente) la cantidad de personas que consideran que la sociedad chilena está estancada o en decadencia y su economía está en la misma situación.

Esta percepción hoy en día parece claramente consolidada y mayoritaria, transmitiendo la imagen de una población notoriamente preocupada y con cierta sensación de vivir una crisis social, aunque de momento no tan claramente personal, ya que los niveles de respuesta a estos temas mejoran cuando se les pregunta a las personas por sus propias situaciones.

En este marco, la encuesta CEP (y otras encuestas realizadas el año 2023) muestran evidencia menos clara –pero a mi parecer consistente– de un cierto grado de derechización de la sociedad chilena. Por ejemplo, en el siguiente gráfico podemos ver cómo la encuesta CERC/MORI realizada en los primeros meses del presente año, muestra que la autoclasificación política de la población en las habituales escalas de 1 a 10, donde 10 expresa una posición de extrema derecha, ha aumentado de valor en la medición de 2023, igualando el valor observado solo al comienzo de la serie, el año 1987.

Un dato similar podemos encontrar en la reciente encuesta CEP, donde se puede apreciar una subida –leve pero notoria– de las personas que se clasifican en las puntuaciones más hacia la derecha, las que llegan a alcanzar, por primera vez desde 2017, a quienes se clasifican en las puntuaciones más de izquierda.

Por supuesto, se puede criticar esta forma de medir la posición política y anotar que un problema crucial de ellas es que una parte importante de la población no se clasifica, especialmente en un contexto de pérdida de confianza en los partidos e instituciones políticas, pero a este respecto la última encuesta CEP muestra que justamente desde el estallido social ha aumentado fuerte y sorpresivamente la proporción de población que se identifica con algún partido político, como se observa en la siguiente figura:

Ahora bien, revisando la identificación con cada partido, es posible notar que el gran causante de este aumento es la adhesión al Partido Republicano, que se transforma con diferencia en el partido que genera más identificación o simpatía.

Evidentemente esta tendencia hacia la derecha es relativa en su magnitud, puesto que las encuestas también reflejan un predominio de las posiciones moderadas y de centro, pero tampoco se puede negar que el peso relativo de las posiciones de derecha se ha incrementado en los últimos años, sobre todo frente al peso relativo de las posiciones de izquierda. Por otro lado, se puede argumentar que este cambio es una especie de efecto de halo de la demanda por seguridad pública, considerando que en los discursos políticos en Chile, habitualmente, los partidos de derecha construyen un discurso más afín a responder a esta demanda.

A este respecto la encuesta CEP brinda variada evidencia de un cambio cultural hacia las demandas de orden público: el aumento sostenido en la confianza en las Fuerzas Armadas y policiales, el predominio de la demanda por un gobierno firme en vez de preocupado por los derechos de las personas, el aumento –aunque aún minoritario– de la demanda por políticos que defiendan sus posiciones en vez de buscar acuerdos y la mayor valoración del orden público respecto de las libertades públicas y privadas que muestra la siguiente figura, son algunos ejemplos de lo anterior.

A mi modo de ver, efectivamente la demanda por orden público y seguridad ciudadana tiñe hoy en día y en distinto grado casi todas las demandas, posiciones y percepciones de la mayoría de la población. En este marco, no es extraño que se observe el señalado aumento en las posiciones políticas de derecha. No obstante, no tenemos evidencia respecto de si este cambio en las subjetividades será transitorio o será parte de un ciclo más largo, así como tampoco sabemos si disminuirá automáticamente cuando disminuya la demanda por orden público. Es posible pensar que las raíces de este cambio también estén imbricadas en la sensación de preocupación y estancamiento social y económico de que hablamos, como uno de los signos de la opinión pública estos últimos años.

Al respecto, me parece posible hipotetizar que nos encontramos frente a una población altamente preocupada e insegura, por lo que incluso la demanda de orden público puede verse, no solo como un fenómeno autónomo producto del aumento de ciertos delitos o de la violencia delictual –o de la manera en que los medios representan esa realidad–, sino como derivado parcialmente de esta sensación extendida de inseguridad y preocupación social.

En este marco de razonamiento, se puede agregar que el estado de preocupación social parece estar bastante diversificado temáticamente e incluir en su interior no solo a las demandas por orden público, sino también a aquellas que fueron desplazadas por estas: las demandas por cambios en los sistemas de previsión y salud, que en términos de preocupaciones siguen estando presentes en la subjetividad de la población.

En suma, respondiendo a la pregunta que se formula en el título de este documento: ¿Se ha derechizado la población chilena?, a mi parecer la respuesta es que sí, pero que está por verse si este fenómeno es solo un efecto de la sensación de inseguridad delictiva o se constituirá en un proceso de más largo plazo, quizá asentado en experiencias de inseguridad en la vida social más amplias y posiblemente relacionadas con las condiciones materiales de vida y la evolución de la economía del país, más que solamente en la delincuencia.

En cualquier caso, también es importante acotar que la derechización que observamos parece ser solo parcial y relativa, puesto que en la mayor parte de las preguntas siguen siendo mayoritarias las posiciones mixtas, moderadas o de centro, como se muestra claramente en ámbitos tan distintos como la adscripción a posiciones políticas de izquierda o derecha, o la preferencia por sistemas mixtos (privados y públicos) de salud y previsión social.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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