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Industria sanitaria en 2023: logros y lecciones Opinión

Industria sanitaria en 2023: logros y lecciones

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Lorena Schmitt
Por : Lorena Schmitt Presidenta Ejecutiva Andess
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Otro ejemplo concreto que debe llevarnos a pensar cómo enfrentar los nuevos escenarios son los “otros” fenómenos que derivan del cambio climático, como son los voraces incendios forestales en las zonas periurbanas.


Se acaba 2023 y, como todos los años, es momento de hacer balances, reflexionar sobre lo que vivimos y visualizar los desafíos que traerá el nuevo año. La industria del agua potable y el saneamiento no está ajena a esta reflexión, y los últimos 12 meses nos invitan a mirar dónde estamos, hacia dónde queremos ir y cómo nos estamos relacionando con un entorno cada vez más cambiante desde el punto de vista social y medioambiental.

Si bien este invierno fue el más lluvioso de los últimos 15 años, superando incluso el promedio de los últimos 50, es necesario entender que la escasez hídrica no ha terminado y, por lo tanto, no debemos bajar la guardia. Por lo mismo, recibimos con satisfacción los resultados del estudio de percepción que realizamos en conjunto con Criteria, el cual arrojó que el 93% de las personas estima necesario seguir cuidando el agua pese a haber tenido un año con abundantes lluvias, y considera a su vez que la sequía sigue presente en nuestro país. Con ese mismo entusiasmo, miramos cómo los planes de inversión de las empresas de agua potable y saneamiento siguen incrementando sus montos y sus obras, pensando en cómo enfrentar el nuevo escenario hídrico no de acá al corto plazo, sino pensando en las próximas décadas.

A pesar de lo anterior, no podemos dejar pasar los enormes desafíos que nos plantea el mismo estudio: el 77% considera que en Chile no hay conciencia respecto a la crisis hídrica y sus consecuencias (en especial la sequía), y son los segmentos más jóvenes de la población los que están menos dispuestos a modificar sus conductas para contribuir a solucionar el problema.

Otro ejemplo concreto que debe llevarnos a pensar cómo enfrentar los nuevos escenarios son los “otros” fenómenos que derivan del cambio climático, como son los voraces incendios forestales en las zonas periurbanas (que vivimos en carne propia en febrero y en los cuales como industria pusimos todos nuestros recursos económicos y técnicos para ayudar); las inundaciones o las lluvias en altura en épocas en las que no estamos acostumbrados (las cuales este año amenazaron con la posibilidad de cortar el agua potable, pero que gracias a las inversiones de los últimos años se pudo contener de la mejor manera), entre otras.

Dado que este tipo de episodios no solo son cada vez más comunes, sino además más extremos, la señal es clara: el contexto cambió y debemos ser capaces de enfrentarlos.

También es claro que todas las industrias están sujetas a enfrentar emergencias. La clave es estar preparados y coordinados, pues más que nadie entendemos lo vital que resulta el agua potable en la vida humana. Por lo mismo, el prepararse para enfrentar y abordar las emergencias es un camino constante, exigente y en el que no podemos detenernos.

¿Cómo miramos entonces hacia el futuro? El desafío es enorme y estamos convencidos de que para seguir avanzando debemos tomar el camino que tanto éxito nos ha traído en los últimos 30 años como industria: la colaboración público-privada.

Este 2023 no ha hecho más que reconfirmar que un trabajo conjunto entre todas las esferas de la sociedad es decir, el Estado a través de la regulación y las leyes; las empresas, realizando las inversiones necesarias, las personas con un entendimiento social de la problemática, y la sociedad civil en su conjunto nos llevará a pensar una sociedad que sepa cómo enfrentar la problemática hídrica y medioambiental en el mediano y largo plazo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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