Quedan todavía normativas que delinear, pero muchas de las bases de un enfoque de género parecen no estar siendo incluidas y no tienen mucha esperanza de aparecer. Es más: la misma violencia de género todavía no ha sido reconocida en el proyecto. Podrán decir de que queda tiempo, por lo que potencialmente se pudieran incluir algunas propuestas en el texto, sin embargo, ya existen artículos que muestran el conservadurismo en este aspecto. Actualmente, el ejemplo más claro es la protección de la vida de quien está por nacer, normativa que podría generar un retroceso en la actual Ley de Aborto en tres causales.
Durante este proceso constitucional han ocurrido diversas situaciones que constituyen un peligro para la igualdad de género en el país, desde hechos más específicos relacionados con la violencia de género, como la renuncia de Aldo Sanhueza al cargo de consejero, debido a una denuncia de abuso sexual, o las múltiples recriminaciones hacia Carlos Solar por acoso sexual, hasta aquellas problemáticas más de fondo, como la reciente aprobación de la norma que protege “la vida de quien está por nacer”.
Estos hechos resultan graves, ya que justamente los consejeros están delineando las bases del país, las cuales necesitan un enfoque de género, pues abarcan temas tan diversos como derechos reproductivos, igualdad ante la justicia, representatividad política, entre otros.
La profesora de derecho constitucional María Concepción Torres Díaz, en una investigación académica, examinó la forma en que se representa a las mujeres en diferentes constituciones, para así mostrarnos cómo existen ciertas temáticas mínimas que deben estar en una Carta Magna, pensando en que esta realmente busque oponerse a la violencia de género. Principalmente resalta cuatro áreas:
Primero está el reconocimiento de la violencia de género, lo cual permite un mejor abordaje jurídico, ya que cuando se evidencia en el texto la obligación del Estado de combatir esta violencia reconocida, se le insta a actuar en pos de este objetivo específico, ya que no hacerlo sería inconstitucional.
En segundo lugar, afirma que es importante reconocer que existe una desigualdad en el aspecto laboral y de cuidados y que, al igual que en el primer caso, el Estado debe combatir esta injusticia, ya que en muchas ocasiones termina delegándose el trabajo de cuidados a las mujeres para permitir el trabajo del hombre, sin que existan facilidades en la legislación laboral para complementar trabajo y cuidados, por lo que existen reconocimientos que pueden ayudar a cambiar esta legislación, por ejemplo, el reconocimiento del cuidado de niños como una actividad que debe ser respetada en el mundo laboral
También afirma, en tercer lugar, que existen constituciones que reconocen específicamente la violencia en su área doméstica y establecen organismos protegidos constitucionalmente para proteger y acompañar estos casos, especialmente en países con altos índices de esa clase de violencia en específico.
Por último, para la autora resulta fundamental proteger constitucionalmente ciertos tratados internacionales relacionados con problemáticas de género, los cuales sin esta protección podrían ser ratificados o derogados según el gobierno de turno, por lo que al protegerlos constitucionalmente se permite establecer un ordenamiento jurídico que aborde integralmente y durante el tiempo la desigualdad de género.
Cuando vemos el actual proceso constitucional, podemos observar que existe una representación igualitaria entre mujeres y hombres, sin embargo, esto no significa que existan garantías para los derechos de las mujeres a nivel constitucional.
De hecho, a pesar de esta equidad de género a nivel de representación, es factible apreciar que esta representación proviene de un sector bastante conservador en cuanto a temáticas de género se refiere, los 11 escaños de la derecha tradicional (Chile Vamos) y 22 de la extrema derecha, el Partido Republicano. En este caso, se corresponde la ideología representada por los consejeros con la ideología que parece adoptar el texto, pues vemos que dentro del consejo las problemáticas de género están empezando a tomar un valor más conservador, lo cual deja claramente desplazadas las medidas que buscan apoyar una mayor igualdad, quedando desprotegido un buen sector de la población.
Sin embargo, si se adoptara un enfoque de género, diferentes leyes y políticas públicas podrían ser apoyadas, pero en este caso puede que incluso existan retrocesos para la sociedad chilena.
Quedan todavía normativas que delinear, pero muchas de las bases de un enfoque de género parecen no estar siendo incluidas y no tienen mucha esperanza de aparecer. Es más: la misma violencia de género todavía no ha sido reconocida en el proyecto. Podrán decir de que queda tiempo, por lo que potencialmente se pudieran incluir algunas propuestas en el texto, sin embargo, ya existen artículos que muestran el conservadurismo en este aspecto. Actualmente, el ejemplo más claro es la protección de la vida de quien está por nacer, normativa que podría generar un retroceso en la actual Ley de Aborto en tres causales.
Estemos atentos. Muchos más ámbitos pueden peligrar si el Partido Republicano sigue “pasando máquina”, creando una Constitución anclada en una mayor desigualdad que la que se busca alcanzar e, incluso, mayor a la que ya existe.