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El negocio del fútbol chileno Opinión

El negocio del fútbol chileno

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Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Si bien algunos directivos defienden a ultranza la medida, con datos y cifras, el fútbol no es eso. No es una hoja de Excel. El fútbol requiere de aportes y jugadores que entreguen algo más que firmar una planilla o entrenar todos los días.


La decisión de tener seis extranjeros para la temporada de este año en el fútbol chileno ha generado dudas y, especialmente, molestia, partiendo por el SIFUP, que ya declaró públicamente que, ante esta medida, difícilmente se pueda iniciar la temporada pactada para el 11 de febrero.

Se trata de una determinación que hasta el día de hoy no cuenta con un respaldo técnico o futbolístico para entender por qué el afamado y todopoderoso Consejo de Presidentes aprobó esta medida. Fue un criterio claramente comercial o, mejor dicho, apuntado al negocio, un negocio de mover a jugadores del corral de los representantes, quienes sin aparecer en primera línea están enquistados en la mayoría de los equipos. En otras palabras, la famosa multipropiedad, la que la ANFP ha reiterado que no existe, pero todos sabemos que opera desde las sombras o con fachadas.

Es cosa de revisar el nivel de extranjeros que han llegado a nuestro fútbol durante las últimas temporadas, desde técnicos que llegan a hacer la práctica, literalmente, y que reciben a jugadores de niveles más que cuestionables.

Y es que, inevitablemente, el ejercicio de la memoria nos lleva a la década de los 90. En ese tiempo llegaron jugadores de la jerarquía de Marcelo Espina, Emerson, Leo Rodríguez, Néstor Gorosito, Alberto Acosta, Superman Vargas, Marcelo Fracchia, Álvaro Peña, Marco Antonio Etcheverry, etc., jugadores seleccionados de sus países y en momentos óptimos de su carrera. Aportes totales.

Está claro que nada se puede hacer contra el mercado brasileño o contra la vidriera que significa Argentina, pero en los últimos años las ligas de Paraguay, Ecuador y Colombia, incluso Perú, pueden aportar y llevar a jugadores con más cartel.

A Chile están llegando hace mucho rato extranjeros que son parte de grupos de representantes, que ya tienen injerencia en los clubes. Y no es nada contra los deportistas, que válidamente buscan y tienen su oportunidad de buscar libremente trabajo, pero la pregunta es qué tipo de exigencias colocamos para que los que lleguen sean aportes reales.

Si bien algunos directivos defienden a ultranza la medida, con datos y cifras, el fútbol no es eso. No es una hoja de Excel. El fútbol requiere de aportes y jugadores que entreguen algo más que firmar una planilla o entrenar todos los días, jugadores que trasciendan y ayuden a crecer a los nuestros.

Esta medida tiene muchas aristas negativas y seguramente ese precio lo vamos a evidenciar una vez más a nivel internacional y especialmente en las selecciones menores. Las oportunidades para jugadores jóvenes se volverán más escasas, pero como a los dirigentes poco les importa lo deportivo, sino que lo comercial, estamos destinados a penurias, una vez más.

Así funciona el negocio.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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