Los dirigentes son responsables grandes de toda esta debacle, con una mirada egoísta y cortoplacista, para solo pensar en la plata que les ingresa por el canal de transmisión y poder tener la venia de algún representante para vender un futbolista. Ahí está gran parte del problema.
Eduardo Berizzo ingresó a la sala de prensa con la idea fija de dar un paso al costado. Habló y fue claro: “Me di cuenta de que no puedo darle vuelta a la situación”. Fue honesto y directo. Agradeció y partió.
Si miramos los números del argentino, claramente son deficientes. Su rendimiento no supera el 35%. De local, logró cinco de nueve posibles. De visita, se cayó en Uruguay y Venezuela.
Pero la invitación es a salir del análisis numérico y mirar el fondo. Berizzo nunca logró darle un sello a un equipo, que viene hace rato herido y cuestionado por el proceso de recambio. Y es ahí tal vez uno de los puntos más críticos de todos quienes han llegado a Pinto Durán, tras la salida de Sampaoli. Convivir con las glorias –bien merecidas– de la generación dorada y el recambio que se debió ir dando a la par de estos prestigiosos jugadores, que en esos momentos aún estaban en el peak de sus carreras. ¿Por qué no se hizo? Esa es la pregunta clave para entender lo que estamos viviendo hoy.
Berizzo es responsable de no darle una idea de juego sostenida al equipo. De eso no hay duda, solo algunos pasajes ante Colombia y a no engañarse con la victoria ante Perú, que hoy es el colista de la lista. Esa parte técnica es toda del rosarino y así lo asumió al momento de la despedida, sin buscar excusas en otros lados. Valiente y honesto.
Pero Berizzo no es el único responsable. Veamos la radiografía del momento de nuestros principales jugadores. Hoy militan en ligas y equipos de segundo orden, salvo dos o tres. El resto, haciendo camino al andar y que, a la hora de defender a Chile, quedan al debe. La materia prima que hay claramente no es del nivel que tuvimos y no es responsabilidad de ellos, porque no se les entregan las herramientas básicas para su desarrollo.
Los dirigentes son responsables grandes de toda esta debacle, con una mirada egoísta y cortoplacista, para solo pensar en la plata que les ingresa por el canal de transmisión y poder tener la venia de algún representante para vender un futbolista. Ahí está gran parte del problema. Es una clase dirigencial inexperta, que no sabe ni entiende la actividad, que solo mira las arcas a fin de mes.
Todos estos factores los veníamos anticipando en distintas columnas y lo de anoche fue la ratificación de que Berizzo fue una víctima más de una institucionalidad que no sabe tomar decisiones y que tiene el foco en otra cosa.
Este equipo tiene opciones de crecer más en el juego. Por ahora no se ven luces que puedan alimentar una esperanza. Siento que Chile no tiene muchos más argumentos para discutir la pelea de la clasificación. Berizzo lo había advertido unos días antes de Paraguay, sentía que estaba más afuera que adentro. Y creo, con opción de equivocarme, él sintió que no había mucho más que ofrecer y poder obtener.
Fue honesto.