Jefe de la patrulla fronteriza estadounidense confirmó la detención del sujeto, agregando que tiene antecedentes por homicidio y robo. Ya en mayo una periodista de Estados Unidos había advertido que –según agentes federales– había sujetos del Tren de Aragua infiltrados entre los muchos inmigrantes que duermen a las afueras de una iglesia católica en El Paso, Texas.
Durante varios meses, distintos trascendidos indicaban que el Tren de Aragua había comenzado su expansión hacia Estados Unidos, especialmente hacia ciudades como Miami o Nueva York, pero también en Texas, el principal foco de emigración desde México hacia Estados Unidos.
De hecho, la periodista Anna Giaritelli reportó en mayo de este año, por su cuenta de X (antes Twitter), que agentes federales que monitorean la situación que ocurre en las afueras de la iglesia del Sagrado Corazón (Sacred Heart) en El Paso, donde hay un campamento con cerca de 2.500 migrantes, le dijeron que “algunas de las personas durmiendo en las calles eran miembros confirmados del Tren de Aragua, una pandilla que emergió en la cárcel venezolana de Tocorón”.
Sin embargo, la primera confirmación de la posible presencia de dicha organización criminal se produjo este martes, cuando Jason Owens, jefe de la patrulla fronteriza de Estados Unidos, informó también, por medio de la misma red social, que agentes de dicha entidad (USBP, por sus siglas en inglés) habían detenido en la ciudad texana de El Paso a un ciudadano venezolano, “que es sospechoso de ser miembro del grupo Tren de Aragua“, agregando que se trata de alguien que “fue encarcelado por homicidio y robo en su país natal“.
Aunque Owens no dio a conocer el nombre del sujeto, sí publicó una foto de su rostro y, además, el acercamiento a dos de sus tatuajes, algo que el norteamericano realizó con un fin muy específico (aunque no lo dice): ver si alguien más posee información acerca de los dibujos que exhibe, que en el mundo carcelario son verdaderos mapas que revelan la pertenencia (o no) a determinados grupos y la categoría que se posee al interior de ellos.
En el caso de este sujeto, Owens adjuntó dos fotos, además de la de su cara. En la primera de ellas se aprecia una corona de 10 puntas (al parecer), flanqueada por dos estrellas pequeñas, una a cada lado.
Fuentes conocedoras del Tren de Aragua en Chile indicaron a El Mostrador que las estrellas son clásicas del ambiente carcelario venezolano, pero que la corona se ha observado en algunos casos de sujetos de nivel medio-alto al interior del Tren de Aragua.
Por cierto, en Chile se ha detectado también a varios miembros de esta organización con tatuajes semejantes. Acá también se ha encontrado a varios individuos que utilizan como tatuaje un fusil AK-47, a veces acompañado de una o dos calotas (todo lo cual indica un mayor rango al interior de la organización).
Trascendió que las autoridades estadounidenses incautaron un smartphone al sujeto y que estarían revisando sus eventuales conexiones con otros países, incluido Chile.
Aunque la detención se produce con posterioridad al ataque del gobierno venezolano contra la cárcel de Tocorón y la fuga de allí de Héctor “Niño” Guerrero, todo indica que la presencia del grupo criminal en El Paso (ubicada al frente de la mexicana Ciudad Juárez) es anterior a eso y tiene que ver con la crisis migratoria que se está viviendo allí y que, manteniendo las distancias, no es muy distinta de la que se vivió entre Chile y Bolivia en plena pandemia, y que fue aprovechada por el Tren de Aragua para instalarse en Colchane y convertirse en el ente criminal predominante en lo que respecta a tráfico de personas. Esto, pues –como lo saben todos quienes investigan este fenómeno– ese es el principal giro de negocios de esa organización depredadora: traficar a seres humanos.