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“Quien se atreve, gana”: el triunvirato debe enfrentar el dilema moral en la guerra contra Hamás Opinión

“Quien se atreve, gana”: el triunvirato debe enfrentar el dilema moral en la guerra contra Hamás

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Rubén Segura F.
Por : Rubén Segura F. General de División (R), ex Subjefe del Estado Mayor del Ejército de Chile y exdirector del Centro de Estudios e Investigaciones Militares (CESIM)
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Cada decisión en el nivel político estratégico de los líderes de un Estado, así como su implementación y decisiones operacionales por el militar que tiene la responsabilidad de la conducción estratégica de las fuerzas de combate, conlleva dilemas morales.


El mundo tiene sus ojos y corazones en el Medio Oriente, específicamente en la denominada Tierra Santa, después de las desgarradoras imágenes que nos han llegado por el ataque barbárico a Israel realizado por la facción militar del grupo político-terrorista Hamás, donde se masacró a civiles desarmados, incluidas mujeres, niños, ancianos y discapacitados, agravando la evidente maldad en su acción con el secuestro de civiles y soldados para mantenerlos en Gaza como rehenes, en condiciones de amenaza permanente a su integridad física, sicológica y finalmente la alta probabilidad de perder sus vidas.

Ante esta situación de amenaza a su población, Israel anunció a los pocos días la formación de un gobierno de emergencia, en el que participa el principal partido de la oposición para liderar sus operaciones de guerra contra Hamás, mientras continúan los masivos bombardeos de represalia contra la Franja de Gaza, afectando también a la población de ese Estado palestino.

El establecimiento de este “gabinete de gestión de la guerra”, tiene particularidades, ya que se compone de tres miembros. Estos son: el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu; el ministro de Defensa, Yoav Gallant; y el exministro de Defensa Benny Gantz, que hoy lidera un partido opositor. Los tres integrantes comparten su pasado militar en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

Por su parte, Netanyahu fue un líder de equipo de fuerzas especiales comando de la Sayeret Matkal, unidad de élite creada en 1957 a partir de las brigadas paracaidistas Sayeret y la rama de Inteligencia del FDI. Sus operaciones principales son el contraterrorismo, el reconocimiento y la Inteligencia militar. Su lema es “Quien se atreve, gana”. En esta área, ya tiene un pasado de enfrentamientos a grupos palestinos:

• En Jordania (1968) contra la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) en la Operación Infierno o Batalla de Karameh.
• En el Líbano (1968) contra el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), con sede en el Líbano, en la “Operación Regalo”, como represalia por el ataque al vuelo 253 del avión de pasajeros israelí El Al, donde se asesinó a un pasajero dos días antes por parte de los terroristas.
• En Israel (1972) contra el grupo terrorista palestino Septiembre Negro, en la operación de rescate del secuestro del Vuelo 571 de Sabena, durante la cual recibió un disparo en el hombro.
• En 1978 fundó el Instituto Antiterrorista Yonatan Netanyahu, con el nombre de su hermano, quien murió liderando la operación de rescate de rehenes israelitas de terroristas palestinos en Entebbe, Uganda.

Yoav Galant, el actual ministro de Defensa, fue integrante de la unidad Shayetet 13, comandos de fuerzas especiales de la armada, y posteriormente se integró al ejército, habiendo llegado al grado de Mayor General. Participó en las campañas de la Segunda Guerra del Líbano (2006) contra Hezbolá y en la Operación “Plomo Fundido” contra el grupo Hamás en la Franja de Gaza (2008-2009)

El opositor Benny Gantaz, en tanto, es un ex Ramactal (Comandante en Jefe de las FDI). Estuvo al mando en combate contra facciones palestinas en territorio de la Franja de Gaza durante las campañas de la “Operación Pilar Defensivo” (2012) y “Operación Margen Protector” (2014).

El objetivo político estratégico que se ha entregado al conductor estratégico militar de la guerra fue “negar la capacidad militar de Hamás, con el propósito de asegurarse de que no tenga ninguna capacidad militar para llevar a cabo ningún ataque contra Israel o representar una amenaza para nuestros civiles”; esto es, destruir las capacidades terroristas de Hamás.

En el mismo sentido, la semana pasada el embajador de Israel ante las Naciones Unidas, Gilad Erdan, dijo en una entrevista a CNN que la prioridad del país es “eliminar las capacidades terroristas de Hamás” y añadió que la presencia de rehenes en Gaza “no nos detendrá ni nos impedirá hacer lo que tenemos que hacer para asegurar el futuro de Israel”.

En consecuencia, este neotriunvirato Netanyahu-Galant-Gantaz enfrentó lo que se conoce como un dilema moral, una situación real o hipotética, en la que debemos elegir un curso de acción en medio de dos o más alternativas en conflicto, sin que ninguna de ellas resulte del todo aceptable o rechazable desde un punto de vista moral. Las alternativas de este dilema moral que podemos enumerar, con la información disponible, son las siguientes:

Curso de Acción 1: atacar y destruir la infraestructura crítica, liderazgo y tropas de Hamás, sabiendo que existe una alta probabilidad de daño colateral a la población civil palestina y de dañar a los propios israelitas secuestrados.

Curso de Acción 2: evacuar a la población civil palestina del área de operaciones para atacar y destruir la infraestructura crítica, liderazgo y tropas de Hamás sin restricciones, sabiendo que existe una alta probabilidad de dañar a los propios israelitas secuestrados.

La evidencia disponible indica que seleccionaron el Curso de Acción 2. Sin embargo, esto abre un nuevo dilema moral, ahora frente a la opinión internacional, la comunidad israelita y en particular a la de los familiares de los civiles y soldados secuestrados y mantenidos como rehenes por Hamás en la Franja de Gaza.

Curso de Acción 2.1: terminado el plazo de evacuación de civiles palestinos, atacar y destruir la infraestructura crítica, liderazgo y tropas de Hamás sin restricciones, con una alta probabilidad de que resulten muertos los israelitas secuestrados, ya sea a mano de los captores, o por la acción del fuego propio.

Curso de Acción 2.2: terminado el plazo de evacuación de civiles palestinos, atacar y destruir parte de la infraestructura crítica, liderazgo y tropas de Hamás y aceptar una negociación a través de un tercero (Egipto, Jordania, Cruz Roja, ONU, etc.), con el propósito de rescatar a los rehenes que aún están vivos, o sus cuerpos, en caso de que haya fallecidos.

En el Curso de Acción 2.1 es donde se encuentra la mayor carga emocional de represalia y venganza, con mayor énfasis en lo irracional por los hechos vividos al término del Sucot, que mueven las mentes y corazones de una población israelí dolida y ofuscada por la afrenta recibida. Sin embargo, conlleva el alto precio de condenar definitivamente a la muerte (si no son antes ubicados y rescatados), a los rehenes israelitas, junto con infligir muerte y destrucción colateral a parte de la población civil de la Franja de Gaza que no quiso o no pudo evacuar la zona.

Por otra parte, el Curso de Acción 2.2. posee igual una gran carga emocional, pero con un componente racional, que puede dar una salida negociada del estado actual de la guerra, salvando la vida y recuperando los cuerpos de los rehenes israelitas, evitando mayor sufrimiento a la población civil palestina, pero pagando el alto precio de la afrenta recibida, seguramente liberar miles de presos palestinos de cárceles en Israel, y dejando una infraestructura y capacidad militar remanente en Hamás, quienes coronarán como héroes a los terroristas sobrevivientes y mártires a los muertos en la guerra.

De esta forma, podríamos continuar en el análisis, desglosando el Curso de Acción 2.2, buscado el dilema moral en el tipo de negociación, sus parámetros, los máximos y mínimos, etc. Sin embargo, al final cada curso de acción que se elabore siempre llevará adosado sufrimiento y destrucción para la población civil en ambos lados de la frontera entre Israel y la Franja de Gaza.

Para el neotriunvirato Netanyahu-Galant-Gantaz, al que pareciera que aún lo guía el lema de las fuerzas especiales de Israel “Quien se atreve, gana”, seguramente se encuentran enfocados exclusivamente en la destrucción de la capacidad militar de Hamás para siempre, pero ¿será eso realmente posible?

Hay que considerar que el liderazgo político de Hamás está en lugares que se denominan Safe Haven (lugar de refugio seguro), fuera del área de operaciones de la guerra (no quiere decir que no estén al alcance de los servicios de inteligencia israelíes que los seguirán hasta la eternidad), pero la pregunta es ¿qué se pretende ganar?, una porción temporal de paz hasta la próxima guerra, o quizás eliminar las guerrillas que activan las guerras proxy que sirven a los propósitos de Irán, el real y mayor adversario de Israel, y de ser así, ¿podría ser una demostración de fuerza tal que disuada a sus enemigos por años o décadas?

La respuesta a cada interrogante está en desarrollo y sus efectos se verán mucho tiempo después. Lo relevante es tener presente que cada decisión en el nivel político estratégico de los líderes de un Estado, así como su implementación y decisiones operacionales por el militar que tiene la responsabilidad de la conducción estratégica de las fuerzas de combate, conlleva dilemas morales, los que son en esencia los que permiten argumentar a la opinión pública interna, como a la comunidad internacional y a su sistema de gobernanza vigente, si se está en la vereda de la legítima defensa ante una agresión no provocada, como también que el actuar en la defensa se encuadra en el derecho internacional de los conflictos armados y puede, conforme a las regulaciones de la guerra, ser clasificada de una guerra justa.

Al respecto, la situación actual de la guerra en Gaza es un desafío complejo para Israel, que no parece tener salida actualmente, ya que el grupo terrorista Hamás, que atacó primero, tiene una visión de su causa como una causa justa, en contra de enemigos que, según la perspectiva de cada uno, los han atacado primero.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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