Vivimos un momento delicado como país, debemos pensar en la gente y no en ideologías.
“Cada día es más difícil acceder a la casa propia”, “en Chile ya sólo se puede ser arrendatario”, dos frases que hace meses se están repitiendo en los medios de comunicación y que son una muestra de la preocupante situación económica que golpea a nuestro país y que el Gobierno no ha sabido enfrentar.
Según cifras de Activo Más Inversiones sólo 1 de cada 6 chilenos logra acceder a un crédito hipotecario, cuestión que es clave para que cualquier persona pueda comprar su vivienda. El Gobierno que decía que iba a traer la dignidad al parecer se ha olvidado que una de las cosas más importante para cualquier ser humano es tener un techo donde vivir. Sin duda, una paradoja para quienes hablaron tanto de las diferencias que existían en Chile y que en vez de acortarlas finalmente solo las han agrandado.
Hace un mes, el Presidente Gabriel Boric presentó un proyecto que busca reactivar el mercado inmobiliario y que consiste en la entrega de 1 millón de pesos de subsidio anual por 5 años, el objetivo es sacar del stock las 100 mil viviendas que están disponibles en el país y que aún no pueden ser habitadas. Sin embargo, en comunas como Recoleta o Estación Central, hay edificios listos para ser entregados, con sus departamentos vendidos y con compradores con créditos hipotecarios aprobados, pero sus alcaldes por sesgos ideológicos no quieren cursar la recepción final, sin darse cuenta que dañan a familias que deben seguir viviendo de allegados o que, simplemente, deben gastar lo que podrían invertir en su dividendo en arriendo.
¿Qué pasa entonces en el oficialismo?, al parecer La Moneda no logra alinear ni a sus parlamentarios, ni tampoco a sus alcaldes, porque nadie está ayudando en cumplir la meta de vivienda que se autoimpuso el Ejecutivo durante su administración, una cuestión que es grave ya que no estamos hablando de cualquier bien, sino del lugar en el que las familias hacen su historia, crecen sus hijos, es el lugar donde se sienten seguros, pero que para muchos de la izquierda es más fácil dejarlo solo en un discurso y no convertirlo en hechos.
Vivimos un momento delicado como país, debemos pensar en la gente y no en ideologías. Este Gobierno ve al empresariado como un enemigo, sin embargo, deben entender que es importante trabajar en conjunto para hacer crecer el país. ¿Por qué no pensar en una alianza público privada para reactivar la industria?, por ejemplo, en viviendas sociales terminar con los obstáculos de mercado de suelo y no solo reconocer la incoherencia de la permisología en Chile sino apurar el tranco para corregirla, porque es esto lo que está matando los proyectos de inversión.
Debemos actuar con medidas para ayudar a quienes hacen bien las cosas, a quienes postulan, a quienes acuden a los bancos, a las personas que trabajan y quieren contribuir al país, porque muchos van a optar por saltarse la fila, por ir a campamentos, por la toma irregular y eso no puede ser avalado. Es hora de que en Chile relegitimemos la alianza público- privada, que avancemos y no retrocedamos en materia de derechos sociales, pero para aquello el Gobierno debe actuar y no solo dejar en el discurso la dignidad porque solo así el sueño de la casa propia dejará de ser una ilusión y pasará a convertirse en realidad.